My loyalty to you

En el cielo, un tono gris y lúgubre se asomaba, indicio de que se acercaba una fuerte tormenta.

Con pasos apresurados, un pequeño y rubio omega se dirigía a lo que hoy se suponía sería un gran día, una mochila negra adornaba su espalda y sus brazos cargaban sus libros en un intento de cubrirlos de la lluvia que se aproximaba. A pesar de las largas e interminables horas de clases, sobretodo del estrés que suponía la hora de matemáticas, una inesperada llamada hizo que todo el cansancio desapareciera. Era Jungkook, al fin había regresado después de 2 semanas en el extranjero, "que maravillosa noticia", pensó mientras aceleraba aún más el paso.

Aquel trayecto de la universidad al apartamento de Jeon, cuyo recorrido el sabia de memoria, era como revivir toda una línea de tiempo, Jimin no pudo evitar recordar todos esos momento vividos a su lado, ya fueran buenos o malos, a pesar de todo aún estaban juntos.
Aquellas memorias invadían su cabeza, permitiéndole revivir sentimientos quizás olvidados por el tiempo, o ignorados adrede talvez..

"Wow que tarde!" Jimin encendió la última vela de la mesa visiblemente adornada con sumo cuidado, había dado todo de sí mismo para que aquella velada fuera perfecta, procurando no olvidar nada.

Miró una vez más la mesa, inspeccionando que todo estuviese perfecto, estaba orgulloso de lo que había preparado, aquella debía ser su obra maestra, aunque no era un experto cuando de cocina se trataba, al menos se había esforzado todo el mes en hacer un platillo decente "todo sea por impresionar a kookie" pensó con una hermosa sonrisa asomándose por la comisura de sus labios.

Impaciente, se sentó en la silla, arreglando su pelo cada 5 minutos y revisando los mensajes del celular al mismo tiempo. 
Jungkook llegaría tarde, pero sin duda aparecería, después de todo siempre está ocupado, pero esta vez había sido más hábil, le dejo a su secretario el favor de avisarle que le estaría esperando en su departamento, él prometió ayudarle de forma amable, después de todo, era inevitable hacerse cercano al secretario con el que prácticamente siempre hablaba, debido a la apretada agenda de Jeon. No pudo evitar pensar que pocas personas se encuentran como él hoy en día.
Una hora pasó de lo acordado, aún no llegaba, pero no había problema, siempre está ocupado, podía esperarle.

Las velas se consumieron por completo así como sus esperanzas de verlo, después de 6 horas esperando, sabía que él no llegaría, revisando su celular una vez más, sin ningún mensaje.

Se sirvió la comida, la cual ya estaba fría, sin embargo no había motivos para calentarla, no la haría saber mejor, al menos ahora no.
Conteniendo sus lágrimas que amenazaban con salir, hizo el intento de comer pero sin darse cuenta las lágrimas ya brotaban de sus ojos, pasando por sus regordetas mejillas las cuales estaban de un tono rojizo, rápidamente se las secó con el dorso de sus manos "¿cómo puedo ser tan egoísta? ¡Él debe estar muy ocupado! ¡No puedo molestarlo así!" Se reprendió a sí mismo.

Odiaba sentirse asi, miserable

Terminó de comer, sin muchas ganas se levantó y dirigiéndose a la cocina, guardó la porción de Jungkook.
Ya tendría tiempo de comer luego, quizás..

Jimin negó con la cabeza, en un intento fallido de borrar esos amargos recuerdos de su mente, aceleró sus pasos, faltaba poco para llegar al edificio en donde vivía su pareja y no quería hacerlo esperar, pensando nuevamente en él no pudo evitar que otros recuerdos inundarán otra vez.

Un niño omega de cabellos rubios se encontraba sentado en un jardín jugando con unos juguetes un poco rotos, estaba tan entretenido con su camión favorito que no se dio cuenta cuando un niño de cabello castaño y aproximadamente diez años se le acercó quedando frente a él

-¡Hola! Soy Jungkook, ¿cómo te llamas?- habló el alegre niño queriendo llamar la atención de aquel pequeño omega, cosa que consiguió cuando el distraído niño levantó su cabeza percatándose de su presencia. 

El omega se quedó en silencio, no entendía porque aquel niño de brillante sonrisa le estaba hablando, lo observó sin hacer movimiento alguno ni responder a su pregunta dándose cuenta de lo bien vestido que iba el niño, su ropa parecía ser de buena calidad, estaba tan limpia y sin ningún rasguño que parecía recién comprada, "Wow la gente rica sí que es muy vistosa, que suerte la de ellos!" pensó

Jimin se levantó y decidió alejarse, debía escuchar mal, era imposible que este niño rico quisiera tener algún contacto con él, un huérfano omega recesivo, quien no tuvo ni tiene nada más que la ropa actualmente puesta, la cual no podría considerarse apta para un niño de 8 años.
En un intento por huir, giró rápidamente, sin embargo, el niño alfa lo tomó de la mano

-Te estaba preguntando algo, ¿por qué no quieres responder? ¿No te sientes bien?-

"¿Por qué le importa tanto?" Pensó el pequeño niño rubio, sin poder soltarse, se volvió a él con una voz suave y tímida
-Soy Jimin- bajando un poco la cabeza, realmente no quería hablar con él, sabía quién era este niño, alguien con tanta suerte que incluso un niño sin ambición como el envidiaría, era alguien que era amado por cálidos padres y hermanos, viviendo una vida sin carencias y llena de felicidad, no como él.
Un orfanato que es financiado por una familia de influyentes alfas, no es que todas las donaciones lleguen realmente a los huérfanos, aquellos sin padres que se preocupen por su bienestar, nadie puede asegurar que vivirán una vida digna. Las buenas intenciones son bellas, pero el mundo no te permitirá ir en contra de la sucia realidad.
Solo hacía falta mirarlo a él, vestido con ropas desgastadas y de segunda mano, peleando por una porción de comida cada día, sin un juguete nuevo en navidad o una caricia de mamá, en fin, una persona que no debería existir, desecho de la humanidad.
-por favor, me gustaría irme- estaba impaciente, no quería que alguien lo viera hablando con él, los otros niños lo molestarán por acercarse a alguien tan magnífico como él, acusándolo de querer obtener algún beneficio.