Cuando desperté, Mabel aún no se levantaba, fui al baño y me aseguré que de mis ojos solo estuvieran hinchados por acabar de despertar, sentía el cuerpo extraño, era como estar adormecida, caminaba y me movía, pero estaba torpe, jamás me había sentido de esta manera, había escuchado que las separaciones amorosas eran dolorosas, pero en mi corta experiencia no había sido así. Creo que tiene que ver con el hecho de que Alejandro era el primero que me importaba. El primero que había hecho que sintiera cosas por él, incluso me atreví a decirle que lo quería… ¡que vergüenza! Ahora seré el hazme reír de todo el mundo, soy una más de las idiotas que cayeron en sus engaños, una más… sólo fui una más.
Una estúpida más.
Me tiré en la cama recordando sus palabras, sus muestras de afecto… es que demonios, se fingió exactamente enamorado, no hubo ni una sola vez una señal de que me estuviera engañando ¿Por qué? ¿Por qué me hizo esto? ¿Qué obtiene con ello? Soy totalmente normal. Tal vez era eso, yo era su obra de caridad, su gesto amable ante el mundo, alguien como él fijándose en una insignificante mujer como lo era yo, era casi absurdo y me llena de rabia en mi contra, que yo lo sabía, lo supe desde el comienzo, pero tenia esa fantasiosa idea de que él no era como los demás. Y efectivamente no lo era, era peor, otro en su lugar me hubiera ignorado, pero él se tomo el tiempo de enamorarme para después darme el golpe final…
Ok, reconozco que me duele… me siento destrozada. Pero nunca me verá llorando por él, ¡Nunca! Ya fui una estúpida por confiar en él, no seré la idiota que lo lloré. No.
– ¿Ya es hora de irnos? – preguntó Mabel con voz ronca
–No, pero ya casi
–Que horror levantarse temprano en domingo – Tomó su almohada y la abrazó, después tomó su celular, me di la vuelta sobre la cama y escuché el ruido de un video, no necesitaba voltear para saber lo que estaba viendo, reproduje el video al menos una docena de veces como para saber cada uno de los sonidos e imágenes que tenía. Me quedé en silencio esperando que dijera algo, hasta que lo hizo – Candice, tienes que ver esto.
Me incorporé y tomé el celular, solo quería confirmar que estaba viendo lo mismo – oh, si – se lo devolví – ya lo había visto, alguien fue muy amable en enviármelo.
– ¡Es un perro maldito! – dijo muy enojada – ¿Cómo pudo hacerte esto? ¿Y con ella?
– Supongo que su relación nunca terminó, deben ser de esas parejas enfermas que se pelean una y otra vez y terminan regresando. – dije encogiéndome de hombros y tratando de restarle importancia al asunto.
– ¿Estas bien? – Preguntó con gesto algo triste
– Si, no te niego que me molesta un poco, pero, lo esperaba… – esto no era del todo mentira, nunca pude confiar completamente en Alejandro, y bueno, no me equivoqué.
– Yo no lo esperaba, él se veía tan enamorado, tan dedicado a ti, te acompañaba a todos lados, los obsequios, las atenciones… – suspiró – la manera en que te miraba, te lo juro, nunca duda que estuviera realmente enamorado de ti.
– Supongo que aun somos muy jóvenes para descifrar las verdaderas intenciones de las personas.
– Supongo – coincidió.
– Anda, hay que recoger nuestras cosas para el regreso.
Para mi fortuna, Mabel parecía creerme, estoy muy segura de que mi gesto no se inmutó mientras hablaba de Alejandro, y es que en mi cabeza estaban muchas situaciones al mismo tiempo, de las cuales, me enfoqué en el razonamiento, una parte estaba incrédula, otra con profundo pesar, pero, el razonamiento lo mantuve por encima de aquellas que no me servían, no tiene sentido sufrir por algo que yo misma sabia que pasaría, fui yo la tonta, asumo eso, pero ahora me toca mantener la compostura.
Hay muchas cosas que tendré que afrontar cuando lleguemos a casa, pero la que más me incomoda es ser objeto publico de habladurías, siempre traté de mantenerme lejos de todo eso, pero ahora, sin quererlo, ni merecerlo, seré la comidilla de la escuela.
Íbamos en el camino, cuando el conductor nos avisó que tendríamos que detenernos en la ciudad más cercana ya que estaba presentando fallas el autobús, todos se emocionaron, era la oportunidad de visitar más lugares. El autobús se detuvo en un taller y todos bajamos a reunirnos en la acera, poco después nos informaron que tardarían de dos a tres a horas en repararlo y que iríamos a un centro comercial que estaba cerca, ya era casi la hora de la comida, así que aprovecharíamos para comer ahí.
Las opciones de comida no eran muchas, hamburguesas, pizza, pasta, comida china, en mi mente no había duda, la comida china tenia más sabor, hice la fila, pedí y me dirigí a sentarme con Mabel en una banca, mi celular sonó y el estomago se me contrajo al ver el nombre y la foto de Alejandro en la pantalla, no estaba lista para escucharlo. Dejé pasar la llamada ante los ojos curiosos de Mabel, quien no dijo nada.
Al terminar de comer, revisé mi celular, tenia varios mensajes de Alejandro, quería hablarme, que le regresara la llamada, que era importante, etc. etc. Reí sin ganas, nuevamente entró una llamada, pero ahora de mi mamá, le había dicho lo sucedido y estaba verificando que estuviera bien, me dijo que no podría ir a recogerme por la hora a la que llegaríamos y le dije que no había problema, tomaría un taxi para llegar a casa.