Nadie como tú

Capitulo 29

Sin lugar a dudas, sé que me quedan muchas cosas por vivir, algunas buenas, otras malas, y un sinfín de experiencias que me ayudaran a formarme como persona, pero en este momento… En este momento quisiera no sentir, quisiera no haber cometido la estupidez de enamorarme de Alejandro, haber sido consciente que esto era un error, que él y yo, en ningún ámbito de la vida somos compatibles.

Pero que puedo decir ¿soy joven? Esa es la excusa que todos ponemos, porque en cualquier parte del mundo ser joven, es sinónimo de estupidez. Curioso como la vida te va dando cachetadas con guante blanco, yo creía que no por ser joven era tonta, inexperta sí, pero no tonta, y resulta ser que soy un poco de todo, tonta, inexperta, estúpida, idiota.

Y si ese es el caso, entonces puedo ser tan idiota como quiera ¿no? Total… Soy joven…

A la mañana siguiente, me levante y me alisté para ir a la escuela, afortunadamente ya no me preocupaba que Alejandro me buscara, aceptó la ruptura de la manera en que uno espera que suceda, no como Miguel que me armó todo un show. Llegue a la parada de autobuses con la música bien alta en mis auriculares, estaba escuchando rock-punk, una de las tantas canciones que ahora conocía por Gustavo, ciertamente, el sonido estridente de la guitarra eléctrica ayudaba a disipar mis pensamientos tristes, no hay espacio para la tristeza, no ahora que soy el objetivo de los chismes.

Al subir, me lleve la primera sorpresa del día, Alejandro estaba sentado donde usualmente me siento cuando viajo en autobús ¿Qué hace aquí? Para eso tiene auto. Me senté en los asientos delanteros, lejos de él y me concentré en escuchar la música. Cuando tuve que bajarme, lo hice a toda velocidad, pero fue demasiado lento al parecer, él me alcanzó.

– ¿Por qué la prisa? – Dijo caminando a mi lado, yo daba como 3 pasos y él en una zancada me igualaba… ¡Te maldigo a ti a tu altura desgraciado!

– Quiero llegar a la escuela – dije sin verlo y en tonó cortante

– Tenía mucho que no escuchaba ese tono de voz, creo que hasta lo extrañaba – no respondí – ya sé que dije que no fueras amiga de tus ex, pero puedes hacer una excepción conmigo.

– Sin excepciones

– Sin excepciones –repitió por lo bajo – ok… seamos… compañeros de clase.

– Eso es lo que somos, compañeros de clase, nada más.

– Me parece bien

–Bien – quise rematar yo.

Entramos juntos al salón, todo el camino estuvo en silencio, solo caminaba un poco detrás de mi ¿Qué pretende ahora?

Las clases transcurrieron relativamente normales, incluso en el receso no me senté donde habitualmente lo hacía, fui a meterme en el salón que Gustavo había encontrado vacío, Mabel y yo comíamos tranquilas ahí, lejos de los chismes, mis amigas hasta ahora se han mantenido respetuosas de mi situación, no han preguntado nada, pero noto que es cuestión de tiempo para que el interrogatorio suceda.

– ¿Qué hacemos hoy? –Pregunté mientras comía

– No lo sé ¿Qué quieres hacer?

–No quiero entrar a clases – me miro con un gesto divertido mientras se cruzaba de brazos

– Esta fase rebelde me está gustando

– ¿fase rebelde? – levanté una ceja

– Mhm, creo que la ruptura te hizo bien

– Tal vez – agaché la mirada – aunque lo único que pienso es en no estar en el mismo lugar que él.

Dicho esto, Mabel cambió de tema, comenzó a contarme sobre un chico que estaba conociendo, me dijo que lo conoció por las redes sociales y le comente que tuviera cuidado, que no confiara mucho. Después del receso, al subir a clases nos encontramos con Gustavo, totalmente sudado y realmente apestoso, había estado en las canchas jugando un partido.

– ¿Qué haremos hoy? – Lo juro, creo que Gustavo puede leer mi mente

– Precisamente eso iba a preguntarte, ¿qué podemos hacer? – Me senté en mi lugar y me giré en dirección al suyo.

– Déjame pensar… ¡Ya sé! Que tal si vamos a mi casa y de ahí pensamos que otra cosa hacer

– Me parece bien – ¡lo que sea con tal de no estar aquí! – Le diré a Mabel.

Giré en mi lugar y comencé a escribir en el celular un mensaje para Mabel – ¿Van a saltarse las clases otra vez? – Preguntó Alicia

– Amm – No sabía si contestarle, pero termine haciéndolo – Ese es el plan

– ¿Puedo ir con ustedes? – Sabia que eso diría, no tengo nada en su contra, pero el hecho de que tenga que ver con Miguel no me deja tranquila.

– Claro – No pude decirle que no, a pesar de que no quería que viniera con nosotros, su rostro se veía emocionado.

Gustavo formo todo el plan de cómo salir de la escuela, fue paulatina la salida del salón, primero salió Alicia y Mabel en el cambio de clase, luego salí yo al baño y el último fue Gustavo, nos vimos donde él dijo, en esta ocasión tendríamos que saltar la barda, según Gustavo en esta parte de la escuela la barda es más pequeña y no hay problema para bajar del otro lado, él nos ayudó a subir a todos, Mabel, Alicia, y yo era la penúltima, me toca ayudar a subir a Gustavo antes de saltar del otro lado. Cuando ambos estábamos ya por saltar, se escuchó la voz de Alejandro.

– ¡Hey! Espérenme, yo voy con ustedes –Dijo en lo que parecía ser un grito en susurros.

– ¿Le dijiste qué viniera? – Pregunté a Gustavo




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