Y si es verdad que el cabello guarda recuerdos, entonces esta vez lo dejaré crecer... Hasta la cintura, hasta los muslos, hasta las rodillas y hasta los tobillos...
Que en las raíces se afiancen las risas, los abrazos, los besos; todo esto que me sostiene a la vida.
Que el cabello que roce mis hombros asegure las lecturas que causaron que mis alas surgieran.
Que el cabello que algún día cruce mi cintura cuente las batallas a las que le he hecho frente.
El cabello que se enrede entre mis rodillas, al caminar, resguarde el amor que he guardado para mí; así cuando me raspe, no me dolerá tanto.
Y que el cabello que sea paseado por el viento y toque mis tobillos se aferre a cada forma de amor que he conocido, para que cuide de ellos y evite que se tuerzan tanto al caminar en un paseo irregular; para que sigan sujetando mis pies firmemente, así, estos correrán, saltarán, libremente.