Caminamos algunos minutos por el parque principal del pueblo, comencé a descubrir el buen sentido del humor que tiene, sus gustos musicales, lo que hace en su tiempo libre, pero a lo que tuve poco acceso fue a la información sobre su familia, no es un tema con el que se sienta cómodo, al menos es lo que he podido notar.
La barriga me gruñe y recuerdo no haber comido en todo el día más que mi desayuno, al mismo tiempo me pregunto qué estarán haciendo Sofia y mi hermano, dudo mucho que la haya llevado directo a casa.
—¿Tienes hambre? Porque yo sí—interrumpe mis pensamientos con esa voz que me provoca cosas en la cabeza, en el estómago, en todo el cuerpo.
—Sí, mucha.
—Vamos. —Me extiende su mano, yo lo miro por un momento y decido tomarla.
El lugar tiene luces de colores por todos lados, en la pared hay sombreros, cuadros de vaqueros y cosas de ese estilo, sin mencionar la música de fondo, honestamente no me había fijado nunca en este lugar.
—¡Alex! ¿Qué te trae por aquí? —le pregunta un señor alto con barba y con un aspecto tipo del viejo oeste, se ve mayor que mi padre.
—Hola Fran, no he venido solo—le responde Alex, haciéndose a un lado de forma notoria y dejándome ver ante el señor.
—Que linda jovencita, por tu cara diría que es la primera vez que entras a mi bar—me dice—, tomen asiento, llamaré a Karen para que tome la orden.
—¿Lo conoces? —le pregunto extrañada ante la confianza que se tienen.
—Sí, mi padre solía traerme aquí cada vez que se me antojaba una hamburguesa o cualquier tipo de comida chatarra.
—¿Cómo es que nunca he visto este lugar?—sigo observando lo acogedor que es por dentro.
—Porque su fachada no es nada llamativa, aquí hay gente ebria por los viernes y problemas por las noches de fines de semana. —Se encoge de hombros— Pero es que además, Fran vende las mejores hamburguesas de este pueblo—me explica orgulloso.
—¿Ya no vienes aquí con tu padre? —vuelvo a preguntar.
—No, el trabajo no le deja mucho tiempo que digamos, la mayor parte de este pasa viajando, es un empresario. —Desvía su mirada y traga fuerte, como si tratase de convencerse a si mismo de esa respuesta.
—¿Y tu mamá? —le pregunto. Ya parece esto un interrogatorio pero es que en serio me da curiosidad su vida.
Él sonríe.
—¿Estás investigándome? —me responde con otra pregunta mientras enarca una de sus pobladas cejas.
—Es solo curiosidad.
—Mi madre es organizadora de eventos, ya sabes, fiestas, matrimonios, divorcios—ríe—eventos importantes.
—Entiendo.
Alex se da cuenta de mis ganas por indagar mucho más y sostiene mis manos con mucha delicadeza preparándose para decirme algo. —Tenemos mucho tiempo para platicar, yo diría que con toda una vida basta—sonríe—¿no crees?
¿Qué quiso decir con eso? Siento que es algo bueno pero no termino de procesarlo porque no sé si son ideas mías o realmente Alex acaba de lanzarme una indirecta y... ¿si mejor le digo que me lo explique? ¿o que lo repita? ay no, podría pensar que soy una tonta o algo por el estilo, lo cual si soy.
¿Puedo parar ya?
—Hola—saluda la rubia. —¿Qué van a pedir?
Gracias al cielo por la presencia de la camarera, ya estaba a punto de meter la pata.
—Yo lo de siempre.
—Perfecto—dice ella—¿Y tú? —me pregunta.
—Yo lo mismo que Alex—respondo amable.
—Muy bien, enseguida vuelvo—nos dice, mientras nos regala una sonrisa y se marcha.
—¿Estás segura de que comerás lo mismo que yo?
—¿No comes carne humana o sí? —Intento ocultar mi sonrisa.
—A veces... —Su mirada me descuadra por completo y esta vez si logro captar su indirecta.
—Ya...
—Bueno, he dejado de consumirla, quizás desde algún tiempo, ¿y tú? —me pregunta coqueto.
Y la cosa por donde creo y estoy segurísima que va.
—Yo... bueno, yo jamás he comido ese tipo de carne. —Estoy nerviosa.
Él eleva ambas cejas con asombro y su expresión me hace sentir vergüenza. ¿En qué comento esta conversación empezó a tener mensaje subliminal?
—Aquí tienen. —Karen llega con la orden y veo entonces una hamburguesa como el porte de un rascacielos, una bandeja de papas fritas, con una crema de no sé qué, mucho queso y dos gaseosas.
Pongo los ojos como platos. —¿Esto comes? —le pregunto.
—No siempre—dice riendo.
Al terminar el festín siento mi barriga estallar, Alex me mira divertido mientras niega con la cabeza. —Te dije que era mucha comida.
—No me arrepiento de nada.
(...)
El día fue mágico, marchó mejor de lo que hubiese podido imaginarse, pienso en todo lo que Lesli se perdió hoy, al llegar a casa una vez más tranquila la llamaré para preguntarle como sigue.
Alex me acompaña hasta el portal de mi casa, va a decirme algo cuando mi justo mi móvil empieza a sonar pero no presto atención.
—Deberías contestar.
—¿Enzo? —contesto la llamada sin ánimos.
—Sonia, solo quería decirte que saldré esta noche, acompañaré a Miguel a un sitio, ¿Estás con Alex? —me pregunta.
—Enzo no empecemos por favor, paso de tener problemas con mamá por tu culpa, prometiste que...
Me interrumpe—¿estás con Alex o no?
—Que si, que está aquí a mi lado.
Escucho su risita tonta al otro lado de llamada—vale, vale, pues eso, no te preocupes que llegaré temprano, ten cuidado.
Alex me mira intrigado.
—Era mi hermano, saldrá esta noche y llama para justificarse.
—Entiendo... será mejor que me vaya, no sería buena idea que tu padre me pillara aquí afuera contigo.
Sonrío ante su comentario recordando lo celoso que es papá conmigo.—Están de viaje, no llegan sino hasta mañana por la noche, creo.
—En ese caso...—dice, arrastrando sus palabras mientras se acerca a mí, lo suficiente como que nuestras narices respiren cerca.
—¿En ese caso que?—le pregunto, cerrando levemente mis ojos, deseando el beso que me provoca darle.