Naciste para mí

Capítulo 5

Lesly y Sofia me miran con frustración y yo empiezo a enojarme.

—Prueba este. —Sofia me pasa un vestido negro, corto y apretado, de lentejuelas, con un escote que resaltará mis senos. La miro con cautela y niego con la cabeza.

—Alucino con tus gustos.—Procedo a devolvérselo de inmediato.

—Sonia, por favor, inténtalo—suplica Lesly, ya cansada de probar media tienda.

Luego de un eterno minuto salgo del vestidor. —¿Qué tal?—resoplo. Yo también estoy harta.

—Si es por mí, te desvirgo—suelta Sofía sin más y la carcajada de Lesly resuena en los vestidores.

—No creo que permanezca cómoda con esto en la fiesta—expreso, mientras pego un último repaso en el espejo.

—¿Y para qué quieres estar cómoda?—Lesly entra al vestidor y se coloca detrás de mí.—Lo que tienes que estar es guapa, no cómoda.—Acomoda mi cabello mientras ajusta bien el vestido.

—Me encanta, lo llevaremos. —Sofia da palmaditas de emoción haciendo caso omiso a mi opinión.

Me rindo ante mis amigas y ruego al universo poder soportar este vestido durante la fiesta, porque encima no es muy de mi gusto, este vestido es más Sofia y Lesly, pero nada que ver conmigo.

(...)

Ya en casa reunidas para iniciar con el ritual de transformación Lesly le hace no sé qué a mi cabello y Sofia se encarga de maquillarme. Abro los ojos y veo una Sonia nueva.

—¡Estás hermosa! —grita Sofia, mientras Lesly se acomoda para una selfie.

—Chicas, ustedes se ven guapísimas.

—Tu igual, estoy segura que Alex terminará más enamorado que nunca. —Miro a Lesly apenas termina de decir eso.

Que nervios ver a Alex esta noche...

Salimos de casa y fuera está Miguel junto a mi hermano, que se quedan boquiabiertos al vernos.

—Estás preciosa—menciona Miguel, mientras saluda a Lesly—, y ustedes también lo están, no se enojen—bromea.

Enzo toma de la mano a Sofia y se dirigen al auto.

—Nos vemos allá, Sonia—me dice Miguel, mientras se adelanta con Lesly en el uber que han pedido.

—Hermanita, ¡estás hermosa!

—Enzo, trata de conducir atento, quiero llegar viva.

Llegamos y veo que hay muchos autos y motos fuera de la casa de Rosa, asomo por la ventana del coche y no solo hay estudiantes del instituto, esto parece más una fiesta universitaria.

No sé ni porqué me sorprendo a sabiendas que la fiesta es de Rosa.

La gente empieza a llegar al igual que nosotros. Cuando entramos veo entonces una casa repleta de varias personas bailando, otros bebiendo y riendo a más no poder. Mientras otros tantos se devoran la boca en cada esquina de la casa.

Miguel ha llegado más rápido que nosotros y lo veo bailando con Lesly, muy sensualmente, por cierto.

Mi mirada se fija en todas las personas que hay aquí y veo a Tifany en una guerra de lenguas con un chico alto y musculoso que apretaba el trasero de ella como si de una masa de pizza se tratase. A ese chico jamás lo he visto en clases y deduzco que no es del instituto, su físico denota más edad.

Lola estaba junto a unas chicas y chicos jugando cartas y al parecer apostando ronda de chupitos.

—Hola, que bueno que vinieron.—La voz de Rosa asoma ante nosotros—. Vaya, te esmeraste, Sonia—dice, mientras me observa de pies a cabeza.

No es para tanto.

—Está hermosa, ¿verdad? —Sofia se dirige a Rose.—Se lo he dicho como mil veces esta noche.

—Sí, claro que sí—responde ella y fija su mirada en las manos de mi hermano y de Sofia que están entrelazadas y eleva una ceja, como si no se lo esperara—Chicos, espero que se diviertan—nos sonríe y noto un poco de fuerza en su amabilidad.

—Baila conmigo—le dice Enzo a Sofia.

Me dirijo a la barra improvisada que está a un costado de la sala y le pido un trago al chico que está atendiendo. Rose ha sido minuciosa en cada detalle de su fiesta. Me pregunto cómo consigue el permiso de sus padres para hacer todo esto.

—¿Algo suave? —me pregunta. Asiento con la cabeza.—, pues en ese caso, un cóctel de menta para la hermosa chica...

—Sonia—le digo, con una sonrisa amable.

Bebo el cóctel. Está delicioso y doy otro sorbo más largo esta vez.

—Yo no me lo bebería de golpe—dice alguien detrás de mí. Muy cerca de mí, giro y es Alex.

—Hola...—susurro, mientras disimulo mis ganas por acabarme todo el contenido del vaso. Ese coctel está realmente bueno.

—Estás hermosa.—Me toma de la mano y se la lleva a su pecho. Siento sus latidos acelerados y lo miro nerviosa. Me guiña un ojo y entiendo su gesto.

Si supiera que también me pone el corazón a mil.

—¿Quieres que tomemos un poco de aire?—propongo.

—Claro... tus deseos son ordenes.

Salimos de la casa y caminamos un poco, afuera empieza hacer algo de frío, reviso el móvil y veo un mensaje de Sofia, es una foto graciosa que se la ha tomado distraído a mi hermano.

—Esos dos se ven muy enamorados—me dice Alex, refiriéndose a mi mejor amiga y mi hermano.

—Lo están—sonrío y me estremezco al sentir una brisa fría.

—Ven. —Me rodea con sus brazos y seguimos caminado. Paramos debajo de un árbol muy frondoso que hay cerca. Mientras nos detenemos lo miro a los ojos. —Debo decirte algo muy importante. —Toma mis manos. —Desde el momento que te vi, algo extraño pasó conmigo, no sé cómo, ni porqué por si te lo estás preguntando, honestamente ni yo mismo lo sé, lo único que sé es que me veo sonriendo todo el tiempo como un tonto, quiero estar cerca de ti hacerte reír y reírme contigo, saber cómo estás, que haces, todo...—Respira hondo como cogiendo valor—Lo cierto es que me gustas mucho, Sonia.

Y ahora cómo hago yo para decirle todo lo que también siento por él, si apenas puedo procesar todo lo que me ha dicho. Tengo las piernas como gelatina y una sonrisa tonta en la cara. No dejo de mirarlo. Alex es hermoso, es el tipo de chico que cualquier chica desearía como novio, pero ahora está él aquí, declarándome su amor a mí, nada más y nada menos que a mí.



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En el texto hay: romance juvenil, primeramor, romance

Editado: 20.11.2024

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