Naciste para mí

Capítulo 3

—Sonia, no te esperaré todo el día, lo sabes, ¿verdad? —grita mi hermano, apresurado detrás de mi puerta.

—¡Enzo, no tardo mucho!—le respondo irritada, ¿Cómo es posible que no pueda esperarme diez minutos más? ¿Por qué siempre quiere llegar a tiempo a todo?

—Hace diez minutos dijiste lo mismo...

Casi a regañadientes me asomo por fin. —¿Contento? —pregunto.

—Mucho mejor hermanita, toma tu desayuno y vamos—me ordena.

—¿Qué? ¿Acaso no tengo derecho a desayunar de forma decente en una mesa y en calma?

—No cuando llegas tarde—dice serio.

¡Es desesperante! De verdad no entiendo cual es la prisa.

—No quiero que Sofia esté sola en los pasillos esperándote—suelta de repente.

Vaya, vaya... todo empieza a tener sentido.

—Ahora lo entiendo... llegas unos minutos antes solo porque Sofia también lo hace y deseas hablar con ella—sonrió—mi amiga te trae loquito... —Empiezo a molestarlo mientras conduce.

—Hermanita, no creo que a tus diecisiete años quieras sufrir un accidente de tránsito—me dice, mirándome de reojo.

—Por supuesto que no, procura prestar atención a lo que haces—le advierto.

—Pues entonces déjame conducir tranquilo.

Llegamos y efectivamente Sofia se encuentra en el pasillo, tal como era de esperarse. Está junto a Miguel que no deja su celular tranquilo, me pregunto con quién hablará tan temprano, se lo ve muy concentrado.

—¡Buen día! —saludo.

—¡Hola! —Mi amiga me abraza.

Es tierno recibir un saludo así de ella; siempre con abrazos y sincera sonrisa.

—Hola Sonia—me saluda Miguel, sin despegar la mirada del móvil.

—¿Hola...?

—Ni caso a este, el mundo se puede estar acabando que ni se inmuta en reaccionar—interviene mi amiga.

Mi hermano simula toser. —Buen día...

—Bro—suelta Miguel.

¿Eso que es? ¿un saludo acaso?

—Buen día, Enzo —saluda mi mejor amiga.

—Que linda te ves hoy.—Mi hermano está loco, loquito, loco.

—Hoy y todos los días, cariño—responde ella al cumplido.

Yo aprendo, repito yo-a-pren-do.

—Enzo sonrío y con su expresión sé lo que está pensando... le encanta Sofia, pero ella realmente se lo está poniendo difícil y eso algo a lo que él no está acostumbrado.

—Me temo que se te agotará la batería antes de lo pensado—desvío el coqueteo de mi hermano mientras intento cubrir con mis manos el móvil de Miguel.

—Estoy escribiéndole a Lesly. —En cuanto lo menciona todos nos quedamos mirando y Sofia pone su cara de "cuéntamelo todo".

Miguel empieza a reírse al notar nuestras expresiones.

—¡Es muy guapa!—se excusa.

—Lesly es mucho más que "guapa"—intervengo—, es una chica encantadora, inteligente, amorosa y una de mis mejores amigas.

—Eso sonó a ultimátum.—Mi hermano quiere ser el gracioso hoy.

—Es ultimátum para ti, para Miguel y para cualquiera que ponga los ojos en mis amigas.

Sofia me mira perpleja tras prácticamente mencionar o dar a entender que ellos están detrás de ellas.

—Solo estamos hablando un poco, no te voy a robar a tu amiga—me responde Miguel, guardando al fin su móvil en el bolsillo.

Mientras me dispongo a contra-atacar noto las miradas entre Sofia y mi hermano... ¿acaso el amor anda en el aire o que?

—Tenemos que irnos.—Agarro de la mano a mi mejor amiga, quien parece que las piernas no le funcionan. —Hay tarea pendiente—digo entre dientes y ella me entiende.

—Ah, si claro, es cierto... tenemos que irnos—dice al fin.

—Bonita jornada—la voz melosa de Enzo ya me empieza a fastidiar, como estos dos se enrollen me dará diabetes.

Voy tirando de la mano de Sofia mientras le advierto que todos sus intentos por ser muy difícil para Enzo están fallando. Incluso yo soy fan de que no se lo deje para nada fácil y por muy hermano mío que sea, al final del día es un chico. Un chico que ha tenido algunos amoríos y que no han acabado del todo bien, así que no, mi amiga no será una más de la lista. Si la quiere, la sabrá esperar todo lo que a ella se le dé la gana.

—Por mí como si nos casamos mañana mismo—suelta en medio de una carcajada mientras corremos hacia la clase.

Me río con ella y decido dar tregua a esta situación.

(...)

—Señoritas ¿podrían contarle a la clase que es tan emocionante? —pregunta el maestro de historia. Sorprendiéndonos a Sofia y a mí cotillear bajito.

—Solo hablábamos de la clase—justifica ella. Él solo nos mira por encima de sus lentes y continúa.

—Señorita Martínez ¿puede continuar con la lectura por favor? —me pide el maestro.

Menudo día el que me estoy llevando en serio.

Luego de darle el gusto al maestro de humillarme en frente de toda la clase por no prestarle atención a su historia conspiranoica de "si estamos solos o no", que nos observan y bla bla, me dirijo a mi asiento para tomar mis cosas y salir al receso.

—Sofia, ¡levántate que la clase ha terminado! —despierto a mi amiga.

Me llaman la atención a mí por hablar en clases pero a ella no le dicen si se duerme con tanto descaro como si estuviera en su cama. Genial.

—Esta clase sirve como terapia para el insomnio—dice ella riendo—debiste decirle que si crees en los ovnis—continúa riendo—te ahorrabas todo el mal rollo me media hora.

Me levanto del asiento luego de organizar mis cosas y escucho a mi amiga sorprenderse.

—¿Qué ocurre?

—¡Tienes chicle pegado en el culo! ¡qué horror! —dice ella, señalando mi trasero.

—Además de torpe, despistada, ¿Qué puede ser peor? —Escucho el cascabel de la arpía de Rosa.

Debí imaginarlo... lo hizo mientras yo leía cerca del profesor y Sofia dormía.

—Eres una estúpida, como te atreves...—le digo a la muy bruja. No me voy a quedar quieta esta vez.

—No es mi culpa que el basurero quede tan lejos, querida. —Se excusa ella y sus cómplices Lola y Tifany ríen ante su descaro.

—Llegará el día en que no tolere sus idioteces y no responda por mis actos—Sofia amenaza al trío de brujas.



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En el texto hay: romance juvenil, primeramor, romance

Editado: 20.11.2024

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