—¿Hoy también tienes que limpiar? —Phoebe preguntó mientras masticaba un chicle.
Solté un gemido de frustración.
—Vamos, al menos tienes a Will contigo.
—Uff, es mucho peor. No soporto escuchar sus comentarios —dije negando con la cabeza.
—Pero si él es genial, Miles —Fruncí el ceño—. Quería decir, Sidney.
—¿Miles? ¿Quién es? —Pregunté confundida, pero ella negó con la cabeza.
—No…
—¿Te gusta él? ¿Ese Miles? —La interrumpí, sonriendo.
—Por el amor de Dios, no. ¡Es un idiota arrogante! —Me contradijo de inmediato. Sin preguntar más, comenzó a contar.
—¡Él me bloquea el camino cuando voy a comprar agua, y me hace morir de sed todos los días! Gracias a él, ahora tengo que traer mi propia botella de agua o me coge las cosas y los deja en algún lugar alto, donde no pueda alcanzar mi mano. ¿Sabes lo alto qué es?
—No tengo idea… ¿Es eso importante? —Se cruzó de brazos e intentó concentrarse en lo que decía el profesor de física. Simplemente no pude evitar sonreír, sonaba demasiado dulce.
—Ah, y ¿qué pasa con Ryan? Hace mucho que no hablo con él, ¿Está bien? Ya sabes…
—¡Shhh! —Me interrumpió. Mae entró al salón y se disculpó antes de sentarse en un asiento vacío. Ella me miró molesta cuando vio que estaba sentada al lado de Phoebe.
—Ella se sentó conmigo —murmuré cuando pasó por mi lado. Puso los ojos en blanco y se sentó en el único lugar vacío que había: en el fondo.
—Joder, pensé que estaba enferma hoy —murmuré.
—Lo mejor es que no arriesguemos nada, Sid —susurró mientras escribía en su libreta.
Asentí y me alejé un poco de Phoebe.
Su “relación” con Miles sonaba muy bonita. Al igual que en las películas, los arrogantes termina con la chica a la que molestaba y juntos son felices.
A mí me gustaría tener algo así. Pero todo lo que había logrado en mi vida era una relación de un año con un tipo que solo estaba por lástima conmigo. Si él me viera ahora, cambiaría de opinión. Ahora ya no llevo gafas, ni brackets.
Sarah había sido mucho más popular que yo. Solo conocía a Will por ella, ya que Sarah había ido a clase con él… Fui tan estúpida como para confesar mis sentimientos a Will. Realmente no lo conocía, pero tal vez fue solo amor a primera vista. A pesar de que la pubertad lo había convertido en un modelo sexy de Abercrombie, aunque antes tampoco estaba tan mal.
Cuando sonó el timbre, recogí mis cosas rápidamente, caminé hacia la cafetería y me senté con Leve y Caleb.
—Hola chicos —saludé a los dos con una sonrisa amistosa. Esta vez mi bandeja estaba más llena de lo habitual y comencé a comer de inmediato.
—Dime —comencé con la boca llena—, League of Legends... ¿Es divertido? —terminé mi frase después de tragar.
La mirada de Caleb se iluminó. —¿Estás interesada en eso? —Asentí vacilante y miré a Leve.
—¿Es eso difícil? —Ella se encogió de hombros.
—Depende de cómo juegues. Si quieres, hoy podríamos el juego los tres —ofreció.
—¡Claro! —Respondí de inmediato.
—Pero tengo que cumplir con el castigo esta tarde… Entonces, ¿qué tal a las seis? —Dije. Ella asintió y juntos fuimos a buscar otro postre.
—Emmm… Sidney —susurró Lev.
—¿Sí?
—Caleb… A él le gustas mucho, ¿sabes? Y espero que no hagas todo por aburrimiento y tampoco lo lastimes. Te lo ruego, por favor, no seas como las demás y al menos dale la sensación de que no es un completo idiota —dijo con cuidado.
Ante estas palabras, me congelé y me detuve. ¿Le gusto? Simplemente no podía creerlo. ¿Cuándo sucedió? ¿Hice algo?
Cuando me senté de nuevo lo miré un tiempo y luego suspiré. De alguna manera, me sentí fatal. Pero no hablaría con él ni lo lastimaría. Eso es lo que esperaba de todos modos.
—Ahora tenemos matemáticas —dije mientras tomaba mi mochila y esperé a que Caleb se levantara.
—¿Has hecho los deberes hoy? —Me preguntó, riendo.
—¡Sí! ¡Esta vez los tengo hechos!
En el aula nos sentamos juntos en la primera fila. Con Caleb a mi lado, estaba mucho más atenta en clase.
Después de clase, me dirigí a la sala del conserje. Will ya se encontraba allí y me sonreía.
—Te lo he cogido —dijo mientras me pasaba la fregona. Eso significaba que era mi turno de limpiar, y Will llevaría el cubo.
—Gracias, Will —contesté sarcástica.
—Quiero ir por el ascensor —dijo antes de pasar corriendo junto a mí y poner el cubo en el pequeño ascensor.