Emilly tenía que pensarlo. La salida podría ser de la misma forma en la que ella entró.
- Tienes que convencerte de que esto es un sueño. ¡Despierta!
Johann trató de concentrarse, pero un cuchillo fue lanzado de la nada. Por suerte, lograron esquivarlo.
- ¿Ahora qué? – se preguntó la chica.
- Basta, Emilly. No vas a poder con esto – amenazó Zack, acompañado de Jeremy, Oliver y Esteban.
- ¿Por qué me tengo que enfrentar a ustedes?
- Porque somos enemigos de Johann, querida – respondió Jeremy, con otro cuchillo en la mano.
- Si sus amigos lo trataron mal, ahora imagínate cómo lo van a tratar sus enemigos – añadió Esteban.
- Y esta vez tu magia no será suficiente – dijo Oliver al atacar.
Se lanzó para golpear a Emilly y la chica apenas pudo esquivarlo.
- ¡Emilly! – gritó Johann.
- ¡Tienes que concentrarte! ¡Deja de estar durmiendo, ahora! – pidió ella, enfrentándose a los cuatro.
La banda de Zack no podía tener a Andrei porque su esencia mágica estaba siendo controlada por Rainbow, a diferencia de los demás. Jeremy siguió lanzando cuchillos y Emilly se hacía escudos mágicos para evitar que alguno la lastimara.
- ¡Ya basta! – Emilly lanzó un hechizo y pudo golpearlo. Jeremy cayó al suelo.
En seguida, Oliver siguió atacando con puñetazos y patadas. La chica hacía lo posible por esquivarlos, pero era muy rápido. En un descuido, logró golpearla y derribarla. Johann estaba muy preocupado que no podía concentrarse en despertar.
“¡Despierta! ¡Hazlo por mí!” Era el mensaje de Emilly en la mente de Johann. Emilly esperó a que Oliver se acercara para lanzar otro hechizo. Resultó y pudo derrotarlo como a Jeremy.
Zack y Esteban estaban listos para enfrentarla.
- Te dimos la oportunidad de derribar a dos de nuestros amigos, ahora no vas a vivir para contarlo – Zack le hizo una señal a Esteban.
El joven sacó una granada de su bolsillo.
- Si haces que esa granada explote, ustedes también morirán – advirtió la chica, esperando que eso pudiera detenerlos.
- Sabes perfectamente que aquí la única que puede morir eres tú – dijo Zack – Nosotros solo formamos parte de las pesadillas de Johann. No somos reales.
Esteban sonrió. Levantó la mano donde sostenía la granada y la otra la acercó al seguro. Emilly tenía mucho miedo en ese momento.
- No creo que haya un hechizo que evite una explosión – dijo Esteban.
La chica no sabía qué hacer, estaba muy aterrada, sus ojos se llenaron de lágrimas. Johann la miró en ese estado y se odiaba asímismo por no poder hacer nada. Esteban quitó el seguro de la granada.
Era cuestión de segundos la explosión.
- Por favor… despierta.
Sabrina comenzó a hartarse de esos ataques y se levantó para alejarse de Andrei. Ahora estaba levitando en el cielo.
- Un hada estúpida no me va a golpear a su antojo – dijo al lanzar un hechizo muy fuerte.
Este hechizo alcanzó a Andrei y cayó al suelo. No podía defenderse de ese tipo de ataques. Rainbow se exaltó y trató de hacer que se levantara. “¡Vamos! ¡No podemos quedarnos quietos! Va a seguir atacando.” Decía desesperado. Sabrina no lo dudó y preparó otro hechizo, más fuerte que el anterior.
- Despídete de este mundo – lo lanzó al decir esto.
- ¡Noooo! – gritó Ellie, en ese momento, mientras Joan la sostenía.
El hada trató de cubrirse al no poder hacer que se levantara. El hechizo llegó hacia ellos y un resplandor se interpuso. Se vio como si ambos hubieran sido golpeados, pero poco a poco la luz dejó ver a tres figuras levitando. Esas figuras estaban sosteniendo sus manos para absorber el hechizo que amenazaba a Rainbow y a Andrei.
- ¿Qué está pasando? – Sabrina se notaba molesta.
Rainbow pudo ver que esas figuras eran de dos jóvenes y una chica, la cual estaba en medio. Tenían cubierta parte de sus caras, los ojos específicamente, como si ocultaran su verdadera identidad. Los tres estaban dispuestos a defenderlos.
- ¡Reflejos del futuro! – gritó Rainbow, muy sorprendido.