Alana gritaba por los aires sin poder defenderse. El ave subió hasta lo alto de una montaña y vio un nido que sobrevoló al animal.
En él estaban dos polluelos hambrientos, entonces supo que sería su comida, fue tirada con violencia y rodó por en medio del nido hasta llegar cerca de los cascarones vacíos.
Los polluelos iban tras ella desesperados. La joven se escurrió, pero tal era el afán de esos monstruos sobredimensionados que no cejaban en encontrarla.
Ella tanteó algo para defenderse y vio una viga de madera; no era mucho, pero les daría pelea.
Uno de los polluelos la atrapó por el vestido mientras el otro intentaba quitársela del pico. Con esfuerzo logró pegarle al insensato que retrocedió aturdido y el otro la arrastraba hasta un rincón para comerla.
No podía dejarse vencer a esas alturas, se aferraba al madero en el ajetreo porque era lo único que tenía para defenderse, debía ser muy ágil, y al ser soltada, tenía una leve posibilidad de protegerse de su agresor.
Con el madero se enfrentó al polluelo, lo golpeaba con todas sus fuerzas, viéndolo retroceder. El otro polluelo se recuperaba de su aturdimiento e iba tras ella de forma tenaz.
Alana se dio cuenta de que no podría con los dos al mismo tiempo y que pronto estaría perdida, con su madero; estaba lista para lo que viniese; sin embargo, los polluelos comenzaron a abarrajarse uno a otro y de repente se enfrascaron en una lucha por el alimento.
Como sucedía en estos casos, había un polluelo más pequeño y más débil que el otro y tenía las de perder ante los ataques del primero.
Ella buscó la forma de salir del nido en medio de la confusión, pero al intentar escalar la esperaba el abismo.
Con el estómago revuelto por la vista, vio que la única salida era enfrentar al polluelo vencedor y este era el mayor, que a punta de picotazos hería al menor y lo tiraba del nido, entonces ella enfrentó su destino.
**
Gregory sobrevolaba la zona esperando ver algo en particular, sabía que los grifos preferían las alturas para hacer sus nidos, estaban en partes altas, pero no veían nada en especial.
El tiempo corría en su contra, si no llegaba a tiempo, ella podría estar muerta o tal vez ya lo estaba y su lucha era inútil, pero algo lo impulsaba a buscarla en medio de esas inmediaciones rocosas, fue cuando el chillido del polluelo cayendo al vacío le dio la señal esperada. Eso fue suficiente para saber que estaba en el camino correcto.
Eljiah subió a lo más alto y vieron la lucha entre una agotada, Alana y un ave de proporciones exageradas.
No lo pensó dos veces y se lanzó con su espada desenvainada sobre el polluelo y lo atravesó en el lomo, el animal se retorcía y trataba de tirar a su atacante, pero Gregory arremetía con fiereza sobre él, dándole muerte en poco tiempo.
Alana cayó extenuada de rodillas, y fue levantada por Gregory que le dijo.
—Debemos irnos de aquí.
—No puedo más… Váyase usted solo.
—De ninguna manera.
La alzó en peso y logró sacarla de allí, tuvieron que escalar y llegaron a una llanura, cuando Eljiah lo alertó de que la madre grifa se acercaba a vengar a sus hijos y salió en defensa de su amo.
El dragón rugió estremeciendo todo a su alrededor. El ave lanzó un chillido de ira y se lanzó ciega al dragón, con sus garras afiladas, más Eljiah se le escurrió y con su cola le dio un golpe que la aturdió.
El ave se repuso y fue directo a la espalda del dragón, pero este giró rápidamente y la tomó por el cuello y la zarandeó.
El grifo malherido volvió a lanzarse, pero esta vez Eljiah lanzó una bocanada de fuego sobre ella, matándolo de contado.
Fue una batalla digna de verse entre esos dos colosos, pronto la madre grifa caía echa un revoltijo de plumas y Gregory se montó en su dragón con una Alana que ardía en fiebre.
—Al palacio, Eljiah.
—Como gustes, amigo mío.
Planearon cerca de Young, mientras Gregory revisaba constantemente el estado de Alana, que era alarmante.
La fiebre había subido considerablemente, que sentía entre sus brazos un carbón ardiendo.
En Young, médicos arcanos se habían dado cita en la explanada, mientras los príncipes esperaban noticias alentadoras sobre la empresa de rescate.
Cuando Eljiah se posó corrieron a ayudarlos, el joven príncipe estaba hecho un desastre cubierto de sangre de los pies a la cabeza.
Gregory dio la orden de que Alana sea atendida exclusivamente por médicos arcanos, se sentía agotado, pero no físicamente.
Notre más aliviado de verlo con bien, se acercó a abrazarlo.
—Temí por usted.
Cerró los ojos y solo pudo exclamar.
—Hoy ha sido un día que deseo borrar de mi mente.
—Todavía no, amigo mío —vio su desconcierto—, localizamos el campamento de los Bárbaros y si me autorizas arrasaré con todos ellos y vengaremos a nuestros amigos muertos.
Gregory no lo pensó dos veces y le dijo con una rabia inusitada.
#1587 en Fantasía
#5558 en Novela romántica
principes y reyes, reina otro mundo animales mágicos, reinos magicos
Editado: 25.10.2025