Secretos
Apenas había pasado mi cumpleaños; me negué a que se celebrara. No podría tolerar otra celebración con el luto aún reciente, quizá dentro de un año. Pero no podría evadir la celebración de Año Nuevo, por más que quisiera. ¡Lo cual sentía como un montón de espinas en el trasero! Mierda, hablando de espinas...
—Buena tarde, señor Von der Rosen.
Sí, lo detestaba, pero era el líder del consejo de la Espina Negra, por lo cual, en mi nuevo puesto, tenía que tragarme la bilis y sonreír.
—Buena tarde, señor Hanson. ¿Qué lo ha traído a mi oficina?
—Esto que he venido a decirte requiere del secreto de...
—Vienes a mí como tu Alfa, no como tu compañero de manada.
—Así es, mi señor.
Bien, esto no me sorprendió porque se tratara de algo poco común, sino porque se trataba de Orlando. Nuestra relación se volvió polvo después de un fuerte enfrentamiento que tuvimos por la dirección que el consejo de las Cruces Doradas debía o no tomar. Nuestra raza no solo era politeísta, también mágica. Orlando, después de su primera pareja, se convirtió a su religión y esto atrajo a más de sus seguidores.
No es que estuviéramos cerrados a las nuevas creencias que los humanos trataban de imponerle al resto del mundo; eran ellos los que no tenían tolerancia contra las creencias del resto del mundo. Orlando Hanson había sido mi mano derecha y mi mejor amigo, junto con Dante Landeros. Era la triada más fuerte y unida que jamás se había visto en el consejo, pero al cortar uno de los brazos, todo cambió.
El Alfa Isidro Taftian le dio la opción a Orlando de crear este nuevo consejo, y así se hizo.
—Toma asiento —le indiqué, acercándome a la puerta para cerrarla.
Volví a mi silla detrás del escritorio, en absoluto silencio.
—Frederick, por la amistad que alguna vez nos unió... necesito pedirte un favor.
—¿Qué clase de favor?
—Necesito que liberes a Marcial de las obligaciones de servidumbre para con Ewah.
—Eso es jurisdicción del lupino.
—Marcial es uno de los míos; fue impuesto por el antiguo Alfa como su servus, después de su falta.
¡Oh, sí lo recordaba! Trató de tomar a la segunda hija de Ewah, y en el proceso casi pierde las pelotas en la mandíbula del macho. Como castigo, el Alfa lo nombró sirviente de la familia de Ewah, una relación de sirviente/esclavo de por vida. Un castigo justo en mi mas sincera opinion, de haberme dejado elegir el castigo, lo habría decapitado.
—Está pagando su deuda.
—Le necesito.
Ok, ahora sí había atrapado mi atención.
—¿Para qué necesitas a un intento de violador?
—¡Él no la violó!
—Por eso dije "intento de violador", Orlando.
—Tengo testigos de que no fue Marcial el que la atacó.
—¿Por qué no las presentaste antes o las llevaste al consejo? —le gruñí con furia.
—Lo hice —me respondió con un susurro de voz que, de haber sido más baja, no le habría oído, al momento que me respondió inclinó la cabeza, exponiendo su cuello—. Lo hice...
¡Con los mil demonios! El aroma del macho frente a mí estaba diciendo la verdad. Además del hecho de que había expuesto su garganta, ningún lobo en su sano juicio se revelaría vulnerable ante otro, incluido su Alfa. ¿Qué rayos habia estado haciendo el … Isidro Taftian con la manada?
—Cuéntame lo que ocurrió, pero quiero la verdad absoluta, y sabré si me estás mintiendo.
Guardó silencio, desviando la mirada hacia el suelo, frotando sus manos con nerviosismo.
—Marcial, como sabes, se volvió mi mano derecha dentro de la triada del consejo... Laiza... ella quería dejar la manada y unirse a la Espina Negra. —Guardó silencio, supuse que ordenando sus pensamientos—. Marcial se enamoró de Laiza, pero también lo hizo Lucas...
—¿El gemelo de Marcial? —le interrogué, interrumpiéndolo.
—Sí, su gemelo, pero a diferencia de Marcial, este no externó sus emociones... hasta que Laiza mostró interés en Marcial.
—Pero atraparon a Marcial en la cueva, sobre ella...
—No fue a Marcial a quien atraparon, fue cuando él fue a confrontar a su hermano en el calabozo...
Bien, usando la imaginación, tuve la respuesta. Había sido una vil y astuta trampa para alejar al macho de la chica, pero, ¿Habría otro propósito detrás de esto?
—Lucas es parte de mi consejo.
—Lo que lo hace intocable para mí, Frederick.
—¿Por qué Isidro Taftian no hizo nada?
—No te ofendas, pero el antiguo Alfa solo veía por sus intereses... Ewah quiere emparejar a Laiza con un macho de la manada del bosque, no con un caminante.
El término con el que la manada del bosque se dirigía a nosotros era "caminante" y nosotros a ellos, "lupinos".
—¿Con quién?
—Con... Taylor.
—¿Taylor Landeros?
—Sí... pero Dante no lo sabe... Porque de otro modo lo sabrías tú.
Eso me hizo pensar en qué más cosas Isidro Taftian había mantenido ocultas; el bastardo sabía bien que no permitiría cosas como estas.
—Nos reuniremos con Ewah y la manada al amanecer. Quiero tus pruebas y a tu gente allí... yo llevaré a Lucas, a Dante y a Taylor.
—Gracias.
—No, aún no digas eso. No he hecho nada por mi raza para merecer la gratitud.
—Me escuchaste, Frederick, y más importante, creíste en mí; eso te convierte en un Alfa. En mi Alfa.
Con una ligera inclinación de respeto, se despidió y se fue, dejándome un amargo sabor en la boca. Definitivamente tenía que seguir leyendo ese diario. Pero esa noche era Año Nuevo, y como en otro año, me encontraría solo, aun cuando mi corazón le pertenecía a alguien.
Bajé a mi apartamento pensando en lo que recien habia dicho Orlando, y tratando de poner en orden las cosas de las que siempre había tenido duda, ¿Seria una conspiración o solo una mala decicion?. Los entrenadores del Vulpak me habían sugerido mudarme a la casa del Alfa, pero esa sugerencia no era de mi agrado. Prefería tomar el ático junto a la Torre Norte, una que en este momento estaba en remodelación, pero pronto sería mía.