My first love is you.

Capítulo único: MI PRIMER Y FRACASADO AMOR.

Muchos dicen que el primer amor nunca se olvida, yo no podría decir lo mismo, ya que yo a mi primer amor no lo puedo recordar, mucho menos lo puedo reconocer.

Lunes, 3 de septiembre de 2007.

Aquella mañana me observé en el espejo, apenas tenía cinco años y medía 100 centímetros, lo sé era muy pequeña, llevaba puesta el uniforme de la escuela, una blusa color blanco, sobre ésta traía un suéter de color rojo con el logotipo de la escuela, además traía puesta una falda plisada de color negro, medias blancas y zapatos negros muy bien lustrados. Sonreí al verme vestida tan formalmente contando con tan solo cinco años, no me había hecho a la idea de lo que era ir a una escuela, era mi primer día y estaba muy nerviosa.

—Irás a un lugar lleno de niños de tu misma edad —me dijo mi madre mientras me peinaba y me observaba mediante el espejo.

Asentí con la cabeza y sonreí, era una niña muy diferente a los demás, no me gustaba hablar, un niño de cinco años juega, yo prefería ver a los demás lo que jugaban, pero no jugar.

Mi madre me llevó a ese lugar en el que en un principio me gustaba, pero conforme pasaba el tiempo lo empezaba a evitar.

En cuanto crucé por la puerta de entrada había dos profesoras que daban la bienvenida a los niños, era la inauguración así que dejaban pasar a los niños acompañados de los padres. Mi madre se encontró con un vecino del barrio que venía acompañando a su nieto, ya que la madre del niño no había podido asistir, aquel niño era mucho más extraño que yo, su nombre era Gustavo, a él tampoco le gustaba hablar y tampoco jugar, pero tenía algo más que no encajaba y que jamás encajó, sin embargo, hicimos una amistad algo extraña, pero al fin y al cabo una amistad.

Al día siguiente me di cuenta que ese mundo al que me estaba inmiscuyendo no era de lo más agradable, en un principio al pasar por la puerta de entrada vi a varios niños que lloraban y gritaban ya que sus padres los estaban “abandonando” según ellos pensaban; yo sabía que a ese lugar solo iba a “divertirme” aunque aún no tenía amigos más que Gustavo, lamentablemente Gustavo no sería mi compañero ya que nos tocaría en distintas aulas, cuando me asignaron el aula fui directamente hacia allá, al entrar habían varios niños pero a ninguno conocía.

—Siéntate aquí —me ordenó la profesora señalando a uno de los asientos vacíos.

Obedecí, y vi a mis compañeros más cercanos, a mi lado había una niña y en la parte de atrás de ella y mía, dos niños, ella me saludó con una sonrisa.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó tratando de llamar mi atención.

—Samantha —contesté rápidamente —, ¿y tú? —pregunté.

—Daniela —respondió sonriendo nuevamente.

Desde ese momento Daniela se convirtió en mi mejor amiga, también me hice amiga de su primo, Steven, ambos eran muy buenos conmigo, salíamos a recreo, ellos jugaban y yo solo los miraba.

No me gustaba jugar con ningún niño o niña que no fuera mi primo, Gabriel, que yo lo llamo “ñaño” (una forma coloquial de decir “hermano”)

Antes de que yo entrara a la escuela Gabriel solía pasar mucho tiempo con mi abuelita ya que su padre salía a trabajar, y yo vivía con mis padres en la casa de mis abuelitos. Una niña común de cinco años pediría muñecas, accesorios de maquillaje de juguete, en mi caso pedía carritos de juguete, una bicicleta, tenía gustos un poco más masculinos, no se confundan, mis gustos no tienen nada que ver con mi orientación sexual.

Días después conocí a otros niños, varios de ellos eran buenos conmigo, aunque otros no mucho, entre los buenos estaban Mario (tiempo después se convirtió en mi vecino pero ya no hablamos, aunque varias veces cruzamos miradas), Belén (tan solo con diecisiete años se dedica a la danza y la música), Solange (única persona con la que en la actualidad aún saludo), Anthony (no lo he vuelto a ver), Damián (lo he visto muy pocas veces, parece ser que en su vida no hay complicaciones), Xavier (sobrino de la amiga de mi mamá), Ismael (hijo de otra amiga de mi madre, varias veces lo he visto y aún saludamos, aunque también es algo extraño). Así como conocí niños buenos, también conocí a otros no tanto entre ellos estaban Mónica (desde que la conocí lo único que trataba era de alejarme de mis amigos, o al menos yo eso sentía, hasta en la actualidad cuando nos vemos hacemos como si nunca nos hubiésemos conocido), Vladimir (su manía era halar mi cabello, empujarme, ponerme zancadillas, en la actualidad él ha tratado de hablarme pero lo he evitado, prefiero mantenerlo fuera de mi círculo de amigos), por estas dos últimas personas es que no me agradó mi primer año de escuela. Además, conocí a Francisco, un niño del cual sólo recuerdo su nombre y si me pidieran que lo reconozca en la actualidad, no podría, él nunca fue malo ni bueno conmigo. Aunque hizo algo que cambió mi percepción de las cosas, tan solo lo recuerdo cómo fue en aquella época, su carita angelical de niño inocente, en la actualidad he tenido oportunidades de verlo, pero por alguna razón estas oportunidades siempre las pierdo, quizá sea el destino que no quiere que ni siquiera lo reconozca, puede ser que muchas veces él haya pasado por mi lado, pero yo nunca lo logro ver, ni reconocer.

Viernes, 4 de abril de 2008.

Aquella mañana como cualquier otra desperté con más sueño del que había tenido la noche anterior, me vestí con el uniforme, no quería ir a la escuela, estaba cansada, hastiada de lo mismo de todos los días, los juegos de las profesoras, mis malas calificaciones, el trato de Vladimir y Mónica, todo esto me estaban hartando, llegué a la escuela, todo iba igual que todos los días, hasta el recreo, fui con Daniela y Solange a los columpios, mientras ellas jugaban yo observaba sentada en el césped, después de un rato me recosté, a lo lejos observé que dos niños jugaban con golpes un poco bruscos, eran Francisco y Mario, conforme pasaban los minutos los dos se iban acercando más, no me fijé que después de unos minutos ellos ya estaban muy cerca de mi y aún seguían jugando bruscamente, Mario empujó a Francisco, él no pudo mantener el equilibrio y cayó sobre mi, me miró fijamente, me dio un beso breve, me sonrió y salió corriendo, me quedé inmóvil, no entendía lo que sucedía, con apenas seis años recién cumplidos ya había dado mi primer beso.



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En el texto hay: primeramor, primer beso, escuela primaria

Editado: 01.03.2020

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