Nadie Cómo Tú ♡

Prólogo

♡Prólogo ♡
 


Todo es mucho más fácil cuando el sentimiento es mutuo, verdadero y ese que te brinda todo tipo de emociones indescifrables, pero sabes, que es del bueno. De ese que uno no puede dejar ir.

El siseo del viento es uno de los sonidos que escuchamos, el aleteo de las aves, las sacudidas de las ramas y los carros dejando un gemido cuando pasan volando por la pequeña calle que hay cerca de mi casa, cielo despejado y el sol brillando más que nunca. Un dia magnifico.

Miro por última vez mi vestido y arreglo un poco mi cabello corto no más hasta el hombro. Me aplico mi perfume favorito y al que él le encanta.

El...

El ser más maravilloso de todos, el hombre más bueno y sensible que existe en la vida, el humano más solidario que la vida me premio con estar a su lado. Mi novio es el mejor de todos, tanto que no se si asustarme. Pero no puedo dudar cuando me mira con esos ojos chocolatadas y esa sonrisa sincera.

Uno, sencillamente no puede dudar de eso.

Me tiene embobada, pero ¿Cómo no? ¿Cómo no enamorarse de ese ser tan maravilloso?

Golpean la puerta y me sobresalto:
Mi madre aparece con esa sonrisa igual que la mía, iluminada. —Te está esperando abajo.

No hace falta preguntar quién es porque es de sobra. Termino de alisarme el vestido y decidida bajo a la sala, mi papá se encuentra en la sala, dándome la espalda y viendo un partido de baloncesto. Al lado derecho se encuentra mi hermano Bruce, y al lado izquierdo mi novio, relajado y riendo por algo que dijo mi padre. Mientras bebe quien sabe qué.

Carraspeo para llamar la atención de esos hombres, mi primogénito se endereza enseguida y los otros dos también.

—Ya estoy lista— canturreo a medida que me acerco a mi chico.

Deposito un pequeño beso y abrazo a mi papá por atrás.

— ¿Nos vamos?—Pregunto.

Asiente y se para, no sin antes extenderle la mano para estrechársela.

—Le prometo que se la traigo enterita. Salvo si ocurre otra cosa— bromea.

Le pego en la nuca divertida por la situación, mi padre no tanto, se encuentra matante a Joshua con la mirada. No le gusto el comentario.

—Más te vale...

—Ya padre, vámonos-le susurro.

Sacudo mi brazo y salimos de mi casa. No hay nadie caminando o merodeando por la zona, cosa extraña porque siempre hay alguien. Asi sea un niño, pero siempre hay alguien.

Posa su mano por mi cintura y me acerca a él, lo recibo con otro beso pero este más profundo y ardiente. Enrosco mis brazos en su cuello y profundizo el roce, hasta el punto de separarnos por el tan necesitado oxígeno.

—Te vez hermosa—comenta.

Le regalo mi mejor sonrisa.

—Siempre.

Suelta risillas al igual que nos acercamos a su auto. Mis fosas nasales son invadidas por el majestuoso olor: a menta, colonia y a Joshua. Una combinación orgásmica.

— ¿A dónde me lleva el señor?— ironizo para molestarlo.

Rueda los ojos y enciendo su carro, apenas se escucha el rugido del motor y en segundos andamos rumbo al sur.

— ¡Apenas acabo de cumplir dieciocho!, y es sorpresa a donde te llevo.

—Tengo derecho a saber, ¿sabes?

—Lo sé, mi amor. Pero entiende es una sorpresa, quiero que este sea el aniversario jamás olvidado—dice.

El camino lo reconozco de inmediato, es una calle sola pero con gran llanura. El sol hace que el césped se vea más brillante y el lugar más hermoso.

— ¿Me vas a llevar a la cabaña de tu padre?— pregunto incrédula. Joshua me había hablado de ella, me mostro fotos y me prometió que en algún momento íbamos a ir, no pensé que fuera tan pronto.

— ¿Cómo lo descubriste? ¡Era una sorpresa!

Rio a carcajadas por la pegunta tan inútil. Es obvio y razonable como lo descubrí. Aunque a veces se comporte un poco infantil y siempre este jugando bromas es la persona que más amo, no hay duda.

—Aunque los vidrios estén polarizados puedo ver a exterior, viejo—grito—. No lo puedo creer tampoco.

Me mira de reojo.

—Para ti lo mejor, princesa.

Resoplo.

—Eres tan cursi que a veces empalagas— miento. Me encanta cuando se vuelve romántico y caballeroso, no la sabe pero me vuelve débil cada vez que se comporta asi.

—Igual me amas.

—Demasiado.

Veo como intenta frenar pero el carro no hace nada, me entra pánico y lo miro con los ojos horrorizada. Intenta de nuevo pero el carro sigue derecho y cada vez más rápido. Joshua tiene los brazos tensos y los labios entreabiertos.

—¡¿Qué pasa?!

Intenta de nuevo pero el carro no hace ningún indicio de querer pararse.

— ¡No quiere frenar!— grita e intenta de nuevo. El carro se desvía hasta la maleza y nos sacudimos por donde, a lo lejos, pero no mucho, se ve un árbol y cada vez se está acercando.

Lo vuelvo a mirar, y sus ojos llorosos se conectan con los míos, llenos de pánico. Su mirada es apenada y me toma la mano para luego besarla. —Perdóname, Mica.

Y luego siento el impacto.
 


 

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Que nadie opine, porque no saben como me enamoré de ti. 
 


 

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