Detallo tu silueta
de pies a cabeza y viceversa.
Detallo con minuciosidad
la curvatura de tus carnosos labios
tanto como lo hago con cada línea
con la que has sido trazado.
Detallo, inmersa en curiosidad,
tus ocultos destinos.
Detallarte, es un lento arte;
yo hambrienta por devorarte capítulo por capítulo tal como a mi libro favorito.
Detallarte, un hábito exquisito.
Soñarte: en cine mudo.
Soñarte en insomnio, así no madrugo.
Soñarte, souvenir deficiente.
Sueño que ya no pretendo que sea entendido.
Sueño, sin el sonido de tu risa a carcajadas o el destello en tu pupila.
Sueño... Un pecado imperdonable.
Mirarte, en silencio, acurrucándome a tu lado.
Mirarte de cerca y de lejos, con un telescopio, mi cometa. O con una lupa, mi mapa.
Mirarte, no solo soñarte.
Mirarte con el propósito de detallarte. Mirarte, dócil y salvaje.
Mirarte bajo una lluvia de estrellas, bajo una tormenta empapándonos el rostro, bajo el sol incandescente...
Mirarte a ti, sin importarme el escenario de fondo.
Porque mirarte es lo único verdaderamente importante.