Con todo lo ocurrido en estos días, lo que más anhelamos es un fin de semana y que mejor que ir a la playa con mi novio y todos mis amigos.
—Annia, por favor cuídate mucho—repite mamá como por tercera vez.
—¿Ya estamos listos? —pregunta Luke.
Nos vamos y a lo lejos me despido de mis padres haciéndoles de la mano.
Llegamos a casa de Sophy ella está afuera junto a su mamá.
—¡Llegaron! —grita ella—Mamá cuídate mucho, recuerda irte de fiesta con tus amigas, aún no estoy lista para un papá nuevo, pero me basta que tengas un novio por ahí.
—¡Sophy! —le regaña su madre—Cuídate mucho.
—Si mamá, lo haré, tranquila. —Sophy entra al auto y nos vamos.
En el auto vamos Luke, Sophy y yo, Alex va de conductor.
Hemos quedado en que Sam y Lesley vayan en el auto de él.
(...)
—¡Hemos llegado! —dice Alex, tomando mi mano. Todos vemos la casa por fuera, es hermosa, con ventanas grandes donde se puede apreciar la vista al mar.
—¡Vamos! —chilla Lesley, realmente emocionada.
Alex abre la puerta, le señala a cada uno cuáles son sus habitaciones. La casa tiene cuatro dormitorios, nosotros éramos tres parejas, nada mal.
Camino con Alex hasta nuestra habitación, él lleva el equipaje y empezamos ordenando un poco nuestras pertenencias.
—Sé que este fin de semana será inolvidable.
—Lo sé. Te amo. —Le doy un cálido beso.
—¿Te parece si vamos al mar? —me pregunta.
—Claro que sí. —Entro al baño de la habitación para ponerme mi bikini. Me coloco encima una camiseta tipo malla, tiene huequitos por todos lados.
—Me gusta eso.
—A mí también, es muy cómoda. —Le sonrío. Escucho unos gritos y me asomo a la ventana.
Los gritos y risas vienen de afuera y veo a Sam y a Luke que corren por la arena junto a Lesley y Sophy. Sonrío al notar que ellos las tienen cargadas sobre sus hombros, las llevan directo al mar.
—Vamos amor—me dice Alex y bajamos.
La brisa acaricia nuestra piel, hace sol y la arena está caliente.
—Ven acá. —Me carga hasta la orilla.
—Gracias, ahora si eres tan amable, bájame—le pido.
—No, ahora empieza lo bueno. —Empieza a meterse al agua de manera apresurada, yo chillo como una niña la cual se divierte jugando.
Pasamos jugando, riendo, tomando fotos, hasta que decidimos entrar nuevamente a la casa donde se encuentra una señora de unos 45 años, nos mira y sonríe.
—Hola Alex—lo saluda.
—Hola Margareth. —Se acerca y la abraza. —Chicos ella es Margareth, nos atenderá este fin de semana. —Todos la saludamos.
—Me agrada que estén aquí, tu padre me ha pedido que haga lo mejor de mi especialidad.
—Y sé que así será—le responde él.
Al cabo de una hora, vamos hasta el comedor, huele muy bien. Ya estamos todos listos, nos hemos duchado y estamos más cómodos.
—Chicos he visto que hay unas cabañas por aquí cerca, de hecho, a unos cuantos metros, ¿Les parece si vamos luego? —pregunta Sam.
—Será genial, pero primero debemos comer, no aguanto las ganas, tengo mucha hambre—dice Luke, mirando muy pícaro a Sophy.
—También tengo mucha hambre—le responde ella y Lesley comienza a reír.
—Chicos dejen eso para luego...
(...)
—¿Creen que esto esté bien? —les pregunto a mis amigas.
Me he puesto una crop-Top con una falda que me da como a ocho dedos arriba de mi rodilla.
—Estás hermosa—responde Lesley.
—Annia, te ves muy bien, solo hace falta algo de esto. —Sophy empieza a maquillarme un poco. —Listo.
Me veo al espejo y noto que ha hecho un buen trabajo.
Ellas también lucen hermosas. Lesley lleva unos shorts rasgado con unas sandalias, una top, el cabello hacia un lado y los labios rojos.
Sophy tenía puesto también unos shorts muy pequeños, sandalias y algo así como un sujetador, pero de lentejuelas, lo que dejaba al descubierto su plano abdomen, se puso una mallita de brillos encima como cubriendo sus hombros y salimos.