My stupid neighbour

Capítulo 6

Él levantó las manos inmediatamente, como si yo le fuera a disparar. Con la cabeza señaló la puerta del balcón.

—Solo quería comprobar si la llave de la puerta de mi balcón encajaba con la tuya, debo decir que aquí todo es inseguro —me quedé estupefacta. ¿Por qué comprobó eso?

—Debo cambiar mi cierre —murmuró para él, pero logré escuchar. Rodé los ojos.

Me di cuenta de lo desordenado que estaba mi habitación. Joder...

—¡Fuera! —grité desesperada.

—Por cierto, tienes que venir con nosotros —dijo antes de agarrarme del brazo y llevarme hacia el balcón.

Estábamos muy cerca. Demasiado, diría yo. De pronto eliminó el calor y saltó de mi balcón. Solté un grito, pero mi cara sorprendida rápidamente se convirtió en furiosa cuando él llegó sano y salvo en su propio balcón.

—¿Cansado de la vida? —Grité y él rio.

—¿Vienes? —Al escuchar estas palabras, mis ojos se abrieron.

—No gracias —murmuré— saldré por la puerta como una persona normal —dije, cerrando la puerta detrás de mí. Miré mi habitación, era un desastre. Él lo ha visto todo, el sujetador y las bragas parecían salir del armario.

Entrecerré los ojos, y suspiré. Debería limpiar mi habitación, y eso llevaría tiempo...

Con mi bolso en el brazo, salí de mi casa y llamé la de Will. Fue Olivia la que me abrió la puerta, y me dejó entrar.

—Así que ¿por qué me has llamado? —pregunté sin rodeos.

—Max quería ir con Will al cine, ¿está bien? —Asentí— ¿quieres venir con nosotros?

La única pregunta que tenía ahora en mi mente era, ¿porque mi familia me hizo esto?

—Mmm... Vale —mi boca habló contra mi voluntad. Uff, ya me arrepiento.

El cine no estaba muy lleno. Optamos por ver una película infantil, Canta. Mike estaba entre Olivia y Will, y el único sitio vacío que había estaba al lado de Will. Mi experiencia con los chicos es cero. A pesar de que no pasaba nada entre nosotros, y que no estuviéramos solos, sentía una extraña sensación al estar sentada al lado de un chico con el cine.

Mis ojos no podían apartarse de su rostro. Han pasado cuatro años. Él ha cambiado tanto... Negué con la cabeza y me volví hacia la pantalla. Cada vez mis párpados pesaban más. Y sin darme cuenta cerré los ojos.

—Sid... —oí una voz que susurraba en mi oído. Poco a poco fui abriendo los ojos y miré directamente a los ojos de Will. Me sobresalté y miré alrededor. La sala estaba completamente vacía.

—¿Dónde están Mike y Olivia? —Pregunté somnolienta.

—Mike estaba aburrido y Olivia se lo llevó a casa porque él estaba molestando —respondió antes levantarse y bostezar. Yo también me levanté.

—El bolso —me señaló con la cabeza. Ni me acordaba. Lo cogí y salimos juntos del cine.

De camino a casa, ninguno de los dos hablamos. Pero no era incómodo.

Los dos estábamos cansados, así que cuando llegamos, él caminó hacia su casa y yo a la mía.

—¡Sid! —gritó cuando estaba a punto de entrar en mi casa. Me di la vuelta. Will venía hacia mí—. Creo que dejé mis llaves en la puerta de mi balcón. Y Olivia no está en casa. ¿Puedo saltar desde tu balcón?

—Pasa —dije, mientras abría la puerta. Y él sólo me sonrió.

A la mañana siguiente, el timbre de la puerta me despertó. Algo presionaba mi brazo. Abrí despacio los ojos y no podía creer lo que veía. Había un chico durmiendo sobre mi brazo. Y ese era William. Will. En. Mi. Brazo.

Miré su cara fijamente. Parecía un gato bebé. Saqué mi brazo lentamente, y salté fuera de la cama. Para mi suerte, él no se despertó. Todavía tenía la ropa puesta... Bien... Salí de mi habitación, y cerré la puerta detrás de mí sin hacer mucho ruido.

Me dolía la cabeza. Además, tenía que ordenar todo. No nos emborrachamos, nada de eso, si es eso lo que te preguntas. Pero sentía como si lo estuviera. Me acuerdo de que hablamos mucho y dijimos cosas divertidas.

Ahora soy una de las chicas que han dormido con él. Pero literalmente dormir. Sólo dormir como lo hacen las personas normales.

Alguien tocó el timbre, bajé corriendo las escaleras. Cuando abrí la puerta, sonreí al ver la persona que estaba detrás. —¡Sarah! —abracé a mi mejor amiga. Ella seguía siendo la misma, aunque tampoco es que haya pasado mucho tiempo. Tenía el pelo rubio y brillante, llevaba una blusa gris y unos pantalones cortos rosa pastel. Estaba hermosa, como siempre. Me hice a un lado para que pasara. Dejo su bolsa en el sofá.

—¡Quiero ver tu habitación! —fue lo primero que dijo nada más al entrar.




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