My Life In Your Dreams

CAPÍTULO 4

Dilan

Salí de mi salón de clases a pasos apresurados, tenía que esperar a la chica coneja-unicornio, ya que aquel sobrenombre es muy largo, desde ahora le llamaré sólo coneja, de todas maneras, tendré que buscar un apodo más original. Volviendo a lo de antes; ya me encontraba en la puerta principal, esperando a que la pequeña chica llegara... Sólo espero que no me deje aquí plantado, ¿qué tal si se está vengando por lo que ocurrió en la mañana? Keila Walker eres una señorita coneja muy malvada...

— ¿Lo del helado era real? —.

Aquella voz tan única me sacó de mis pensamientos, era Keila.

— Claro que sí, estaba seguro de que aceptarías mí invitación. —¿Seguro? Claro que no lo estaba, creí que ella tomaría venganza... Aun así, sonreí para no levantar sospechas, Dilan Ross, eres fabuloso.

Estaba pensando al lugar al que iríamos, ¡por supuesto! "Doux Froid" es la solución. Cuando llegamos a nuestro destino, la pequeña coneja escogió una mesa que se encontraba en un ambiente agradable, había macetas en las ventanas... ¡Macetas! No hay duda de que fue una gran idea venir aquí. Pasó un largo momento luego de haber realizado nuestros pedidos, mientras tanto hablaba con Keila, pero había algo extraño, sentía como si la conociera desde hace mucho tiempo, tal vez sean sólo sensaciones... Cuando trajeron las copas de cristal, comencé a degustar aquel delicioso sabor que se encontraba dentro del recipiente, quise ver la expresión de Keila al probar tan exquisito postre, pero sólo vi a una chica con los ojos llenos de lágrimas…

— ¿Te sientes bien? — dije un poco preocupado al respecto.

Ella sólo asintió con la cabeza, luego de un rato me di cuenta de que intentó reponer su estado de ánimo, aunque no lo hizo del todo... Sólo diré que: La mirada es el reflejo del alma; y al parecer la suya estaba llena de tristeza. Después de un momento me levanté para ir a pagar lo que habíamos consumido; la señorita coneja quiso darme dinero que obviamente no recibiría, ya que yo le invité a salir, fue por esta razón que me fui corriendo para poder pagar la cuenta.

— Gracias por lo de hoy Dilan —.

— Me la pasé muy bien, ¡espero que se vuelva a repetir conej- Keila! —casi le dije coneja, espero que no se haya dado cuenta de que intenté decirlo; a quién engaño, esto es muy obvio.

— También lo espero joven Ross —dijo mientras reía.

Aquel día me di cuenta de lo especial que era Keila; cuando fuimos por un helado y le vi a punto de llorar me planteé una misión: Hacer que Keila encuentre la felicidad en ella misma. Quería ser parte de su vida, y también quería que ella formara parte de la mía.
Gracias pequeña, por haber confiado y creído en mí, por haber conocido al verdadero Dilan Ross sin haberte decepcionado
Prometo que protegeré y cuidaré de ti, aunque no sepa mucho de tu pasado, intentaré averiguar para que pueda ayudarte y hacer que la tristeza de tus ojos se desvanezca.

 

 

 

Keila:

Mientras caminaba hacia el punto de encuentro, no podía evitar ver al frente, por un momento pensé en que probablemente esta invitación sólo era una broma humillante de aquel chico, y que tal vez él era realmente como todos decían.

— Keila, no te dejes llevar por lo que dicen los demás —me dije a mí misma en voz baja para poder reaccionar pronto... Fue entonces cuando vi a Dilan esperando en la puerta principal, al ver aquello sentí un alivio inmenso.

— ¿Lo del helado era real? —pregunté cuando estuve a pasos de cercanía del supuesto "Bad Boy".

— Claro que sí, estaba seguro de que aceptarías mí invitación. —dijo sonriendo cálidamente.

No sé a qué lugar que iremos, pero sé que será sorprendente; cuando llegamos vi que estábamos cerca del famoso "Doux Froid", una heladería muy reconocida en toda la ciudad, escogí una mesa que se encontraba cerca de una ventana decorada con macetas que contenían flores; hicimos nuestros pedidos, después estuvimos hablando un buen rato, hasta que trajeron ambas copas con la dulce crema fría, no dudé en coger la cuchara y probar un poco del contenido de aquella copa, el sabor me trajo muchos recuerdos, recuerdos de cuando era pequeña; a pesar del tiempo transcurrido he sido incapaz de superarlo…

—¿Te sientes bien? —.

Asentí con la cabeza en signo de afirmación, aunque sentía unas inmensas ganas de quebrar en llanto...

— Tengo que ser fuerte, no puedo llorar ahora —pensé instantáneamente.

Repuse mi estado de ánimo rápidamente, no era la primera vez que tenía que hacerlo, después de aquello ambos conversábamos tranquilamente. Cuando terminamos, quise darle dinero a Dilan para que pagara la cuenta, él no aceptó y se fue corriendo; algunas personas voltearon a verle, pues no es muy común ver a alguien huyendo de su acompañante.



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En el texto hay: humor, primeramor, leyendas

Editado: 05.05.2019

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