Nadie como tú

Capitulo 2

Ese mismo día por la noche, me encontraba acostada repasando los eventos del día, casi siempre lo hacía, rescataba lo más importante de todo y pensaba en ello, en esta ocasión mi mente solo se concentró en el momento de Alejandro.

Él es… no sé qué es.

No quería pensar en él pero era inevitable, repasaba sus palabras una y otra vez, parecía ser un buen chico a pesar de ser guapo, ya que en mi corta experiencia, todos los guapos son unos engreídos, ni hablar de las mujeres bellas, esas se suben al cielo y no hay quien las baje. Yo sé muy bien, que alguien como él, para mi es inalcanzable pero nadie podía quitarme el derecho de verlo y que me agradara, además íbamos en el mismo salón, tendría que hablar con él, no tiene nada de malo, no soy como las otras que se la pasan esperando a que él las mire. No, ni hablar. Jamás seré yo quien le hable primero ¡Jamás!

El portazo que escuché, me hizo dar un salto sobre la cama. Mis padres están discutiendo. Mamá le gritaba y papá le respondía, se gritaron bastantes groserías y a pesar de que no sabía el motivo, me daba idea de lo que se trataba porque estaban gritando. Papá le reprochaba que ya no tenían sexo y mamá le decía que eso no era lo único importante, que ella estaba cansada la mayor parte del tiempo porque trabajaba mucho y a aparte debía llegar a casa y hacer los deberes que el hogar necesitaba, papá respondió que él también trabajaba y también estaba cansado y unas cuantas cosas más, a las que mi madre respondía con mucho enojo; por último, escuché la puerta nuevamente y mi padre gritó que no iba a quedarse a dormir en casa.

Me quedé acostada sin poder dormirme, y al escuchar los pasos de mamá acercándose, me giré sobre la cama dando la espalda a la puerta, escuché la puerta abrirse y cerrarse después de unos segundos. Esa noche ya muy tarde pude cerrar los ojos.

Al despertar, me sentía cansada, no había dormido bien, me levanté y me cambié, hoy tocaba deportes, mi uniforme era pans y chamarra, era lo mejor de cada semana, ir en tenis y pans. Al salir de mi habitación, noté que mi madre apenas se había levantado para acompañarme a tomar el autobús, le dije que no era necesario, que yo podía ir sola, y no muy convencida, me dejó ir.

Ese día no me sentía con ánimos de escuchar música.

Al llegar a la escuela, actué lo más normal que pude, no quería tener que dar explicaciones por mi humor. Y justo hoy, el maestro nos sacó a todos del salón y nos asignó nuestros lugares por el resto de año, quedamos todos revueltos, nadie de los que conocía quedó a mí alrededor, pero me quedé conforme con mi lugar ya que podía ver de perfil a Alejandro. No es que vaya a mirarlo cada segundo del día, pero de vez en cuando podría darle una miradita.

Los días pasaron, 10 para ser exactos, y la situación en mi casa no daba señales de mejorar, papá no había vuelto y era consciente de la mirada triste de mi madre. Mis dos y más cercanas amigas, notaron que algo me pasaba y me invitaron a tomar un helado, sabia porque lo hacían, quería saber mi situación así que acepté,  ya que al igual que mi madre, yo también necesitaba hablar del asunto.

– Bueno y cuéntanos ¿Qué sucede? – Preguntó Anel, mientras yo probaba de mi helado

– ¿Qué sucede? – Pregunté haciéndome la tonta – ¿De qué o qué?

– Has estado muy ida últimamente Candice – dijo Mabel

– Bueno, han estado pasando cosas en mi casa – No levanté la cabeza

– ¿Tus padres han estado discutiendo? – Preguntó Mabel y yo asentí – No te preocupes así son la papás, se pelean y luego se contentan, ya se les pasará.

– Es que aún no se les pasa, papá ya tiene casi dos semanas sin regresar – Se hizo un incómodo silencio.

Anel: ¿Siempre discuten y se separan?

– No

Mabel: ¿Ya los habías visto discutir así?

– No, nunca – Nuevamente se hizo el silencio entre nosotras.

Mabel: Cuando mis padres se separaron sufrí mucho, pero al poco tiempo me repuse, ellos ya se llevaban muy mal así que su separación fue el descanso para mis hermanos y para mí.

– ¿Crees que mis padres se piensen separar?

Mabel: No, o bueno, no lo sé… esos temas de adultos son muy complicados, un día se quieren, otro día se odian, son un sube y baja, y se supone que nosotros somos los que estamos en edad de esas cosas no ellos – Nos reímos las tres.

Anel: Tal vez no se separen y esto solo sea un espacio entre los dos, para reflexionar. Mis padres llevan más de 20 años juntos y si los he visto discutir, pero jamás ofenderse.

– Mis padres si se ofendieron – Después de otro breve silencio las dos tomaron mi mano y me dijeron que todo estaría bien.

A pesar de que hablamos poco de lo que ha estado pasando en mi casa, sentí que era lo que necesitaba para mejorar mi humor, cuando nos despedimos esa tarde, tras dejarme en mi casa los papás de Anel, convencida de que tenía que hacer que la carga de mi mamá disminuyera, me dispuse a hacerme la cena, no quería recalentar lo que ella me había dejado. Opte por la decisión más sabia y sana para cocinar con seguridad, una ensalada y un pedazo de carne asada.

Vi algunos videos en mi portátil de como sazonar la carne, también vi videos sobre cómo hacer ensaladas, no parecía difícil. Y no lo fue, pero el resultado no fue lo que esperaba, el plato tenia buen aspecto, pero el sabor, ¡uff! Desabrido. Totalmente desanimada por mi rotundo fracaso, levante todo, deje limpio y me fui a dormir.




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