Me recuerda a...

Mirar el cielo vespertino me recuerda a ti. Es como mirar directo a ti. Su color azul me hace acordar al color que llevabas puesto.
 

Mirar el cielo nublado me recuerda a ti... a ti despidiéndote.
 

Mirar el cielo matutino me recuerda a... ¿A ti? No, me recuerda que es otro día sin ti.
 

Mirar el cielo nocturno me recuerda que será otra noche para soñar contigo.
 

A menudo, miro al piso, contando los pasos que doy, sé que no me llevarán a una ruta que te tenga implícito, pero por lo menos me hacen pensar en otra cosa que no seas tú... A veces.
 

Voy jugando a no pisar las líneas del piso, imaginando que me toparé contigo. Miro en el autobús, en los bazares y en los parques buscando un parecido tuyo en aquellos desconocidos.
 

No mirar los nombres de las calles para no aprendermelos se me hizo costumbre, preocupada porque el veloz paso del tiempo los revolviera con el del lugar donde inició este destino que vivo.
 

Miro, a mediados de marzo, el recinto donde tus ojos hicieron contacto con los míos... Revivo. Miro, a mediados de julio, el mismo recinto; no obstante, tu mirada no sostenía la mía decaída... Caí en olvido.
 

Miro el cielo vespertino y me recuerda cómo era mirar directo a ti.