Nacido de las Sombras: Cenizas de Guerra

CAPITULO 3

───── [ EL OTRO LADO DE LA MONEDA ] ─────

 

 Cuando Sith despertó, se encontró frente a una niña vestida con apenas algunos harapos, devoraba varios platillos con sus manos. La comida parecía estar en todas partes, y Sith, obviamente, habría hecho lo mismo si tuviera la oportunidad.

— ¡Despertaste! —dijo la niña, aturdiendo a Sith, quien intentaba ponerse de pie entre bambaleos— ¿Tienes hambre? —ofreció comida al joven mientras recogía diferentes manjares en un solo plato, sin medir porciones.

— ¿Dónde está él? —pregunto Sith, sin siquiera mirar el plato que la chica ofrecía.

— ¿Quién? —pregunto confundida la niña, mirando a Sith con cierta duda, con cierto miedo.

— ¿Dónde está el tipo de cabello...? —Sparrow interrumpió al muchacho— Aquí, estoy aquí... ¿Podrías no gritar?

— ¿Por qué lo hiciste? —indago Sith, acercándose con una intensión agresiva.

— Está bien, la salvaste, fuiste un héroe, hurra —se burlo Sparrow de manera directa, causando aun mas enojo y rabia en Sith.

— ¡Me golpeaste en la cabeza! —Sith apretó los puños, listo para vengarse por el golpe que recibió desde la espalda— ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a golpear? —Sparrow continuo provocando— ¿Vas a poder?

Sith lanzo un golpe al aire, Sparrow se movió hacia adelante, balanceándose desde el borde de la caja en la que estaba sentado.

— Te equivocaste niño.

— ¿A si? —a pocos centímetros de Sparrow, antes de que el hombre tomara su brazo, Sith se lanzo al suelo y dio una barrida, pasando por uno de los costados de Sparrow, luego enredando los pies de aquel tipo e intentando tumbarlo, sin éxito.

— Igual de escurridizo que tu padre —exclamo Sparrow, agotado por la situación.

 La expresión de enojo y rabia pura que tenía el joven se había esfumado. AL girar su cabeza hacia los ojos de Sparrow, lo más cercano a su propio rostro fue el cañón de un arma, seguido de una cara cansada y sin dudas, Sparrow parecía listo para jalar el gatillo.

 Sith se congelo. Todo el coraje y la adrenalina que lo habían impulsado hace uno segundos, aquello que guiaba su instinto, había desaparecido.

 De repente, tres figuras adicionales se presentaron: Tarot, Puk y Azur. Todos miraban la escena con asombro, ninguno sabía que Jeremiah Sparrow estaba armado. Mucho menos que un niño lo haría desenfundar su arma tan fácilmente.

 Azur comenzó a ponerse nervioso, mientras que Puk se acercaba temerosamente al profesor.

 Azur se volteaba con miedo, esperando lo peor. Se notaba cada vez más nervioso.

— ¿Son idiotas? —refunfuño Tarot, levantando los ojos con evidente obviedad— No le va a disparar, es un arma de fogueo.

— Bien visto —afirmo Sparrow, haciendo un leve gesto con la cabeza, en señal de aprobación. —Ahora niño.

— P-Perdón... —interrumpió Puk, parándose frente a Sparrow con la cabeza gacha.

— ¿Qué? Pregunto Sparrow, un tanto confundido.

— Fue culpa mía, jefe, No tiene que lastimar al niño —atendió Puk nerviosamente, cada palabra que decía dejaba en claro cuánto sufría ese momento.

— Puk... —la voz de Sparrow obligo al corpulento muchacho a mirarlo a los ojos —No voy a lastimar a Sith, Se lo debo a Jool.

— ¿Conocías a papá? —irrumpió nuevamente el niño en la charla. Intrigado por las palabras del hombre.

— Jool fue un gran compañero en la Academia —el hombre se puso de rodillas para estar a la altura del niño— Ya es tarde para que lo diga, pero lo siento mucho, Sith. Tu padre fue un gran hombre. —dijo sus últimas palabras poniéndose de pie.

— ¡Un amigo de mi papá no secuestraria a nadie! —grito el muchachito, dándole un empujón bastante infantil a Sparrow.

 La mirada de todos se volvió confusa, trataban de no romper en risa.

— No me secuestraron —replico la figura de cabello dorado, limpiando los restos de comida que habían quedado en el reborde de sus labios, con las mangas de lo que parecía un camisón— Me salvaron del imperio.

 Sith no podía creer lo que estaba escuchando, pero como muestra de buena fe hacia aquella niña, decidió escuchar con determinación toda la historia.

 Resultaba ser que aquella niña, Riss Al' jin, Era la hija de un poderoso noble Demiallbure. Por lo general, los Demiallbure eran conocidos por ser extrovertidos, molestos y de buen hablar, como solo un Orejas Puntiagudas podía ser.

 Aunque Riss aun no presentaba sus características orejas gracias a su corta edad, eran notables sus raíces. Había algo en su forma de ser que lo decía todo, Quizás era la manera tan despreocupada en la que actuaba en tal situación, la confianza que tenía en sus movimientos y como se refería a los tipos que Sith pensaba, la habían capturado.



#7070 en Fantasía
#8555 en Otros
#1435 en Acción

En el texto hay: fantasia épica, novela juveil, accion juvenil

Editado: 15.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.