--- Un Abrazo que Sana Siglos La luz blanca del hospital fue al principio una agresión para los ojos de Hyunjin, pero al enfocar, la imagen que vio valió cada segundo de oscuridad. Allí estaban. Todos. Sus pilares, su razón para volver. Y entre ellos, la figura que nunca pensó ver con esa expresión: su padre, con los ojos rojos y una vulnerabilidad que lo transformaba por completo. Una sonrisa, pura e inocente, floreció en los labios de Hyunjin. Era débil, pero era real, y hacía que sus ojos, aquellos ojos marrones con destellos dorados, brillaran como el primer día. "Papá?", susurró. No fue una pregunta de incredulidad, sino un llamado. Un llamado cargado de todo el amor y la esperanza que había guardado durante años. El Sr. Hwang contuvo el aliento. Cada instinto empresarial, cada capa de orgullo, se desvaneció. Con movimientos torpes, como si estuviera aprendiendo a caminar de nuevo, se acercó a la cama. El silencio en la habitación era denso, expectante. Fue entonces cuando Hyunjin, con un esfuerzo que demostraba su debilidad pero también su determinación, extendió sus brazos delgados hacia su padre. No había reproche en sus ojos, solo una súplica silenciosa: "Por favor, abrázame. Por fin, abrázame." Ese gesto quebró los últimos vestigios de resistencia en el Sr. Hwang. Se inclinó y envolvió a su hijo en un abrazo. No fue el abrazo rígido y formal de un hombre de negocios, sino un abrazo desesperado, tembloroso, lleno de todo el arrepentimiento y el amor no expresado de una vida. "Lo siento, hijo mío", logró decir el Sr. Hwang, su voz ahogada contra el hombro de Hyunjin. "Lo siento tanto..." Hyunjin cerró los ojos, hundiéndose en el abrazo. "Ya está, papá... ya está", susurró, sus propias lágrimas mojando la camisa de su padre. Era todo lo que necesitaba decir. El Caos Amoroso de la Familia Elegida El hechizo del momento se rompió con la explosión de alegría del resto del grupo. "¡HYUNJIN!", gritó Han, abalanzándose sobre la cama para unirse al abrazo, casi aplastando a Kkami que dormía al pie de la cama. "¡Casi me matas del susto, idiota! ¡Al verte sin... sin...! ¡Bah, no importa! ¡Estás aquí!" "¡Han, cuidado, es de porcelana!", regañó Changbin, empujándolo suavemente para hacer espacio y enredarse él también en el abrazo grupal. "¡Has estado más de tres meses en coma! ¿Sabes lo aburrido que es el mundo sin tu drama constante?" Hyunjin soltó una risa débil entre lágrimas. "Los... los extrañé... a todos." Lee Know se acercó, con su habitual expresión seria, pero sus ojos brillaban. "Extrañé molestarte y hacerte enojar con mi mal humor." "Yo extrañé abrazarte y hacerte cosquillas como en los viejos tiempos", dijo Felix, enterrando su rostro en el brazo de Hyunjin, sollozando sin control. Seungmin e I.N., los más reservados, no dijeron nada. Se limitaron a colocar sus manos con suavidad sobre Hyunjin, uno en su pierna y otro en su brazo, sus lágrimas silenciosas diciendo más que cualquier palabra. Bangchan, el pilar, fue el último en acercarse. No se abalanzó. Puso una mano en la cabeza de Hyunjin y otra en su hombro, un contacto firme y seguro. "Bienvenido a casa, pequeño", dijo Bangchan, su voz gruesa por la emoción. "No te vuelvas a asustar así." En medio del llanto y las risas, Changbin, incapaz de contenerse incluso en un momento tan sagrado, miró fijamente los labios de Hyunjin. "Oye...", murmuró, como un científico que hace un descubrimiento crucial. "Esos pétalos de rosa... ya no están pálidos. ¡Están sonrojados! ¡De vuelta a su estado altamente apreciable!" La habitación estalló en una mezcla de risas y gritos de "¡CHANGBIN!". Hasta el Sr. Hwang, aún abrazando a su hijo, no pudo evitar una leve y temblorosa sonrisa, completamente desconcertado por la dinámica del grupo. Hyunjin se sonrojó aún más, escondiendo la cara en el hombro de su padre, pero su cuerpo se estremecía con risas silenciosas. Era el caos perfecto. Su caos. Entre lágrimas de felicidad, risas tontas y el abrazo de un padre redimido, Hwang Hyunjin supo que, aunque el camino de recuperación sería largo y difícil, ya estaba en casa. No solo en el hospital, sino en el corazón de aquellos que lo amaban incondicionalmente. Y esta vez, su padre, por fin, también tenía un lugar en ese círculo. La historia de dolor había terminado. La historia de sanación, con todas sus imperfecciones, risas y lágrimas, acababa de comenzar.
