一¡¿Ya estás lista, Camille?!一 la voz de Ángel se escuchó por toda la casa, y yo todavía estaba buscando mi paraguas, la cual estaba desaparecida y oculta en alguna parte de mi habitación.
一¡Ya voy!一 grité desde donde estaba.一 Tsk, ¿Dónde está ese bendito paraguas?一 dije para misma mientras buscaba en mi armario y tiraba varias cosas en la cama. 一 hm, por lo que veo no está aquí.一 con frustración, solté un bufido, me acerqué a mi cama y miré debajo de ella.
Nada.
Bueno, no del todo.
一Ah, mis botas.一 había encontrado mis botas de lluvia, eran azules noche con adornos de flores a los lados.一Bueno, esto es mejor que nada.一 me apresuré a ponermelas, lo cual resulto ser fácil, y también me coloqué mi chaqueta amarilla, la cual encontré en medio de todas las cosas que había tirado en la cama minutos antes.
Miré a mi alrededor, esperaba a que mis ojos captaran algún indicio de que mi paraguas estuviera allí; sin embargo, no parecía haber rastro de ella en ninguna parte.
"¿Dónde está mi paraguas?", me pregunté a mi misma mientras me detenía a pensar en su paradero, "¿Dónde fue que lo dejaste?", volví a preguntarme, pero mi memoria de pollo no me ayudaba.
Era extraño.
Bueno, no tanto.
Era normal que las cosas se perdieran en mi habitación, ya que suelo ser muy distraída, y sobre todo, muy desordenada, aunque creo que eso no es novedad.
一Hey, Camille.一 la puerta de mi habitación se abrió, dejando ver a Ángel apoyado en el marco de la puerta, él estaba ya vestido con sus botas negras y su caqueta para la lluvia de color amarillo, además, en sus manos llevaba dos paraguas.一 Deja de perder el tiempo y toma el paraguas de Zaid.一 me lo ofreció.
一 Oye, ¿acaso le has pedido permiso?一 él me miró como si estuviera obviando la situación.一 Ah, no lo hiciste, eres malvado.
一No, no lo soy.一 tomé el paraguas de Zaid y miré a Ángel.一 Vamos de una vez.一 dijo dándose la vuelta.
一Está bien. 一 contesté mientras cerraba la puerta de mi cuarto con llave.一 Tú también deberías cerrar tu habitación con llave, ya sabes como es Zaid.
一No creo que vaya a encontrar condones en mi habitación, estaría yendo en vano.
一Idiota, no me refiero a eso.一 respondí mientras me dirigía al cuarto de Ángel, este me siguió.一 Es por mera seguridad, no vaya a desaparecer algo nuestro de nuestras habitaciones.一 saqué las llaves de su habitación.一 Seguramente Zaid estará interesado en tu tablero de ajedrez.
一¿Cuál de todos?
一No lo sé.一 suspiré.
一 Él no estará interesado en un juego de ajedrez o de shogi, creéme.一 cerré su habitación.一 Aunque puede que saque mi juego de mesa Clue, o el Acquier, incluso el Risk.一 sonrió.一 igual, todos son juegos de inteligencia, y un burro como Zaid no podría entenderlos.
一No digas eso.一 reí.
一Ya vámonos, ¿sí?一 tras decir aquello, se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras que nos llevaban de vuelta al primer piso.
Lo seguí, bajé las escaleras, y podía escuchar claramente la lluvia que golpeaban las ventanas del living con mucha cautela, era un sonido basatante relajante, tanto para mí, como para Ángel.
一No perdamos el tiempo.一 inflé mis mejillas.
一¿Sabes a quién le estás hablando?一 pregunté mientras lo señalaba.一 Soy tu hermana mayor, Ángel.一 Él sonrió de forma maliciosa y se irguió. Yo lo miré con ganas de matarlo.一 Porque seas alto no significa que tengas que hacer eso, ¿de acuerdo?
一No intentes desafiarme nuevamente, Camille.
一¿Y eso por qué, ah?一 le preguntó mientras me sentía más alta que él.
一Porque, sabes que voy a ganar, así que no desperdicies saliva.一 abrió la puerta principal, abrió su paraguas y salió con una sonrisa victoriosa y molesta.
Dichoso cerebro del demonio.
Abrí el paraguas, salí y cerré la puerta. Se podía oír como las gotas golpeababan furiosas el asfalto.
"Este clima es el favorito de Ángel", pensé, "Nunca supe por qué", empecé a caminar en busca de mi hermano, es allí cuando lo vi en la siguiente cuadra.
Siempre se adelanta...
一¡Oye! ¡Ángel!一 corrí hacia él con cuidado de no caerme.一 ¡Podrías esperarme!¡¿No crees?!一 él volteó, hasta que por fin pude llegar donde él con un poco de aliento.一 Demonios, no vayas por tu cuenta cuando te acompañe.
Él me miró de forma divertida, como si disfrutara mi falta de aliento.
一Ya no soy el niño de dos años que tanto adorabas, Camille.一 se burló.一 ya tengo quince.
一Ya cállate.
Comenzamos a caminar juntos hasta la florería a la que él quería ir, él parecía familiarizado con la ruta, pues claro, él siempre decía: "Ya vengo, voy a la florería", pero Zaid y yo nunca llegamos a saber a cuál de todas las florerías del vecindario iba Ángel. Solo suponiamos que iba al más cercano, el que estaba a una cuadra.
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Editado: 30.06.2019