2:12p.m.//Aquelarre Sol saliente
Desde que comenzó la cacería de los Carriers y todo lo que no fuera humano hace más de siglos, estos se vieron obligados a permanecer en el anonimato para protegerse, perdiendo su libertad cubriéndola con máscaras y escondites. Entre esa multitud sumisa ante el peligro, se encontraban Jaiden y Boltus, ambos miembros procedentes del grupo protector de Carriers; Dragones Negros. Quienes decidieron irse a su mundo; uno escondido entre las nubes blanquecí. Regido por la voluntad de Zeus, su Dios.
En ese reino a Jaiden por ser un hechicero de alto rango, le otorgaron el cuidado de uno de los más importantes aquelarres que poseía dicho reino, donde se encontraba como un templo flotante escondido entre las nubes, allí ambos hermanos quedaron en el total cuidado de este, tanto así que decidieron quedarse en el aquelarre.
A los meses, Boltus se enamoró de una de las sacerdotisas del aquelarre, con la cual tendría dos hijos; Scott y Derek, quienes desde edades tempranas comenzaron a entrenar previniendo a futuros ataques tanto en su reino como el de los humanos. Dieciocho años después, Derek, el primogénito de Boltus. Fue decretado por el sucesor de Jaiden para cuidar el aquelarre. «—Estoy para cuidar, velar por la seguridad de su existencia. Yo sostendré la vida en este plano terrenal. —Juró Derek, en el centro del templo, con los monjes y sacerdotes de testigos.» hoy es el día donde se le entregaría toga blanca con leves adornos carmesí.
—¿Estás nervioso, Derek? —preguntó Scott—, o me vas a decir que no sientes ni la más mínima emoción por ello.
—No voy a decir que son nervios, más bien… es como un entusiasmo prevenido.
—Derek, prepárate —ordenó Jaiden, entrando al vestíbulo donde se encontraban—, dentro de unos minutos comenzará la ceremonia.
Más tarde, Derek sale del vestidor con su atuendo ya puesto; una túnica blanca con ciertos escotes rojos resaltando el fuego que es el elemento que este manejaba, donde allí lo esperaban todos los miembros del aquelarre; donde estaban todos los monjes, sacerdotes y sacerdotisas. Incluyendo a su Tío Jaiden y su padre como la máxima autoridad.
—Hoy ante el consejo, presentaremos al nuevo miembro del aquelarre; Derek Eclipse —comenzó su padre, iniciando la ceremonia—, hoy te convertirás no solo en uno de los guardianes de los más importantes pergaminos de magia, tanto de magia blanca como oscura.
—Yo, Derek Eclipse juro —inició Derek el juramento del aquelarre—, que, aunque el sol se extinga, aunque el agua de los siete mares se sequé, aunque las llamas del averno se apaguen ¡Yo! Derek Eclipse, Juro que daré mi vida para proteger este aquelarre, aunque me lleve la vida en ello.
La ceremonia de iniciación avanzaba a la perfección, con el previo juramento de Derek y la bendición de todos los miembros del aquelarre. Pero, a una distancia muy considerable. Se aproximaban don corceles galopando en el aire: uno con una apariencia muy esquelética y el otro con un color rojizo intenso. Ambos jinetes cubiertos por la túnica que portaban.
—Recuerda, solo es tomar el pergamino e irnos —Mencionó como recordatorio el jinete del corcel rojizo—, esto no es una misión mártir.
—Relájate, no los mataré tan lento —aclaró el otro jinete—, Hidra nos ordenó borrar toda evidencia, eso incluye al personal, ¿no crees?
—No estoy de acuerdo con esto —confesó este con cierto enojo.
Entre su conversación, otro jinete se unió a ellos, uno con corcel negro de pelaje azabache.
—Si ustedes no destruirán lo que nos ordenaron, entonces yo lo haré. —Alejó este con cierto enojo.
Entonces, este jinete apresuró a su corcel. Mientras que fue tomando velocidad, sus ojos se tornaron negros al igual que se fueron tornando las nubes en su alrededor.
—Jaiden, esas nubes se están oscureciendo —mencionó vagamente Boltus.
—¿Acaso las nubes son más importantes de que membrecía de tu hijo? —susurró—. Ya compórtate Boltus.
—Sabía que no me creerías de todos modos —aclaró con enojo—. Voy a activar la barrera.
Acto seguido, como el presentimiento le Boltus le advirtió, entro al aquelarre para activar una barrera que los protegería ante cualquier amenaza. Pero su presentimiento se convirtió en premonición. Al irse formando aquella capa azulada de a barrera comenzaron las explosiones. Caían como piedras, unas seguidas por muchas. Allí comenzó al bullicio con todos los presentes.
—¡Boltus! —gritó Jaiden—, ¡Llévate a Derek y Scott!
Lo obedeció, sacando a sus dos hijos del centro de la batalla. Mientras que los demás monjes y sacerdotes comenzaban a defender la barrera del aquelarre con sus hechizos protectores.
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Editado: 11.11.2018