Rainbow pudo recuperarse y salió del cuerpo de Andrei, dejando a Ellie más sorprendida de lo que estaba.
- ¡¿Quién eres tú?! – preguntó ella.
- Soy Rainbow, un hada del Mundo de la Magia, aunque vivo en el Mundo de las Burbujas.
Era como un muñeco de peluche, con cabeza redonda, ojos grandes, colores claros y unas alitas que cubrían toda su espalda.
- ¿Qué le pasó a Andrei? ¿Va a estar bien? – Ellie seguía preocupada, dejando a un lado la sorpresa.
- ¡No te preocupes! Solo necesita descansar. Tomé casi toda su energía, pero la va a recuperar si duerme un buen rato. Los humanos son muy fuertes cuando se enfrentan a los poderes mágicos.
Rainbow voló hacia Emilly.
- Lo hiciste muy bien. ¡Felicidades!
- ¡Vaya! Jamás había visto a un ser de… bueno, un ser diferente del Mundo de la Magia – dijo ella, tratando de no sorprenderse.
- No vengo al Mundo Real tan seguido, solo cuando me asignan una misión.
- ¿Quién te envió a ayudar a Emilly? – preguntó Johann.
- ¡Nadie! – contestó como si nada – Yo tenía que arreglar esto, por error le di la poción del Odio a Sabrina.
- ¡Así que fue tu culpa! – Johann agarró del traje al hada y lo sacudió, como lo hubieran hecho antes, mucho tiempo atrás...
- Creo que estoy viviendo un déjà vu – dijo Rainbow.
- ¿A qué te refieres? – Emilly estaba muy confundida – Johann, ¡suéltalo! – la chica defendió a Rainbow.
- A nada – dijo al reír un poco, ya libre del ataque de Johann – Bien, me tengo que ir. Antes de que Betsy regrese y se de cuenta de todo.
- ¡Espera! – pidió Emilly - ¿Qué va a pasar con toda la magia negativa que recolectó la Joya Azul?
- No te preocupes, no te consumirá. Ahora eres dueña de esa magia y puedes usarla. Cualquiera que controle la Joya Azul puede usar el poder que recolecte en las batallas.
- ¡Gracias por ayudarme, Rainbow! – Emilly se despidió.
El hada se fue volando hacia el cielo, que poco a poco regresaba a ser azul claro. No tenía mucho tiempo para estar en el Mundo Real, porque si Betsy se enteraba, sería un gran problema para él.
Las cosas habían vuelto a la normalidad en Foreverfree City. El clima era muy agradable y la gente se movía en la ciudad como en un día normal. Faltaba muy poco para el evento de graduación, el cual sería en el hotel Palacio 2.
Días después, cada uno tenía sus asuntos personales.
- ¿Crees que llegues a tiempo para el evento de graduación? – preguntó Emilly, por medio de una llamada – Ya es mañana.
- Haré lo posible por llegar a tiempo. Los vuelos de Japón a Foreverfree City están un poco retrasados – decía Johann, que se encontraba en el aeropuerto.
- Espero que sí. Insisto en que debo ir por ti – decía la chica, preocupada.
- No es necesario, Emilly. Espérame en la fiesta. Quiero que tengas tiempo para prepararte y hacer todas esas cosas que hacen las chicas antes de una fiesta.
- ¿Te refieres a pasarme las horas frente al espejo?
- Algo así. Aunque ya eres bonita, deberías arreglarte para este evento especial. Te aseguro a que nunca olvidarás lo que va a suceder esta noche.
Emilly se puso roja.
- ¿Qué es lo que va a pasar?
- Es una sorpresa.
Por otro lado…
- Espero que no sea enfermedad terminal, porque, aunque mi hermano es un idiota, me importa mucho – decía Imelda, posada en la puerta de su casa.
- ¿Enfermedad terminal? ¡Claro que no! – Ellie estaba un poco asustada - ¿Eso quiere decir que aún no ha despertado?
Imelda no respondió.
- Ya falta poco para el evento de graduación… y yo quería estar a su lado.
- Y lo va a estar. Créeme, solo que salió hace un momento y es por lo que no lo puedes ver ahora.
Ellie se dio cuenta de que Imelda quería asustarla.
- ¿Estabas bromeando?