Lunes ¡qué horror! siempre he pensado que debería existir un día adicional para el fin de semana, básicamente el día en que te recuperas y así retomas tu semana de labores con toda la actitud.
Me arrastro hacia el baño, obligándome a sacar toda la pereza que abunda en mi cuerpo un lunes por la mañana y cuando estoy lista salgo de mi habitación y regreso a los dos segundos como una loca por mi bebé, mi celular.
Mis padres no están, debieron salir al trabajo más temprano. Mi madre me ha comentado que su turno de trabajo será rotativo por dos semanas aproximadamente, lo que no le hace ninguna gracia ya que debe madrugar un poco más. Papá, raras veces desayuna en casa, pero cuando lo hace es bueno, porque lo hacemos juntos.
—¿Y esto? —le pregunto a Enzo, tras notar que ha preparado el desayuno.
—¿Acaso no puedo hacer algo por ambos? —responde.
—Sofia te asienta muy bien, hermanito—me burlo.
—Calla y come.
Frutas, yogurt, tostadas, zumo de manzana. Nada mal.
Llegamos temprano a clases y lo primero que hace mi hermano es perderse por los pasillos con mi mejor amiga. Lo que me hace emprender mi camino hacia el salón, pero Miguel sale a mi encuentro.
—¡Sonia!
—Hola Miguel, ¿Cómo va todo?
—Pues bien, supongo...—Su expresión dice lo contrario.
—Ya veo...
—Lesly me escuchó, pero no me creyó.—Lleva sus manos a su rostro notándose abrumado.
—Quizás es cuestión de tiempo—intento animarle.
—Quería que fuese mi novia.—Se mira honesto. —Te juro que no miento, Sonia.
—Lo sé, sé perfectamente como son las brujas esas, te creo Miguel, pero entiende también la posición de Lesly y dale un poco de tiempo. Quizás esto te sirva para darte cuenta la clase de personas que necesitas tener cerca, y yo dudo que Rosa y todas sus amigas sean las correctas.
—Ya... pero es que nunca me imagine que llegaran a tanto, en serio espero que Lesly termine creyéndome.
Le sonrío apacible. —Lo hará... tu quédate tranquilo.
—Ya me enteré de lo tuyo con Alex.
—¿Qué te enteraste? —pregunto burlona.
—Ay por favor... oye, de verdad, espero que sean felices.
—Suenas como si me vaya a casar—reímos.
—Solo te deseo lo mejor—ríe una vez más ante mi comentario—, te dejo, debo ir a clases.
Hago lo mismo y cuando llego veo a mis dos mejores amigas vueltas unas cotorras.
—¿Hola...? —saludo, dudosa de lo que estén platicando. Están tan emocionadas que empiezo a temer sobre los efectos secundarios del azúcar. Debemos bajarle a las chuches.
—¡Sonia, tienes que escuchar esto! ¡Tienes que escucharlo! —me dice Sofia, reventando mis oídos con su chillido.
—A partir de hoy tendré "novio"—menciona Lesly, añadiendo unas comillas en el aire a su palabra «novio» y sonando orgullosa de su tramada hazaña.
—¿Ah sí? ¿Quién? —pregunto, con cierto desagrado.
—¡José Torres! —responde emocionada.
—¿José Torres? —pregunto nuevamente. —¿Estamos hablando de los hermanos Torres?
—De los que están muy buenos por cierto y adicionalmente son unos niños pijos, así que ya tenemos donde pasar los findes—añade Sofia—, todo el mundo habla de que sus fiestas son de otro planeta así que...
Le hago un gesto para que pare de hablar y repruebo con la mirada los actos de Lesly.
José Torres es un chico de la misma clase de Miguel y Enzo, no me puedo creer que Lesly este hablando en serio. —¿Me explicas? —le pido.
—José se enteró de lo sucedido con Miguel y planeamos "aparentar" ser novios para sacarle celos.
Debo añadir que José y Miguel jamás se han llevado bien, el año pasado terminaron a los golpes en el partido de futbol. Lesly se ha vuelto loca.
—¿Qué?—espeto.
—Sonia, no me vengas con la estupidez de que está mal—me dice, mientras entorna sus ojos.
Sofia solo escucha con entusiasmo a Lesly y no me puedo creer que esté aprobando su comportamiento. ¿Por qué le causa tanta gracia? No quiero ni imaginar el momento en que algún día mi hermano y Sofia discutan. La conozco, haría cualquier cosa por cobrárselas.
—No quiero justificar a Miguel, pero no creo que esté bien que hagas eso Lesly, él te quiere—añado.
—Si me quisiera no se hubiese besado...
La interrumpo. —¡Ya basta! Lola esto, Lola aquello. Todos sabemos que le gusta ir calentando a todo mundo, se le lanzó para besarlo, Miguel me lo ha dicho llorando, está enojado y al mismo tiempo triste porque nadie se digna a creerle a nada. Es nuestro amigo también.
Estoy furiosa, Miguel no está mintiendo y Lola jamás negó que fue ella quien lo besó, al contrario, se sentía como una diosa al confesarlo y que Lesly quiera hacer esto no me parece justo.
—La decisión está tomada, solo quiero darle una lección, es todo.
—Como digas Les...—culmino, en serio, no voy a obligarla hacer lo que yo creo correcto.
La clase de física por poco acaba conmigo, miro a Sofia y la pillo enviándose papelitos con Lesly. Estas dos acabarán con mi paciencia.
—¡Señorita Núñez, deme ese papel de inmediato! —dice la maestra, muy molesta.
—¿No le han enseñado a usted que las cosas se piden de favor? —responde Sofia, muy desafiante por cierto.
¿Por qué mi mejor amiga abre su boca en momentos como este?
Sofia mira con odio a la maestra y le da el papel a regañadientes.
—Vamos a ver qué es tan importante para ambas que tienen la necesidad de enviarse papelitos.
La maestra empieza a leer para toda la clase.
—"Enzo besa tan bien, que me pasaría la vida besando esos labios tan deliciosos". —Toda la clase ríe en cuanto la maestra termina de leer.
—"Debes tener cuidado de Tifany, es una... —hace una pausa y mira con furia a Leslie y a Sofía, pero continúa leyendo.
—"Lo sé Les, deseo que termine esta clase cuanto antes, quien sabe hasta qué hora la vieja estúpida esta seguirá hablando". —Lee la maestra y la clase queda en absoluto silencio porque saben que se aproxima una avalancha de furia.