Nadie como tú

Capitulo 21

El lugar era un restaurant conocido, creo que alguna vez llegamos a venir aquí, recuerdo haber escuchado que el lugar era caro, en la entrada, mi mamá dio el nombre de Marla y fuimos dirigidas a la zona exclusiva, noté que ninguna otra mesa estaba ocupada, solo una, y en ella estaba Miguel con la que me atrevo a decir era su mamá. Era una señora muy elegante, su cabello rubio perfectamente arreglado en ondas, su impecable vestido, y ni hablar de su maquillaje.

– Hola, debes ser Candice y usted su mamá – Ella estiró su mano y me dio un beso en la mejilla e hizo lo mismo con mi mamá, quien se presentó.

–Así es, me llamo Mariana.

– Siéntense por favor – Miguel no había hablado, más que para saludar, estábamos de frente y me resultaba incomodo, así que opté por ver a su mamá – Me alegro que hayan aceptado la invitación, los asuntos de nuestros hijos siempre son importantes y más los románticos. Si les parece, quisiera escuchar de ustedes dos, lo que está sucediendo – nos dio una rápida mirada a ambos y mis ojos se dirigieron a Miguel.

– Creo que debo comenzar yo… – Miguel se recargó en su silla y mientras hablaba me veía – Cuando vi a su hija por primera vez, fue que supe que el amor a primera vista existía, antes me burlaba de esa idea, pero descubrí que era verdad, así que hice de todo para acercarme a ella, porque déjeme decirle que es muy complicado – le sonrió a mi mamá – cuando me permitió conocerla, me sentí muy emocionado y cuando me dijo que si quería ser mi novia, me sentí el más dichoso del mundo, por fin tenía a la chica de mis sueños – se enderezó y recargo sus brazos en la mesa – después todo se complicó para mí, me volví su sombra, a donde ella iba yo también quería ir, y si hablaba con alguien… quería saber de qué hablan, porque hablaban ¿le gustaba? No me di cuenta en que momento comencé a tener esos sentimientos tan… – parecía buscar la palabra – oscuros. Cada día me sentía peor, sentía que ella estaba ahí conmigo, pero no quería estar, traté de hacer de todo para que ella se sintiera siempre cómoda conmigo, pero parecía tener el efecto contrario. La noche de nuestro aniversario… nosotros habíamos discutido, bebí de más… tenía planeado ir a su casa porque no me respondía, pero cuando respondió y notó que estaba alcoholizado, dijo que ella iría. Esa noche, no recuerdo mucho, pero sé que te toque de manera indebida porque tú me lo dijiste, y por supuesto te creo, no tendrías por qué mentir con algo como eso, lamento mucho, como no tienes idea, lo que intenté hacerte. – Me miró e intuí que esperaba mi respuesta.

– Sé que lo lamentas, me lo dijiste antes.

– ¿Te das cuenta de que estas admitiendo que intentaste abusar de mi hija? – El tono severo de mi madre me sorprendió

– Si – Admitió y agachó la cabeza – Pero le juro, se lo juro que jamás volverá a pasar.

– Por supuesto que no volverá a pasar, mira, entiendo tu sentir, los romances adolescentes son muy importantes, intensos, apasionados, hasta inolvidables diría yo, pero tú has pasado un límite muy importante y no creo que haya mejor forma de repararlo, que alejándote de mi hija.

–Lo juro, he tratado, pero… no puedo, no sé cómo alejarme de ella – nuevamente me miró y yo aparte la mirada, creo que mi madre tiene razón, no es bueno que este cerca de Miguel. Todos guardamos silencio, nadie sabía que decir.

– Si yo fuera la madre de su hija, estaría igual o tal vez peor por esta situación, así que de verdad agradezco su compostura, mi hijo parece no saber cómo alejarse de ella, pero yo sí, lo cambiaré de escuela.

– ¿Qué? Mamá, falta muy poco para que termine no –

– No te estoy preguntando, Miguel. Te vas a cambiar de escuela y se acabó – su mirada dura hizo que Miguel se recargara resignado – Candice, te dejo mi tarjeta, si mi hijo vuelve a acercarse a ti, por el motivo que sea, por favor llámame – me pasó una tarjeta a mí y otra a mi mamá – y yo me haré cargo. Les pido una disculpa en nombre mío y de mi esposo, quien por motivos de trabajo no pudo estar presente, pero, les aseguro que tomaremos cartas en el asunto inmediatamente. Nuestro hijo debe aprender a comportarse, no importa que sea joven, esta conducta es inaceptable.

Nos levantamos de la mesa y nos despedimos sin más, me dio pena con Miguel, realmente le causé problemas.

 

A la mañana siguiente Alejandro pasó por mí para ir juntos a la escuela, quería contarle, pero creí que sería más conveniente hablarlo a la salida. Durante el receso, mientras comíamos nuestros almuerzos, Alicia llegó y comenzó con sus chismes:

Alicia: ¿Ya se enteraron?

Anel: ¿De qué?

Alicia: Cambiaron a Miguel de escuela

Brenda: ¿Y tú como sabes?

Alicia: Lo escuché en su grupo de amigos, y para confirmarlo, le envié mensaje para preguntarle.

Mabel: ¿Y es verdad? ¿si se fue?

Alicia: Así es, dice que sus padres decidieron cambiarlo por asuntos personales y de trabajo, irá a una escuela privada.

Mabel: Me parece bien, no me agradaba.

Anel: A mí me da igual si está o no aquí.

Alicia: ¿Tu qué opinas Candice?

– Sin comentarios

Alicia es a veces muy insoportable, su gen chismoso es demasiado para mí.




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