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Los Primeros Pasos de una Nueva Vida
La tormenta de emociones gradualmente fue amainando, dejando una calma cargada de agotamiento y felicidad. Hyunjin, exhausto pero radiante, se recostó contra las almohadas, su mano aún aferrada a la de su padre como si temiera que fuera a desvanecerse. Los demás se acomodaron alrededor de la cama, algunos en sillas, otros en el suelo, formando un círculo protector y familiar.
"Tres meses...", musitó Hyunjin, su voz aún un hilillo de sonido. "Lo siento... por hacerlos esperar."
"¡Yaaaa, no empieces con eso!", lo regañó Han, señalándolo con el dedo. "Tu trabajo es recuperarte, no disculparte."
"Exacto", apoyó Seungmin, con su lógica práctica. "Ahora tenemos una lista de tareas para ti. Número uno: respirar sin ayuda. Número dos: comer. Número tres: soportar las bromas de Changbin sin volver a caer en coma."
Changbin puso una mano en su corazón, fingiendo ofenderse. "¡Mis bromas son medicina para el alma! Mira, ya le devolvieron el color a sus labios."
Todos rieron, y Hyunjin sonrió, sintiendo una oleada de calor que no provenía de las mantas. Su mirada se posó en su padre, que seguía a su lado, observando la interacción con una expresión entre el asombro y la confusión.
"Papá", llamó Hyunjin suavemente. El Sr. Hwang se puso alerta de inmediato. "Ellos... son así. Es un poco... ruidoso. Pero es... bueno."
El Sr. Hwang asintió lentamente. "Lo veo." Hizo una pausa y luego añadió, con una torpeza que resultaba conmovedora, "Parece... muy feliz contigo."
"Lo soy", susurró Hyunjin, y la simple verdad de esa declaración llenó la habitación.
El Primer Acto de un Padre Renacido
Fue entonces cuando el Sr. Hwang, mirando la bandeja de comida que una enfermera había dejado, tomó la taza de caldo que estaba allí.
"¿Debes... comer?", preguntó, con la incertidumbre de quien nunca ha realizado esa tarea.
Bangchan, que estaba al otro lado de la cama, asintió con una sonrisa alentadora. "Sí, señor. Pequeños sorbos."
Con manos que temblaban levemente, el Sr. Hwang tomó la cuchara y la llenó de caldo. Todos contuvieron la respiración, observando el momento. No fue tan torpe como se temían, pero tampoco fue la naturalidad de Bangchan. Fue un acto consciente, lleno de intención.
Llevó la cuchara a los labios de Hyunjin, quien la aceptó obedientemente. El simple acto de ser alimentado por su padre, un gesto que debería haber sido común en su infancia, se sintió como un evento monumental. Una lágrima de pura emoción escapó del ojo de Hyunjin.
"Está... bueno", logró decir.
El Sr. Hwang no sonrió, pero la tensión en sus hombros disminuyó un poco. Era un comienzo.
El Futuro que Espera
Mientras el Sr. Hwang continuaba con su tarea, lenta pero decididamente, los chicos comenzaron a susurrar entre ellos, planeando.
"Cuando salgas de aquí, lo primero es una fiesta de pijamas en mi casa", declaró Felix. "¡Con películas, pizza y Kkami!"
"Y después, sesiones de baile terapéutico", añadió Han. "¡Para recuperar esas piernas!"
"Y yo me encargaré de que no te exijas demasiado", dijo Lee Know, con su tono gruñón habitual, pero sus ojos decían "te cuidaré".
Hyunjin los escuchaba, y su corazón, aunque físicamente débil, se sentía más lleno y fuerte que nunca. El camino por delante sería largo. La dependencia del oxígeno, la debilidad en sus piernas, las sesiones de terapia física y psicológica... eran montañas que tendría que escalar.
Pero ya no las vería solo. Tendría a sus amigos, su familia loca y amorosa, para empujarlo, animarlo y, cuando fuera necesario, cargarlo. Y ahora, también tenía a un padre que, aunque tambaleante y aprendiendo, estaba dispuesto a caminar a su lado, intentando, por primera vez, ser el padre que su hijo siempre mereció.
Miró a su alrededor, a los rostros sonrientes y llorosos que lo rodeaban, y supo que el amor no solo lo había traído de vuelta de la oscuridad, sino que también había comenzado a sanar las grietas más profundas de su mundo. El viaje de Hwang Hyunjin estaba lejos de terminar, pero el capítulo más oscuro había quedado atrás, dando paso a una historia de redención, resiliencia y un amor que había probado ser más fuerte que la muerte misma.