Nadie como tú

Capitulo 4

El miércoles por la mañana al llegar al salón de clases, como usualmente hacía, llegue a saludar a mis amigas y hablar de cualquier cosa, mientras charlábamos sentí unos golpecitos el hombro.

– Hola – Me saludo Gustavo, levantando la mano – ¿Vienes un momento?

– Claro – Ya sé lo que quiere, hoy es el día acordado para la tarea. Lo seguí hasta el pasillo fuera del salón y nos recargamos en el barandal.

– ¿Hiciste la tarea? – Me miró dubitativo

– ¿Por quién me tomas? – Me crucé de brazos – Obviamente la hice

– Perfecto, ¿entonces…? – Lo miré confundida e incline la cabeza hacia la izquierda

– ¿Pretendes que te cante la canción aquí? – Se rio de mi gesto

– Si – Ahora la que se rio fui yo

– ¡No! Ni lo sueñes, yo no sé cantar – Ambos sonreímos

– Ok, ok, entonces háblame la canción – Siguió apoyado en el barandal pero giró su cuerpo hacia mi

 – ¿Cómo que te hable la canción?

– Si, haz como si me estuvieras contando la canción, dime las palabras que dice pero sin cantar.

– ¡Oh! Ya, ya entendí. Ok, puedo hacer eso ¿Listo?

– ¡Si capitán estamos listos! – Me ganó la risa con su respuesta, era la entrada de Bob Esponja, incluso utilizó el tono de los niños que responden, las carcajadas salieron de mi boca sin control mientras él también se carcajeaba y me dijo:

– ¡Anda responde! – Y me deje llevar por el momento

– ¿No los escucho?

– ¡Si capitán estamos listos! – Repitió con humor y me animó – Viene la mejor parte, anda.

– ¡Uuuuuuuuu! – Nuevamente estallamos en risas, me dolió el estómago, incluso se me salieron unas lágrimas.

Después de que se nos pasó la risa, no pude decir la canción, el profesor llegó.

– Me sigues debiendo – Me dijo mientras yo tomaba asiento y él se colocaba en su escritorio, estábamos en la misma línea horizontal, pero dos hileras alejados. Nos miramos y volvimos a sonreír.

Cuando sonó el timbre para el receso, Gustavo me hizo señas de que lo esperara, así que les dije a mis amigas que las alcanzaba en un momento, obviamente me vieron con su típica sonrisa pícara y Mabel me dijo que ella me compraría algo para almorzar. Cuando el salón estuvo solo, se acercó a mí.

– Ahora si no escapas

Sin decir más, comencé a hablar la canción, la mayor parte la dije mientras miraba al suelo, ocasionalmente lo miraba y él estaba atento.

– ¿Qué tal? – Pregunté algo avergonzada, me había trabado en algunas partes        

– Honestamente lo hiciste muy bien ¿Segura que no te gusta el inglés?

– No es que no me guste, es solo que… hablar… – Agaché la mirada – ni siquiera se me da bien en español imagínate en inglés – Reímos nuevamente mientras salíamos del salón.

– Estoy seguro de puedes mejorar muchísimo, la verdad no esperaba tanto, lo hiciste muy bien.

Al llegar a la cafetería mientras seguíamos hablando de pronunciación y él me daba mi nueva tarea, se detuvo y sacó un chocolate snickers, – Es tu gratificación por una tarea bien hecha.

– ¡Gracias! – Dije emocionada, me encanta ese chocolate – Sin duda me esforzaré en la siguiente entrega.

– Eso espero, para esta tarea la gratificación será mayor. Ya verás porque lo digo. – Su expresión me dejo ver que la canción iba a ser difícil. Nos despedimos y apenas había dado unos pasos cuando apareció Miguel.

– Hola ¿dónde estabas? Te he estado buscando un rato – Me hablo a mí, pero su mirada estaba dirigida más allá, estaba casi segura de que observaba a Gustavo.

– ¿Necesitas algo?

– ¿Si iremos al cine hoy? – Olvidé por completo que me había invitado a salir.

– Lo siento, saldré con mi mamá a hacer unas compras – Un buen punto mío, es que soy rápida para las excusas.

– Bueno quizás otro día – Su tono de voz seguía serio – ¿Con quién vas a almorzar?

– Pues con mis amigas – Las señalé y torcí el gesto – Me voy, nos vemos.

Lo esquivé y caminé lo más rápido posible, pero sin que se viera que estaba prácticamente huyendo del lugar, cuando me despedí, escuché perfectamente que soltó el aire fuertemente, me parece que se molestó.

Durante el receso, fue más de lo mismo, mis amigas insistían en que entre yo y Gustavo había algo.

Mabel: Se ven bien juntos, lo digo porque te vi muy risueña esta mañana – Puse los ojos en blanco mientras le daba un sorbo a mi jugo.

Roció: Si, es verdad – me miró – jamás te había visto con esa sonrisota ¡Jamás!

Yo: ¿Jamás? Por favor, yo sonrío todo el tiempo, es decir, sonrío cuando algo me hace gracia, no voy por la vida con la sonrisa en el rostro, es cierto, pero, si sonrío.

Anel: De eso estamos hablando, él te hace reír, y ya sabes lo que dicen, si te hace reír… es el indicado.




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