My Life In Your Dreams

CAPÍTULO 8

Dilan

Las cosas habian cambiado desde el problema que ocurrió con Keila, no le había visto ningún día después de lo sucedido, era como si se hubiese esfumado por completo. Una parte de mí sentía tristeza, y lo que restaba era curiosidad, quería saber la razón por la que Keila se había sentido bastante afectada por leer solamente unas cuantas hojas de mi diario. 

Sentía culpabilidad por no haber hecho nada, aquel día no debí dejar que Keila se marchara...

Había salido de la Universidad cuando mis clases finalizaron, y me sentía realmente aburrido, Mark me ofreció asistir a un bar, pero negué su oferta. 

Me encontraba caminando por las calles adornadas por árboles bastante altos, mientras tanto observaba los edificios y centros comerciales que rodeaban el centro de la ciudad, estaba muy cerca de un museo, al cual solía frecuentar, por y comencé a ver las pinturas y reliquias que se encontraban en el establecimiento.

—¿Será un hallazgo reciente? —susurré sorprendido al apreciar un libro que no recordaba haber visto antes, se veía viejo además de estar empolvado; por alguna razón este no tenía descripción alguna, y mucho menos una vitrina—Quizá luego lo coloquen en alguna parte— me di la vuelta para seguir apreciando aquellas obras de arte realmente antiguas, así como también estuve leyendo acerca de la historia de algunas reliquias. 

Los minutos transcurrían, y yo solamente me desplazaba observando los cuadros de las paredes; giré un poco la cabeza para ver si alguien más estaba en la sala, fue entonces que vi a una chica bastante linda; ella vestía una camiseta holgada de un color rosa pastel, unos jeans celestes y un par de zapatillas blancas (un conjunto bastante casual)

— ¿Keila? —susurré incrédulo hacia mí mismo al verle de pie cerca del libro que había visto con anterioridad.

Sus labios rojizos, su cabello castaño y sus ojos color miel hacían que su belleza resaltara aún más; mi corazón comenzó a palpitar con rapidez, tenía tantas ganas de ir a abrazarle y decirle lo mucho que le había extrañado, sin embargo ella comenzó a alejarse; después de unos cuantos minutos di algunos pasos hacia adelante dirigiéndome lentamente hacia "el nuevo hallazgo", pero este ya no se encontraba allí, lo único que pude pensar fue que, quizá se lo llevaron para ponerlo dentro de unos cristales como siempre suelen hacer.

Salí de allí, pensando innegablemente en Keila; ¿cómo esto era posible? No le había visto durante unas semanas, y ahora estaba... ¿Molesto? Nada de esto tenía sentido, pues en este tiempo que estuvimos distanciados me decía personalmente que debería buscarle y hablar con ella para solucionar este asunto, sin embargo hoy la vi, y no hice más que contemplarla por un momento, no entiendo que es lo que me sucedió; no sé si me esté comenzando a enamorar, pero estas sensaciones y sentimientos que ella causa en mí, hacen que desee estar a su lado y no quiera alejarme más...

Keila

El tiempo había transcurrido, las semanas avanzaban lentamente, se podría decir que en mi vida todo volvió a ser lo mismo de antes de conocer a Dilan, mi tío se desaparecía por días, y cuando volvía a casa sólo era para insultarme o golpearme.

Iba a la Universidad un poco desganada, Eidan, quien estaba en la misma clase que la mía se sentó en el asiento que se encontraba delante de mi lugar.

—No quería hablar de esto, pero es necesario—realizó una corta pausa que duró tan solo algunos pocos segundos —¿Qué ocurrió con Dilan? —dijo alzando una ceja.

—Nada importante—. Expresé con desinterés.

—Si es así, ¿por qué ya no son los mismos de antes? —

—Creo que es mejor dejar el interrogatorio por ahora, la clase está por comenzar—. Eidan no dijo más, y se dio la vuelta, no sin antes haberme visto con una expresión de enojo bastante falso.

Cuando la clase concluyó, salí del salón con él, caminábamos y platicábamos tranquilamente por los pasillos que conducían a la salida, cuando llegamos a la puerta nos despedimos, Eidan subió un taxi y se fue rápidamente, pues tenía muchas cosas pendientes por realizar; yo, en cambio, no tenía nada por hacer, así que la primera opción que tuve fue ir a visitar el museo más cercano a la Universidad, me encaminé hacia allí con rapidez, y cuando ingresé, divisé una gran cantidad de reliquias dentro de distintos escaparates de cristal.
 Avanzaba lentamente por aquella zona, de pronto comencé a oír la voz de una persona que susurraba muy cerca del lugar en el que estaba.

—Eres la persona indicada, toma el libro y huye, recoge lo que te pertenece… —

En ese instante sentí como un frío intenso inundó mi cuerpo haciendo que me paralizara por un breve instante; me sentía confundida e impactada a la vez, creí que comenzaba a enloquecer, aunque tal vez no era así, giré mi cabeza de un lado a otro en busca del objeto; un muchacho se apartó de un lugar en el que logré divisar lo que "el extraño" había dicho que me llevara, era algo ilógico, pero obedecí, observé de un lado a otro para ver si alguien me estaba observando, sólo vi a un muchacho de apariencia bastante conocida, ignoré aquello y guardé el libro en una mochila que llevaba puesta, di media vuelta y salí de manera tranquila del museo controlando mis nervios, mientras tanto tenía el profundo miedo de ser llevada a la cárcel por robar algo muy valioso.



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En el texto hay: humor, primeramor, leyendas

Editado: 05.05.2019

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