Ya eran las 5:00 en punto. Todos estaban en sus lugares, platicando y haciendo ruido. Madyson miró a Imelda, estaba un poco nerviosa por lo que pasaría entre su madre y su hermano. Elysia pasó por ahí…
- Hola, hija – saludó a Imelda.
- ¡Mamá! – la abrazó.
- ¿Cómo han estado? ¿Todo bien en la casa?
- Todo bien. Chelsea es la mejor, te manda muchos saludos.
- Es bueno saberlo, ¿y tu hermano?
- Esta allá, con su nuevo invento.
- Claro… le toca presentar conmigo – dijo un poco preocupada.
- Todo va a salir bien, mamá. Andrei solo es un idiota que cree tener la razón siempre.
Ambas se despidieron y Elysia caminó hacia el escenario. Vio a su hijo, no fue el mismo saludo.
- Hola.
- Tengo muchas preguntas que hacerte. Hace rato te busqué y no estabas.
- Estaba trabajando. Debía conseguir muestras de las ruinas para el museo local.
Él ya no dijo nada.
- Tu invento ganó el Concurso de Ciencias, ¿verdad? ¡Felicidades!
- Así es. Dentro de poco revelará la verdad de todo, para que dejes de estar soñando con un mundo que no existe.
- Entonces, veremos quién de los dos tendrá la razón – la mujer aceptó el reto, le dolía ver en que se había convertido su hijo, pero no era tiempo para lamentarse. Lo iba a callar para enderezarlo por última vez.
Comenzó la exposición.
- ¿Alguna pregunta?
- ¿Quién es Melissa? – preguntó Lucy, entre la multitud.
- Se dice que fue la primera persona común que recibió poderes gracias a la Joya Misteriosa. Esa joya es la fuente de magia en este mundo.
Lucy estaba interesada en eso.
- ¿Y sabe dónde se encuentra la joya?
Sabrina la miró inmediatamente.
- No. Todavía no lo he descubierto.
- Es porque no existe – dijo Andrei, tomando la palabra – Los cuentos de hadas sin fundamentación o pruebas físicas no tienen validez. Mi abuela lo sabía y no se dedicó a investigar.
- ¿Qué es lo que muestra tu máquina? – preguntó Elysia.
- Si ponemos los manuscritos nos dan un mensaje: “La Joya Misteriosa se encuentra en el corazón de la heredera de la magia”. Un cuento muy bien planeado para este viaje.
- Son manuscritos antiguos – aclaró Elysia, siendo muy buena historiadora – Aparecieron de repente hace 8 años.
Todos estaban poniendo atención, porque más que una conferencia, era una discusión entre madre e hijo.
- Manuscritos que cualquiera pudo escribir para quedar de acuerdo con lo que digas. Todo parece inventado.
Elysia se molestó… Emilly permanecía callada, aún seguía indecisa sobre hablar o no.
- La Joya Misteriosa está en algún lugar de la ciudad, yo misma lo dije en algún momento. Se encuentra en un punto de esta ciudad, nadie la puede ver – dijo la mujer – Cualquiera que la encuentre tendrá poderes mágicos infinitos, por eso nuestras mentes se borran cuando sabemos demasiado.
- ¿Hay algún indicio de dónde esté? – Emilly por fin se levantó y preguntó.
- No, ya la hubiera encontrado. Esa es la prueba que necesito.
Andrei estaba harto de escuchar lo mismo, magia y magia, como si fuera verdad que un ser humano común pudiera tener poderes.
“Está en alguna parte…” Pensó Lucy.
“¿Para qué quieres esa joya?” Pensó Sabrina.
- Señora Lemon, si no comprueba lo que dice, será el fin de su carrera – advirtió el jefe – Ya no podemos seguir apoyándola.
Pero era imposible tener una prueba de la existencia de la joya y Andrei estaba hundiendo a su propia madre. Ya no había de otra… ella se rendiría.
- Yo… - estaba a punto de decir “Me rindo.” Hasta que…
Una luz se mostró ante el público. El destello dejó ver la figura de la Joya Misteriosa. La gente estaba impactada.
“La Joya Misteriosa es el tesoro de Foreverfree City.” Se escuchó.