Sus piernas flaquearon y cuando vio al niño correr alborozado hacia la bestia imponente, pensó que lo engulliría de una sola.
Sus pocas fuerzas fueron para ir tras él en tropel y con el dulce en mano se estrelló en una pared dura y fría… Detrás de ella hubo exclamaciones de asombro y de indignación.
Alana, muy aturdida por el choque, se limpió la mano sucia de dulce en la pared y cuál no fue su sorpresa al ver que lo que ella consideraba una pared, no era otra cosa que el pecho de un hombre corpulento y de mirar de fuego.
—Vaya recibimiento.
Detrás llegaron a ellos el príncipe Casio y la princesa Esther, alarmados por la situación.
—¡Por el Creador, Alana!, ¡qué has hecho!
—Lamentamos este terrible incidente, amigo mío —dijo Casio.
Alana sintió que era mirada por el sujeto como si fuera un bicho e intentó justificarse.
—Esa bestia se iba a comer a Rubén y yo… Lo salvé.
—¿Cuándo se refiere a bestia, lo dice por mi amigo dragón?
—Es que esa cosa… Es peligrosa y yo… Iba a salvar al pequeño.
—Esa cosa tiene nombre, hembra desbocada y se llama Eljiah.
Esto sorprendió a la joven, que dijo iracunda.
—¡¡Oiga!! ¡¡Oiga!! —dijo Alana—. Yo no he sido grosera con usted.
El joven se limpió el dulce de su ropa y se dirigió a Casio, ignorando los reclamos de la joven.
—¿Quién es esta hembra desbocada?
—Se llama Alana, señor —dijo Esther—. Es nueva en Young, perdone su imprudencia.
—Ya veo —reparó en el niño que lo miraba emocionado—. ¿Y este crío?
La palabra crío le sonó a animal y dijo muy enojada.
—Es un niño, se llama Rubén y yo lo cuido.
El joven hizo caso omiso de su enojo y dijo admirado.
—Ya veo, han puesto a una hembra desbocada a cuidar de este pequeño, con razón tanto alboroto.
—Pero qué patán es este sujeto —dijo con rabia Alana.
Esther tomó del brazo a la joven y le dijo con suavidad.
—Alana, por favor —intervino Esther—. No es un buen momento.
Sin embargo, Gregory estaba dispuesto a sacarse el enojo a como diera lugar y dijo en voz alta.
—De seguir con ese tipo de guardianas, vuestros críos se van a desbocar y causar desmanes.
Alana intentó excusarse de alguna forma y ni bien comenzó hablar.
—Oiga, yo no pensé…
Gregory fue tajante al decir en voz alta.
—Eso es lo malo con ustedes, las hembras, no deben pensar solo obedecer.
Hubo risas de parte de todos los soldados y algunos se atrevieron a pifiarla.
Alana se sintió en ridículo, lo vio irse junto con la comitiva real y ella quedó plantada con Rubén pegado a ella.
Lo que Alana ignoraba era que había conocido al príncipe Arcano Gregory.
**
Gregory, visiblemente molesto por el incidente, se terminaba de limpiar el dulce de su ropa, mientras Casio intentaba con su cordialidad paliar el momento pasado.
—Nos alegra verte de nuevo amigo mío, después de todo este tiempo fuera de Young.
Gregory dejaba de lado el trapo con que se había limpiado y le dijo a su adulador amigo.
—Un tiempo muy bien empleado —dijo Gregory—. Esta expedición fue de gran ayuda y muy oportuna.
Les dijo preocupado.
—Nuestras enemigas, las arpías, han extendido sus dominios, tuvimos varios enfrentamientos con ellas a lo largo de la cuenca del río.
—¿Arpías? —preguntó con miedo Esther—. No puede ser.
El joven recibió vino de una de las doncellas y procedió a explicarles.
—Cientos de huevos por el cauce del río en varias cuevas, logramos acabar con esos nidos —bebía de su copa.
Los jóvenes se preocuparon por la presencia de esas criaturas, más Gregory le dio obsequios que desviaron sus pensamientos.
Gregory le dio a Casio una bolsita de piel con semillas que según decían tenían propiedades medicinales, además de obsequiarle un juego de Damas reales muy apreciado por el joven, aprovechó la distracción de ambos para preguntarle.
—¿Hubo novedades en mi ausencia?
—Ninguna, príncipe —dijo Esther—, salvo la llegada de Alana, una a adquisición muy oportuna para Young.
—Y muy altanera, por cierto —comentó él—. ¿De qué pueblo viene?
—De uno muy lejano, señor —dijo Casio.
Eso no le decía nada a él, podía ser del mismo fin del mundo y, sin embargo, seguía sin decirle nada en especial.
—Deberé ponerle asunto a eso.
Esther se dirigió a él de forma humilde para pedir por la joven.
—Señor, no sea duro con ella. Alana llegó muy mortificada y es en Young que ha encontrado la paz deseada.
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Editado: 06.10.2025