Y tal como lo pensé, los ojos de quienes nos miraban iban directo a nuestras manos, Alejandro desde que bajo del coche, entrelazo nuestros dedos para entrar, me daba gusto, pero, también mucha vergüenza. Él trato de evitar que yo entrara en pánico, converso conmigo todo el trayecto, pero a pesar de eso, me sentía incomoda.
Al subir las escaleras y llegar a nuestro piso, de frente a nosotros estaba el grupo de amigas de Mariana y por su puesto ella, nos vio, y la vi hiperventilar cuando su mirada se fue directo a nuestras manos.
– Mira nada mas – Voy a matar a Mabel ¿Qué clase de comentario es ese? – qué bonita pareja.
– Lo sé – Alejandro tenía una sonrisa de oreja a oreja y yo estaba segura de tener la cara roja
Para mi fortuna el profesor entró casi de inmediato y no dio mucho tiempo para que mis amigas vinieran a incomodarme aún más. Para el término de la primera clase todo estaba mejor, Mabel comenzó a platicar sobre el fin de semana que venía, y los planes que tenía, era la fiesta de un familiar suyo y me pidió acompañarla.
Cuando la campana sonó para el receso antes de salir Alejandro me habló:
– Por ser el primer día de escuela como novios, creo que será bueno que te de espacio, a pesar de que honestamente quisiera pasarlo pegado de ti, pero, no quiero enfadarte, así que… – Sonreí
– Mentiroso, sé que tienen un partido hoy
– Si me pides que me quede contigo, lo haré – en su rostro no había la menor seña de duda
– No quiero ser la causante de que pierdan, así que ve a jugar.
Comenzamos a salir del salón, y antes de salir me detuvo, miro hacia afuera y me dio un pequeño beso en los labios.
– ¿Qué haces? – le di un golpecito en el pecho – nos pueden castigar si alguien nos ve.
– Por eso me aseguré de que no hubiera nadie. – Esa maldita sonrisa picara
Durante el almuerzo ninguna de mis amigas preguntó más del tema de Alejandro conmigo, estuvimos hablando una vez más, sobre los vestidos de esa noche, y claro sobre los hombres que mejor se veían, Alejandro estaba incluido, por supuesto.
Al subir del receso, el maestro entró y me pidió bajar a la dirección, sabía lo que era, mi madre debe estar aquí. Me dirigí hacia allá y la secretaria me pidió esperar un momento. Después de un breve momento la puerta se abrió y entré.
– Toma asiento, Candice – El director era una persona mayor pero no tanto, yo diría que andaba en sus cuarentas – Tú madre me habló un poco sobre lo sucedido con Miguel quiero conocer tu versión.
– ¿Que quiere que le diga? – me sentía nerviosa
– Lo que ha sucedido entre ustedes dos
–Bueno, hay muchas cosas que contar, tanto buenas como malas… él cambia drásticamente su estado de ánimo, esa fue una de las razones por las que decidí terminar con él.
– ¿Solo eso? ¿Cambios de ánimo repentinos?
– Si, era agresivo hasta cierto punto.
– ¿alguna vez te golpeo?
– No, pero… Si llegó a jalarme… cuando se molestaba
–¿Y porque se molestaba?
– Ah… no lo sé, le molestaba que me reuniera con mis amigos, me acusaba de salir con otros y luego en unos minutos se arrepentía y me pedía disculpas, sé que tal vez le parezca exagerado, pero le aseguro que no es así.
– Por supuesto que no, al contrario, es bueno ver que tu madre se preocupe por estos eventos, por lo que me dices esto ha escalado poco a poco, tu madre me dijo que estuvo en tu casa después del baile ¿qué sucedió ese día durante el baile?
– Salía del baño con mis amigas cuando él se me acercó, me pidió que habláramos y yo le dije que no, entonces me tomó del brazo y me encerró en el baño, decía que no podía estar con Alejandro, que él solo jugaría conmigo – Guardé silencio mientras veía al suelo.
– ¿Qué pasó después? – miré a mi madre, había estado en silencio todo este tiempo, tomó mi mano, era su forma de darme ánimos.
– Alejandro abrió la puerta del baño y… – no sé si deba decirlo, puedo meterlo en problemas
– ¿Y? – insistió el director
– Comenzaron a pelear a golpes y después Alejandro me sacó de ahí, me fui a casa y él fue a buscarme, gritaba que le abriera la puerta, pero, no lo hice. Después llegó mi mamá, hablo con él y por fin se fue – El director largo un suspiro.
– Bien, por el momento, lo primero que haré será hablar con los padres de Miguel, les informaré sobre los actos de su hijo y recomendaré una evaluación psicológica, hay ciertos puntos que deben de atenderse. En cuanto tenga comunicación con ellos se lo haré saber señora, le aseguro que estos… eventos, no volverán a suceder en la escuela.
Mientras el director continuaba con su discurso, esas últimas palabras resonaron en mi cabeza “no volverán a suceder en la escuela” ¿y cuando no estuviera en la escuela? ¿Qué pasaría si todo esto sigue igual pero ahora me busca fuera de la escuela?
Cuando salimos de la oficina del director, acompañe a mamá hasta la puerta.
– Te dejé la comida en la estufa – me miró – oye, quiero que entiendas que esto era necesario, no sabemos hasta donde ese muchachito pueda llegar, así que es mejor atenderlo desde ya.