Mystic Town "El comienzo"

4. Instituto

La luz inundaba mi vista, mientras me acostumbraba a ella.

Creo que tuvimos suerte al haber elegido Mystic Town, ya que no suele haber mucho sol en el día.

Me levanté de la cama y vi la hora. 5:58. Aún era temprano, pero se que no podría volver a dormir. Las pesadillas regresarían o me quedaría dormida para el primer día en el instituto.

Me vi en el espejo, una costumbre que se me estaba haciendo. No se que placer me daba mirar mi reflejo, pero me ayudaba a caer en cuenta de que estaba con vida. Algo que todavía no entendía.

¿Cómo hice para sobrevivir mil años? O tal vez más, ya perdí la cuenta.

Eso era cierto, ya perdí la cuenta de mi edad. Los primeros cuatrocientos los conté, todavía estaba feliz de ser vampiro. Pero a medida que pasan los años la vida se va haciendo aburrida.

Suspiré aún mirando mi reflejo y decidí vestirme. Hoy haría las cosas lentas, bueno, a ritmo humano.

¿Por qué? Tengo poderes sobrenaturales.

Pues, hoy simplemente quería ser humana.

O mitad humana.

Me puse un jean negro y un buzo color mostaza dos talles más grandes que yo. No me molesté en ponerme remera, ya que conociendome iba a quedarme así todo el día.

-Buenos días.-Dije entrando en la cocina, donde se encontraban todos mis chicos.

-Buenos días Leah. -Sonrió Acacia y simplemente rodé los ojos.

-Eleanor. -Dije ya molesta.

-Solo es un apodo. Malhumorada. -Bromeó y me dediqué a ignorarla.

-¿Qué hacen despiertos tan temprano?-Les pregunté confusa.

-Nos quedamos haciendo guardia. -La respuesta de Catrina me tomó por sorpresa.

-¿Qué?

-Tu hermana y tu novio psicópata están sueltos. Así que nos quedamos haciendo guardia, ya estás vieja para cuidarte sola. -Me explicó Teogonio como si fuera lo más normal del mundo.

-Estan locos. -Bromee con una sonrisa. -Pero gracias. Igualmente, a medida que pasen los años mi fuerza aumenta. Además olvidan el hecho de que soy una original.

-Algún día debes contarnos eso. -Dijo Nicanor.

-¿Contarles qué?

-Contarnos porque eres una vampiro original.

-Pues, porque fui la primera. -Respondí confusa.

-Oh ¿En serio? ¡No nos dimos cuenta!-El sarcasmo de Catrina me hizo soltar una carcajada.

-Lo que queremos decir es que ¿Por qué decidiste ser vampiro? ¿Cómo pasó?

-Es una historia bastante larga y no tenemos tiempo. Vayan a ducharse que apestan.

-¿Y tú?

-Me ducho a la madrugada.

-Cada día eres más extraña. -Reí ante el comentario de Acacia.

Se fueron a duchar uno por uno mientras yo desayunaba y limpiaba un poco la casa. Aún estaban las cadenas con las cuales los ataron.

¿Podré romperlas como ayer?

Intenté pero fue en vano, quedaron sanas como si no hubiera hecho la mayor fuerza del mundo. Es algo muy extraño la plata, ya que los humanos con sus picos y sus máquinas pueden quebrarla sin esfuerzo. En cambio el vampiro con sus propias manos, a penas puede quebrar una simple cadena.

Supuestamente es que equilibrio natural, cada especie tiene su debilidad. Los humanos tienen la muerte y como nosotros teóricamente burlamos aquella cosa, la plata es algo que no podemos burlar.

Al cabo de unos minutos tenía a todos mis chicos frente a mi bañados y ya desayunados.

Todos estaban en cuerpos de adolescentes. En cuerpos de personas de diecisiete años.

-Debemos irnos. -Les dije y todos asintieron.

No era la primera vez que nos hacíamos pasar por adolescentes, bueno al menos no la mía.

-Recuerden que deben controlarse. -Les recordé una vez que nos encontrábamos en la puerta de la escuela.

-Si mamá.-Respondió sarcásticamente Catrina y los demás rieron.

Yo simplemente la ignoré. Aproveché el hecho de que no había casi nadie en la escuela y nos metimos en la sala del director.

-Buenos días, ¿En qué puedo ayudarlos?-Preguntó amablemente el director...

Fleirchaild.

Interesante apellido...

Creo que fui amiga de su abuela.

Es chiste.

-Somos los hermanos Pride. Somos nuevos en el pueblo. Nuestros padres pasaron hace unos días a dejar nuestros datos. -Dije mirando fijamente a los ojos al director.

La hipnosis siempre funciona.

-Si, los hermanos Pride. Espero que se sientan bienvenidos ¿Quieren que les enseñe la escuela?-Preguntó poniéndose de pie y en ese momento Nicanor aprovechó para meter los papeles falsificados en sus archivos.

-No, muchísimas gracias director. -Le respondí con una sonrisa y salimos de ahí.

Inmediatamente todas las miradas se posaron en nosotros. No se si por la belleza de mis chicos o por lo misteriosos que nos veíamos.

Acacia sentía que estaba en una película y dedicaba unas cuantas sonrisas. Yo estaba en el medio y me limitaba a rodar los ojos y fulminar a unas cuantas chicas con la mirada. Estaban mirando a mis pequeños, no las iba a dejar acercarse.

Pero una persona hizo que toda mi atención cambiara su rumbo.

-¡Hola chica del pueblo!-Gritó un feliz Zac acercándose a mi.

Ahora que sabía quien era su padre sentía un poco de lástima por el. Aunque esperen...

¿Cómo hizo Odell para tener a su hijo? Los vampiros no nos podemos reproducir por estar técnicamente muertos.

Esa pregunta se fue de mi mente en cuanto me di cuenta que Zac me estaba mirando atentamente en busca de mi respuesta.

-¡Hola! Ellos son mis hermanos. -Le respondí con una sonrisa. -Acacia, Catrina, Teogonio y Nicanor.

-Los llamaré Kate, Theo y Nic. -Dijo una chica posicionándose al lado de Zac. -Soy Amber, la novia de Zac, un gusto.

Mis jóvenes la fulminaron con la mirada al ver los nombres que les había puesto esta chica.

-Soy Eleanor.

-Te llamaré Elena. -Me respondió con una falsa sonrisa.




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