Mi cuerpo me dolía. Las horas pasan y yo sigo atada a esta silla. Mis muñecas sangran y sanan todo el tiempo, un dolor interminable.
Quien sabe cuantas horas llevo aquí atada y recibiendo golpes de estos malditos.
Se que dos son vampiros –Odell y Rea– pero los otros dos no lo son, tienen fuerza, pero no sobrenatural ¿Serán humanos? O tal vez cazadores.
No se, hace años no se ve un cazador.
-¿Ya estás cansada?-Preguntó en tono burlón Rea.
-Solo quiero saber que mierda haces aquí y como es que estás viva. -Le solté y escupi sangre en sus pies.
-¿Tan triste estás de encontrarme con vida? Creí que nuestro reencuentro sería distinto. -Comentó aún con ese tono insoportable.
-No estoy feliz de verte y creo que eso lo sabes perfectamente. Tu estabas muerta, yo te vi ¿Cómo pasó?
-Pasó que mis propios padres me quemaron viva por ser lo que soy, mientras que tú seguías con tu secretito de no decir que eras un maldito vampiro. -Se acercó a mi y note que tenía los dientes apretados.
-No era mi culpa, yo no quería decirles.
-¡Pero yo si, y no tuve a mi hermana para ayudarme!-Gritó y un golpe llego a mi cara.
-¡Es tu puto problema! ¡No te olvides de quien es la culpa de que seamos esto!-Le solté con furia e hice la mayor fuerza posible para romper las cadenas.
Crac.
Una se rompió y mi cara de sorpresa fue inmensa.
-Pero miren quien ha ejercitado. -Comentó y pude notar que estaba nerviosa.
-Me quedaré a voluntad dos horas para escucharte. Luego me iré y asesinare a quien se interponga en mi camino. -La desafié. Se que ella también quería contarme, así que aceptó.
-Luego de que me dejarás quemada viva, nuestros padres se fueron de la casa. No tenía agua ni fuerza, ni tampoco ganas de vivir. Pero una mujer pasó, estaba sola. Me vio y vino a ayudarme. Me curó las quemaduras y no hizo preguntas al ver que sanaban rápido en cuanto pude levantarme. Era un dolor indetenible Eleanor. -Comenzó a decir y se arrodilló frente a mi. -Era una bruja, no hizo preguntas. Con suerte compartí dos o tres palabras con ella. En cuanto me cure, volví a casa. Y te vi ahí buscando mi cuerpo. Me dolió verte ahí, pero me di cuenta de que fue tu culpa.
-¿Mi culpa?-La interrumpí.
-Si, Eleanor, tu me convertiste en esto, tu me convenciste de acompañarte a esa cueva. Si no fuera por tu culpa, mis padres no hubieran querido asesinarme.
-Me acompañaste porque tu lo quisiste. Te hable de los riesgos, te conté todo sobre lo que podía pasar. ¡Te estaba previniendo!-Ya estaba furiosa.
Rompí las cadenas aún sorprendida por mi fuerza y quise golpearla. Quise, pero no pude, mi propio cuerpo no me lo permitió.
-Ir a esa cueva fue tu decisión Rea, no mía. -Le dije en un susurró y salí corriendo.
-¿Quién es?-Escuché la voz de un hombre del otro lado de la puerta de mi hogar en cuanto llegue.
Esa voz no la conocía...
Sigilosamente rompí la cerradura con mi mano y abrí la puerta de golpe, lanzando una patada.
El hombre quedó tumbado en el piso y al levantar la vista encontré a mis chicos.
Estaban con las bocas vendadas y sus cuerpos atados como el mío hace un rato.
-Sueltenlos. -Sentencié furiosa hacía el hombre en el piso y el otro que se encontraba al lado de los chicos.
-¿Quién lo dice?-Preguntó el que estaba de pie y fui hasta donde estaba.
Lo tomé por el cuello y le respondí:
-Yo.
-Sueltenlos. -Dijo la voz femenina de Rea a mis espaldas.
¿Qué quiere ahora?
-Si jefa. -Respondió uno de los hombres.
Soltaron a mis amigos y los cuatro se pusieron en posición de ataque.
Lloraria de orgullo si no estuviera a punto de enfrentarme a mi hermana muerta.
-Vete. -Sentencié mientras caminaba hacia ella.
-Tranquila, no tengo planeado matarte hoy. Prefiero verte sufrir primero. -Miró a mis chicos y por primera vez tuve miedo.
A ellos no.
-No serías capaz. -Le contesté furiosa.
-Oh, no me conoces querida. -Rió con burla. -¿Ves esa cicatriz en la garganta de tu novio? Aún no entiendes que yo la he hecho.
-Pero no lo asesinaste. -Esta vez era yo quien burlaba.
-No necesito matar para hacerte sufrir...
-Claro que si. -Y sin pensarlo dos veces salte sobre ella para pegarle.
Ella recibió el primer golpe, pero en un movimiento no dudó en devolverlo. Podia escuchar como mis chicos peleaban contra los otros dos, pero no me interesaba.
-¿Por qué haces todo más dificil?-Un golpe llego a mi cara.
-Porque te odio. -Me respondió furiosa. Y frenó. -Te odio con todo mi ser Eleanor y tu todavía no lo entiendes. Te detesto. Y te juro por lo que más quieras. -Acercó su cara a la mía, tanto que podía oler su aliento a menta. -Que voy a hacerte sufrir...
Y se fue. Se esfumaron y todos quedamos agotados y sorprendidos.
-¿Están bien?-Salí corriendo hacia ellos para inspeccionarlos.
-Si Leah, estamos bien. -Bufó Acacia y solté una risa.
-Oh por dios, Eleanor está riendo ¿Cómo es que nunca te ríes pero en situaciones de muerte sí?-Preguntó Nicanor y golpeé su hombro.
-Solo, callense y abracenme. -Hicieron lo que les pedí y me abrazaron. -Creí que no los volvería a ver.
-No te librarás tan fácil de nosotros Eleanor. -Soltó Teogonio con una risa.
-Bueno, ahora a dormir que mañana hay que ir a la escuela.
Escuché que se quejaban y los ignore, no quería regañarlos.
Subí a mi habitación y me recosté en mi cama, pero algo se clavó en mi espalda.
Era una caja de terciopelo roja, bastante pequeña. La abrí y la nostalgia inundó mi cuerpo. A su lado había una carta que decía:
"Este iba a ser nuestro anillo de bodas. En estos momentos, solo lo veo como un arma más para asesinarte"
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Editado: 10.06.2021