Confianza.
Sin duda había cometido el peor error de mi vida al tomar a Alekssandra Vasíliev como mía, no sé por qué me deje llevar, no le debo nada, no.... se supone, que nunca debí acostarme con ella. Pero, a diferencia de lo que hago con Patricia esto es diferente, bueno...
¡Demonios! ¡Fue mil veces diferente!
Pero ahora como demonios voy a verla a la cara ahora, no puedo estar con ella y hacerme pasar por su “novio”. Tengo la certeza que va a odiarme. Esto dista de ser la culpa de mi naturaleza depredadora, ella era un delicioso corderito que se me había pasado por enfrente. Había demasiada oscuridad en mi como para que me permitiera acercarme a ella, demasiados siglos de soledad y dolor.
Llevo horas observando el oscuro techo en mi habitación, quise dormir, pero no puedo siquiera cerrar mis ojos sin ver las escenas de hace unas horas atrás. No dejo de escuchar su respiración agitada, sus gemidos de placer.... ¡Voy a cortarme las pelotas por esto! Viese algun tipo de redencion despues de que la bomba me explotara en el hocico.
Debo olvidarme de ella, más ahora que nunca porque... Alguien está parado del otro lado de mi puerta, temo en mi corazón que se quién es. Solo llevo puesto el pantalón, del día anterior, al levantarme ciento el frío de esta noche. Abro la puerta en silencio, sin decirle nada.
—¿Por qué?
Sabía a qué se refería, la había dejado sola, desnuda en su habitación después de haberla tomado.
—Porque estuvo mal Alekss.
—¿No te gusto?
Sus ojos estaban llenos de lágrimas, su cabello estaba revuelto y sus mejillas sonrosadas, supongo que la caminata bajo el frío intenso les dio ese matiz.
—¡Qué cosas preguntas Alekssandra! — Le gruñi alejandome de la puerta para que entrara al apartamento, su nariz estaba un poco roja por el frio.
—Quiero saber Fred, tengo el derecho después de esta noche...
—¿Derecho a qué? — La corte sin miramientos. —No soy tu jodido novio.
—¿Crees que no lo es?
Esperaba un grito, furia, incluso violencia física. Pero, me destrozo que en lugar de ello su voz salió estrangulada de su garganta. Y sus ojos no dejaron de mirarme, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas. Para ser honesto no sabia que hacer con la debilidad o la tristeza de nadie, y saber que ella se encontraba en ese estado por mi propia incapacidad para contenerme hacia que me hirviera la sangre.
—No quería lastimarte Alekss, esa nunca fue mi intención.
—No, tu intención fue mantenerme fuera de tu vida, soy yo la estúpida que se aferra.
—No te digas así... Solo que no me gustas como piensas, y lo de esta noche...
—Por favor, no lo repitas, no digas que fue un error.
Nunca pensé que alguna vez en mi vida me encontraría en esta situación de nuevo, nunca en todas las posibles oportunidades imagine que esto me pasaría otra vez. En aquella ocasión, las cosas salieron severamente mal, y ella.... Gabriel, perdió la vida. No hubo nada que hubiera poder haber hecho para salvarla. Solo le ame por un corto tiempo, solo un par de años estuvo a mi lado.
Estuvo a un par de horas en convertirse en mi esposa, en mi compañera para toda la vida, ella sabía sobre el secreto que Valle de los Lobos guardaba, pero, creo que fue esto lo que la mato. El Alfa no estaba muy de acuerdo con que fuese a unir mi vida a ella, decía que nosotros solo debíamos disfrutar de la vida y el placer de las mujeres. Después de Gabriel, hice exactamente lo que el Alfa me dijo, seguí cada paso, cada orden.
Tanto tiempo de disciplina, de autocontrol, y esta perfecta mujer llega y en solo un par de meses rompe mi mundo en mil pedazos.
—Entiendo que eres diferente, no solo porque seas un guardian del Vulpak... o por tu telepatía con los animales. Lo que no entiendo, es... que tengo de diferente a ella.
—¿Ella?
Su pregunta me tomo fuera de lugar, pues estaba pensando en alguien en quien no había pensado en, siglos.
—¡Patricia! — Gruño entre dientes.
—Que no me importa lo que la gente piense de ella.
Creo que ni yo esperaba darle esa respuesta, ambos nos sorprendimos ante el seguro tono de mi voz.
—¿Entonces? No lo entiendo...
—Es noche, hace frío y has pasado por mucho este tiempo. Apenas enterraste a una de tus amigas, creo que no es justo que le agregues más confusión a tu vida.
—¿Vas a dejarme fuera de tu vida?
—No, no podría, aunque quisiera.
Una lenta sonrisa apareció en su rostro, por lo menos había dejado de llorar. Dejaria este tema aquí, solo por el momento, tampoco queria que esta noche se fuera de mi lado.
—¿Qué... que va a.… que va a pasar ahora?
—Vamos a dejar que las cosas fluyan por sí mismas, seamos amigos y veamos que pasa después.
—¿Y Patricia? — Su voz fue apenas un susurro, lo suficientemente bajo para que no la escuchara, pero fallo.
—Ella, se queda dónde está. Nadie debe saber lo que paso esta noche Alekss, es un secreto que solo debe quedar entre nosotros.
Si estaba siendo un total y absoluto hijo de puta.
—Bien— Murmuro con un nudo en su garganta, entonces la abrase.
Tímidamente me respondió el abrazo. Sintiendo la calidez de su pequeño cuerpo enterré mi cabeza en su cuello.
—No quiero dormir sola.
—¿Sola?
—Iris se ira con su familia esta semana, volverá a clases hasta el miércoles que viene... estar en esa habitación me da miedo.
—Si entiendo.
Quede capturado por la belleza de sus ojos, era realmente hermosa, no podía resistirme a ella por más que quisiera. Entonces su petición me golpeo como un bate en la cabeza.
—No creo que sea buena idea que duermas aquí.
—Lo sé.
—¡Ah mierda Alekss!
—¿Qué? No he dicho nada.
—Métete a la cama, mientras sierro la puerta con seguro— Le ordene empujándola hacia la habitación.
La sonrisa que afloro en su rostro fue simplemente fragante e inmensa. Hice lo que le dije, la seguí un par de minutos después y me senté en la cama a su lado, tomando su mano entre las mías.