Nación Young

Capítulo 24 El escape de las arpías

Tenía sed, mucha sed, ansiaba el agua para calmar el fuego de su cuerpo, pero no obtenía nada.

Veía sombras por doquier, mientras su cuerpo cuál brasero en llamas se consumía. Solo recordar el suave céfiro del mar lo reconfortaba…

El viento chocaba en su cara, mientras desde la proa veía al horizonte. Notre se le acercó con una fruta:

—Tuvimos suerte de que la providencia nos regalara un buen viento.

—¿Cuánto crees que tardara mi padre en reponer las naves?

—Una semana, pero si es obstinado será en menos de eso.

—Para ese momento ya estaremos lejos de él —entonces comentó—. No deseo que se baje el ritmo de la navegación, no vamos a pecar de confiados.

—No, señor.

La idea de la libertad era un placer de reyes, por días navegaron hasta que después de muchos horizontes divisaron la costa de una ciudad, allí desembarcaron y luego vendieron las naves a buen precio y siguieron a pie por los senderos, siempre con la vista a un lugar lejano: Young.

Fueron meses de expedición, lugares exóticos, aventuras diversas y noches en donde el cielo era su carpa, las yurtas que armaban cada cierta temporada los cobijaban, pero el objetivo seguía siendo lejano.

Hubo instantes en que se arrepintió de llevar a su grupo a esa odisea; sin embargo, sentía que a cada momento estaban cerca.

Eljiah planeaba por las mañanas, era su vigía desde el cielo.

Recordó su entrada a tierras húmedas y los nidos de arpías que habían destruido, lo cansados que se sentían, y la gran cantidad de agua que los rodeaba y que les servía para refrescarse, se bañaban desnudos en los ríos, pescaban.

Gregory nadaba vigorosamente de lado a lado del manso río y Notre sentado en una piedra comentó.

—No voy a quejarme, Gregory este viaje ha sido el mejor de todos, me siento tan bien que he olvidado la pérdida sufrida de mi padre.

Gregory se subió a una roca, en donde la caída de agua se precipitaba sobre ella, el chorro era potente y caía sobre él llenándolo de una energía reconfortante.

Desde su altura miró todo el lugar, en ciertas partes se veían bancos de peces que eran el alimento de sus amigos, era un lugar muy bello el que los circundaba y le dijo a su amigo que intentaba pescar los enormes peces con las manos.

—Aunque vivo el mío, no creo que tenga su bendición…

Notre lo vio meterse en el caudal y este bañarlo por completo. El agua en esos lados era buena, sin duda y abundaba.

—Admiro tu forma de ser Gregory —río divertido ante su desconcierto—: dejar un reino seguro por otro que no sabemos si existe.

Gregory se lanzó desde esa altura allí donde el agua parecía más turbulenta se sumergió, para después de unos momentos salir y decirle muy seguro.

—Existe, lo sé, cada vez estoy más que seguro que existe.

Entonces hundió a su amigo y comenzaron a luchar en el agua divertidos.

Así los encontró Rutia que llegó corriendo y se detuvo al verlos desnudos y se volteó.

  • ¡Señor!

Ambos se cubrieron con la parte más oscura del agua.

—Habla, Rutia.

—Encontramos un reino, señor, a varios kilómetros de aquí.

Notre miró a Gregory y le preguntó.

—¿Será el reino que buscamos?

—No lo sé.

Ambos se vistieron para verificar el misterioso reino. Eljiah le dijo que lo había divisado desde la altura, después de pasar por grandes árboles que prácticamente cubrían su visibilidad.

—Sin duda alguien se tomó la molestia de ocultar deliberadamente un reino por aquí —comentó Notre usando la larga vista—, pero hacer un reino en tierras húmedas es bastante riesgoso.

—Un reino azul —murmuró Gregory—. Tiene que tener un significado especial.

Dispuso de vigilantes que pernoctaron en los alrededores para poder analizar el estado de ese reino. Lo que reportaron fue que ese reino era solo de jóvenes, eso produjo el júbilo de los presentes que vitorearon a su príncipe con júbilo. Notre le dijo con orgullo.

—Nos trajo al reino de los jóvenes como prometió. Usted es un digno rey Arcano.

Sin embargo, Gregory no se sentía tan feliz.

—Tuve favores del destino, más no hay que cantar victoria, querido amigo —los miró a todos—, todavía no estamos dentro del reino.

Todos aunaron fuerzas para ser dignos de entrar a ese reino misterioso, acamparon cerca del reino de forma que los habitantes los vieran y los fueran conociendo.

Por días eran vistos con temor por los habitantes de aquel lugar y no sucedía nada, ni un acercamiento. Eljiah se paseaba por los aires asustando a más de un habitante que huía despavorido al ver al majestuoso dragón, más al no ser atacados por el animal con los días se sintieron seguros.

La curiosidad iba de parte y parte, por un lado, Gregory y sus amigos contaban a los habitantes que veían y revisaban las falencias del castillo.




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