Todos estaban sorprendidos hasta que alguien rompió el silencio…
- La que asaltaron y fracasaron.
Se le quedaron viendo a Andrei, a excepción de Zack.
- ¿Qué? – preguntó.
- Ese idiota, deja que le ponga las manos encima – Zack comenzó a caminar, yendo hacia donde estaba Oliver con su pareja.
- Ok, para que te ignore después de ese comentario, la cosa se pondrá grave – le dijo Esteban a Andrei.
El resto de la banda caminó siguiendo a su líder, que estaba enfurecido.
- ¡Eres un traidor! – gritó Zack.
Oliver volteó y vio a sus amigos.
- Oigan… ¿Qué hacen aquí?
- Seguramente tú recuperaste el dinero de esa, ¡devuélvelo! ¡Traidor! – Zack lo tomó de la camiseta.
- Para empezar, ese dinero es mío – intervino Miyako – Y no eres nadie para que le grites.
- Uuhhhh… - Esteban, Jeremy y Andrei se burlaron.
- ¿Ah sí? Te recomiendo que no te hagas la valiente – Zack soltó a Oliver y se dirigió a ella.
Miyako lo tomó del brazo y con una maniobra de defensa personal, ya lo tenía inmóvil…
- ¡No me amenaces! Agradece que no están en la cárcel después de lo que hicieron.
- Tranquila, Miyako. Ellos son mis amigos.
- ¡Ya basta! – interrumpió Andrei – Hagamos un trato. Oliver tiene que derrotar a Johann en una pelea, de lo contrario no lo perdonaremos.
- Espera… sino derroto a Johann, ¿no me volverán a admitir?
- Así es, si tú ganas, seguirás saliendo con ella.
- ¡Me gusta la idea! – dijo Oliver, aceptando todo por estar con la chica de sus sueños.
- ¿Qué opinas, Zack? – preguntó Jeremy.
- Está bien… pero que ya me suelte.
Miyako lo soltó bruscamente, Zack cayó al suelo.
- Bien, trato hecho.
Al día siguiente…
- Esa Amanda saldrá llorando de la escuela.
- Espera un momento – interrumpió Emilly – Si Amanda se siente triste, ¿no crees que irá con Johann?
- Más bien, tenemos que arruinar la reputación de Amanda para que se aleje de Johann – comentó Imelda.
- Exacto.
Las chicas sonrieron, tenían que hacer un buen plan para no quedar mal y alejar a Amanda de la escuela.
En la cafetería…
- Mira, ese es Johann, el vocalista del grupo escolar.
- Es muy guapo. Me gusta su cabello, negro y un poco largo.
- ¡Vamos a presentarnos!
Tres chicas se acercaron a Johann.
- Hola, ¿Qué tal? – saludó la mayor.
- Somos las hermanas Randal, mi nombre es Roxy – se adelantó la chica que tenía el cabello corto, rubio, con un peinado rebelde.
- Hola – Johann estaba un poco sorprendido de lo popular que se había vuelto.
- Y soy la mayor, Debbie; y ella es la menor, Ruby – se presentó la chica de cabello largo, rubio también, ligeramente ondulado.
- ¡Hola! – saludó la más joven, de cabello negro, amarrado con un moño blanco.
- Mucho gusto, chicas. Yo soy…
- Ya sabemos quién eres, Johann Loo.
- Están muy bien informadas.
- Somos de otro salón, lo sabemos porque somos tus fans – dijo Roxy.
- ¡Qué gusto conocerlas, chicas! Pero me tengo que ir.
- ¿Tan pronto? – preguntó Ruby, desilusionada.
- Sí, disculpen, tengo clase.
- ¡Ya basta, chicas! Está ocupado – dijo Debbie – Nos vemos después, Johann – se despidió.
Se llevó a sus hermanas, que todavía querían seguir hablando con él.
- Ya tenemos el plan.
Emilly, Imelda y Madyson sonrieron entre sí.