Nadie Cómo Tú ♡

Capítulo 2 ♡

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«—Hay personas envidiosas en este mundo, pero tu eres una chica brillante que es capaz de salir adelante. No dejes que la sociedad destruya tus sueños» 
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El silencio entre nosotros es más tenso que mi cuerpo en estos momentos.

Veo pasar los arboles a una velocidad moderada, y no sé porque me entra un miedo de repente. Siento una especia de... ¿jaqueca? Algo parecido pero es incómodo. Como cuando tiene arcadas y nunca sale el vómito.

El crepúsculo estaba más brillante, con algunos toques rosáceos y anaranjados, una vista que me promueve una paz y tranquilidad incomparable. Aunque sería más chido si fuésemos más rápido, a este pasó no vamos a llegar nunca.

Miro a mi padre con mi ceño fruncido, me devuelve la mirada de reojo para no des pegar la vista del frente.

—¿Qué pasa?

Echo un vistazo al cuanta kilometro y veo que apenas vamos a 30 km h, cuando podemos movernos hasta el límite establecido, que es de 80 km h. ¿no confía en si mismo? ¿Tiene miedo de poder provocar otro accidente? Debe de entender, deben de entender que mi accidente ya pasó. Deben de dejar su miedo a que me vuelva a ocurrir lo mismo, y ellos tampoco colaboran por el hecho de no contarme cómo fue que quede en amnesia muy profunda.

Pensé eso en quince segundos exactos antes de suavizar mi cara.

— ¿No puedes ir más rápido?-aventure y para mis adentro implore para que acelerara.

Tensó sus hombros y endureció la cara, no me dirigió la mirada mientras hablaba:

—No puedo ir rápido y ya sabes el porqué, es muy difícil para mí pensar que otra vez...

—Papá no me va a pasar nada-le interrumpo—. No creo que tenga una serte tan perra como para que me ocurre otro accidente.

Siseo y refunfuñó un montón de palabras para sus adentros. Me quede mirándolo por un minuto hasta que me canse y volví a ver por la ventana, refunfuñando también un sinfín de barbaridades que no deseo nombrarlas.

Tenía la intención de saber cuál era su motivo para no responderme, y me supuse que era para no hablar más del tema. Pero me quería ser la tonta para indagar más, ya el cielo me estaba pareciendo deprimente, volviéndose oscuro y visualizando las estrellas le pregunte porque no dejaban ese miedo a que me pudiera pasar algo, estoy con él. Y no solo me ocurre con mi padre, también pasa lo mismo con Erika cuando a veces me voy con ella, pero la mayoría es con Eze, que dudando me complace.

—Cuando nos enteramos de tu accidente fue muy traumático para nosotros— responde—. Y peor aun cuando nos dijeron que no había ninguna posibilidad de que salieras con vida, pero que si salías viva ibas a estar diferente de una u otra manera...— en la última palabra su voz se quebró, pero aun asi siguió continuando—, nos encontramos con esta noticia, perdiste la memoria. Y como no nos recordaste nos planteamos en forjar una buena compañía llena de amor para que confiaras en nosotros, lo logramos pero fue...

—Difícil, si, si ya—Le corte—. Ustedes no se han puesto a pensar que yo soy la peor afectada.

—Lo sé.

Pero no me detuve.

—Ustedes no me han preguntado, pero fue peor para mi despertar y no recordar nada, encontrarme con desconocidos diciéndome que eran mis padres. No saber mi nombre ni la fecha, aprender a escribir y leer de nuevo, adaptarme a la tecnología. ¡Empezar de cero!

No quería sonar brusca ni nada por el estilo, pero no me podía contener. Ni se cuál es el motivo de mi pelea, pero me siento exasperada. Deben superas su inseguridad y dejar que todo fluya a como este destinado, si ocurre otra vez, ¿Qué podemos hacer? Nada, por eso tienen que dejarme vivir, yo soy algo denominado: "él bebe grande", y querer aprender todo no le hace daño a nadie.

—Te entendemos, mi amor. Juro que sí, pero...

—Pero nada, quiero manejar un carro y voy a aprender...—me detuve un segundo para pensarlo mejor—. ¡Eso es! Voy a aprender a manejar un auto.

Un resoplido brotó de su garganta y apretó más fuerte las manos en el volante, ya nos encontrábamos en la calle y en un minuto estaríamos llegando, pero con este paso nos llevaremos tres.

—Por favor no nos hagas esto...— pide, indeciso-. No soportaríamos verte ir en un auto y no saber nada de ti.

—En este momento estoy en un auto.

—Pero... pero no de esta manera. Me refiero a sola.

—Cuándo sufrí el accidente, ¿estuve sola o acompañada?— agregue de repente.

Se quedó estático, sus labios se entreabrieron un poco y jadeó de sorpresa. En los años que llevo con ello y conociéndolos nunca me dijeron como fue mi accidente, ni el motivo, ni siquiera si estaba sola. Como cuando preguntaba si tenía pareja, lo evitaban. Y algo que me tiene mal es el hecho de no pillarlos hablando de eso, como si tuvieran un pacto y lo están cumpliendo de manera limpia.

Aparcó el carro frente a la casa y se quitó el cinturón de seguridad, hace un ademan de querer salir pero puse mi mano en su brazo deteniéndolo, esta vez no lo va a evitar, me tiene decir todo lo que quiera.

—Es un tema difícil— es lo que dice sacándome de mis casillas.

Bufo.

—No es para nada difícil, solamente estoy preguntando si alguien más estuvo conmigo— mi voz sonó dos tercios más altos.

Se reacomodo en el asiento de conductor y frotó su sien con impaciencia, ¡pero solo le estoy preguntando algo fácil! ¿O no?

Cinco minutos pasaron y todavía seguía mirando al vacío, bueno, a decir verdad solo se quedó mirando el abeto que se encuentra en la casa de nuestros vecinos, con determinación y parpadeaba solo cuando fuera necesario. Al igual que yo, que me encontraba temblando levemente.

Botó un suspiro largo y lleno de cansancio.

—Estuviste sola, hija.

Asentí con cauta.

—Algo paso con los frenos y terminaste como ya sabes.

Volví a asentir pero esta vez con un poco de alegría por saber que nadie resultó herido por mi impertinente auto.




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