Nacidos entre las sombras, libro 1

Capítulo doce.

Muerte.

—Papá, debes descansar, no es buena idea que...

—No tenemos tiempo Frederick, será en este momento... Tienes que entenderlo, esto te mantendrá lejos de ella, no podrá volver a acercarse otra vez.

Una alarma se encendió en mi cerebro, una me dijo que, si abría la boca, Isidro Taftian guardaría silencio hasta su muerte.

—Será como órdenes— Pareció que no me escucho.

—Ella te abandono hijo, te dejo cuando tenías solo unas horas de vida... eso fue imperdonable, pero ¿Cómo podíamos culparla? Fue lo mejor, en especial para ti… yo te rescaté, yo te permití vivir. Ahora ella quiere ese derecho de llamarte hijo, pero no se lo voy a permitir, ella nunca podrá conseguir lo que busca...

—Tú eres el único padre que tengo— Su mirada se centró en mí, yo sentía que mi corazón latía a mil por hora, mi garganta estaba repentinamente seca, pero tenía que permanecer centrado... no sabía si quería saber quién era ella o que había pasado, quizá él estaba confundido. —No importa quién sea ella...

—Es una cazadora, una muy antigua— Me interrumpió. — Pensé que nunca te revelaría esto, pero tampoco pensé que pudiera morir tan pronto.

—Entonces habla mientras pido al Centinela lo que necesitaremos— Le dije mientras escribía un mensaje de texto en el celular.

El Alfa se reacomodo en su cama, quedando sentado, con las grandes almohadas en su espalda. Aliso su cabello, y suspiro, mientras yo me sentaba en un sillón que estaba a la izquierda de la cama, debajo de la ventana.

—Te escucho— Le indique.

Él espero un tiempo más, antes de decir algo, fue tanto tiempo que pensé jamás lo aria.

—Tu padre era hijo directo del primero de nosotros, un Lobo poderoso y amado por la manada, fuerte… era mi hermano, pero no de sangre— Había una nota de dolor en sus últimas palabras. —Él se emparejo desde niño, en el instante mismo de que sus miradas se encontraron, se dice que muy pocas veces un macho encuentra la mitad de su alma a tan corta edad… conoció a tu madre cuando tenía cinco años, desde ese día nunca se separaron... antes de tu nacimiento tu madre fue secuestrada por los Venántium... Solo una semana la tuvieron... pero esa semana basto para destruir su alma— Guardo silencio acomodando como si ordenara sus ideas. —Nadie supo que ella estaba embarazada cuando la secuestraron, solo tenía unas semanas, no era suficiente para que tu padre lo supiera, ni como Humano ni como Lobo.

El Alfa me miro con esos ojos idénticos a los de un husky, pero estaban tristes, preocupados, dolidos, quizá también furiosos.

—¿Qué ocurrió después?

¿Estaba loco? ¿De verdad quería saber?

Si, necesitaba saber.

—Cuando fue recuperada, ella... estaba como un autómata, parecía que su alma había sido arrancada a mordidas de su cuerpo. La imagen de tu madre, hermosa, con su cabello como la noche y su piel blanca... se habían perdido para siempre. No interrumpimos el embarazo... no pudimos hacerlo.

—¿Por qué?

—Tú sabes lo que son los cachorros para la manada, no podíamos... entonces todo se salió de control. Creo que lo que la mantenía con nosotros fue la conexión psíquica que tenía contigo, cuando naciste un interruptor se activó en su cerebro y fue como si volviera a otra vida.

Me levante del sofá porque sentía la habitación demasiado pequeña, demasiado en falta de aire.

—¿Qué paso después?

—Ella... mato a su pareja en un arranque violento de ira, mato a tres Centinelas antes de que fuera detenida… el cachorro no sobrevivio.

Entonces, ¿Esto que relacion tenia conmigo? ¿Eso quería decir que la pareja que me crío, me cuido y me amo no era real? ¿Me habían mentido todos estos siglos? Ellos no me adoptaron de una madre joven y moribunda que viva bajo su techo, enferma con la sed de sangre… No, ello era míos, eran mis padres, no importaba lo que el Alfa estuviera revelándome.

—Mis padres...

—Cuando la cazamos y ella escapo, los Venántium la ocultaron... no pudimos encontrarla. Los Von der Rosen no podían tener hijos, y por la misma fecha naciste tu, no dude un solo segundo en dejarte a su cuidado. Desde que Dörte te tuvo en sus brazos, supe que estabas a salvo.

Recordando el vídeo del día del ataque, fue como si las piezas de un enorme rompecabezas por fin entraran en su lugar, una a una.

—Cuando mis padres... Mis verdaderos padres, los Von der Rosen murieron. ¿Qué fue lo que en realidad paso?

—Henrriette.

Sentí lagrimas arder en mis ojos, las tuve que contener, para retomar el control de mis emociones.

—¿Ella los mato?

—No directamente... En su afán psicótico estaba segura de que tu eras su hijo y quería recuperarte, por ello guío a los Cazadores hasta ustedes. Los Von der Rosen te ocultaron en un lugar seguro, uno de que solo yo sabía.

—¿Porque había la necesidad de un lugar seguro?

—Por qué Henrriette quiso llevarte con ella muchas veces.... ella cree que serias el primer Cazador Lobo de la historia, dado al bebe que perdió en su vientre cuando fue infectada, nadie sabe cómo es que eso te afectara a tu...

—¿Por qué me has estado ocultando esto? — Le grité, más furioso de lo que alguna vez creí haber estado.

—Lo lamento.

Solo dos palabras, que no tendría por qué haberse dicho... no hoy, nunca quizá.

—¿Qué otras cosas no están diciéndome, Taftian? — La pregunta salió como un gruñido de mi garganta.

—Henrriette contamino la mente de Gabriel— Mi corazón se detuvo con un golpe sordo, como si simplemente se negara a funcionar. —Ella la tomo antes de tu boda, y la corrompió a niveles que ninguno de nosotros hubiera soportado, aun siendo Lobos.

—¿Cómo lo supiste? — Susurre.

—Porque yo la encontré, Henrriette la dejo en las puertas del Valle.

—Ella hablo de que ella fue quien me salvo, que ella evito que perdiera mi cordura....

Los ojos lobunos de Isidro Taftian se volvieron de acero.

—En su retorcida mente ella cree que nosotros te separamos de su lado, porque eres un cazador que podría destruir a nuestra raza, ella cree que te salvo de tus padres, y que Gabriel era un pobre intento de controlarte... Ella es y ha sido la causa de la oscuridad en tu vida.




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