Nadie como tú

Capitulo 31

Hay dos cosas en mi vida que no podré olvidar jamás.

Primero, la pérdida de mi mamá.

Segundo, la pérdida de Candice.

Me quedé sentado en la entrada de su casa, la ira de sus palabras me dejó absorto ¿humillada? ¿amor enfermo? ¿En serio estoy tan mal?

De verdad creía que lo estaba haciendo bien, no es que tuviera hechos en que basarme para tener una relación buena, simplemente los sentimientos hacen que tus actitudes cambien, dejé de sentirme mal por la pérdida de mi mamá, comencé a interesarme en la escuela, mis días grises habían desaparecido, ahora estaban llenos de color, su sonrisa era mi alegría, y tenerla entre mis brazos mi placer.

¿Cómo pasó esto?

¿Por qué me pasó esto?

¿Por qué pierdo lo que quiero?

La lluvia pareció entender que era momento de caer, estaba empapado. No había traído mi coche, tenía la esperanza de salir a caminar con Candice, como cuando comencé a visitarla, mi plan era hacerla recordar cómo nos enamoramos… pero creo, que el único enamorado aquí, soy yo.

La temperatura comenzó a bajar y el agua caía con más fuerza, me hacía sentir anestesiado estar bajo la lluvia. No sé cuánto tiempo me tomó llegar a casa, solo sé que respiro y puedo caminar.

Entré en la ducha y abrí la llave del agua caliente, comenzaba a tener frio, tenía tantas cosas en que pensar, pero era extraño como no había nada en mi cabeza, solo… no tenía fuerza para nada, terminé tirado en el suelo de la ducha con la mirada fija en algún punto del suelo, mientras las lágrimas salían y salían.

Tuve fiebre todo el fin de semana, me dolía el cuerpo y pasé dormido la mayor parte del tiempo, para cuando llegó el lunes, desperté cuando el sol ya había salido, pero seguía sin sentirme bien, decidí quedarme en casa, por primera vez… no quería ver a Candice.

Sentía vergüenza.

Cerca de las cuatro de la tarde, mi puerta fue tocada, me sorprendió, había pocas personas que sabían dónde vivía.

– ¡Hey! – El siempre divertido Alan cambio su rostro al verme – Te vez fatal ¿estas enfermo?

– Si – entró mientras yo me tiraba en el sofá.

– ¿Ya fuiste a ver un médico?

–No

– Pues deberías – tomo asiento frente a mí.

– Es solo un resfriado, quizás mañana ya este mejor.

– Te estuve llamando, pero no entraban las llamadas – su mirada sobre mí era rara

– No sé dónde está mi celular

– ¿Algo sucedió? – Alan es muy intuitivo

– Lo de siempre… Soy una basura de persona

– Claro que no lo eres… ¿esto tiene que ver con Candice? – no respondí – ¿Qué sucedió ahora?

– Alguien le envió el video completo de esa noche – suspiró y me dio una mala mirada

– ¿De qué hablas? ¿cómo que video completo?

– Esa noche que no recuerdo, lo que todos tienen es la parte decente del video, donde solo hay besos… En el video completo tenemos sexo, y eso no se lo dije a Candice – Lo vi llevarse las manos al cabello y negar con la cabeza.

– Hiciste mal, debiste habérselo dicho desde el principio, tarde o temprano ella lo iba a saber.

– ¡Si no recuerdo lo que hice ¿Qué importancia tiene?! ¡Yo no siento nada por Mariana!

– Me parece que subestimas el valor del sexo – lo miré serio y continuó – Y lo entiendo, creo que has pasado todo este tiempo cogiendo sin parar con cuanta chica se deje, y no te pusiste a pensar en el significado. Que te repito, es normal, se supone que no deberíamos tener sexo tan jóvenes, estoy seguro de que has escuchado eso, y tienen razón, no lo valoramos, para nosotros es solo pasar el rato, darnos el gusto, el placer… Sin necesidad de que me lo digas, estoy seguro de que no te acostaste con Candice, no porque te faltaran ganas, sino porque te preocupaste por lo que sentía, sin necesidad de acostarte con ella, la valoraste como persona, le diste significado a tu relación… Lo mismo hizo ella, pero al contrario de ti, que no le das importancia a que te acostaste con Mariana sin sentir nada, para Candice fue la peor de las traiciones, porque la dejaste ilusionarse, le diste momentos, detalles y ¿para qué? Para que te cogieras a otra. Tus acciones y tus palabras se contradicen.

Guardé silencio, estaba procesando sus palabras, nunca me había acostado con alguien porque tuviera sentimientos hacia ellas, era solo placer, solo satisfacerme.

– Sé de lo que hablo – Continuó – a mí me hicieron lo mismo… Me traicionaron. Y una vez que eso sucede, es muy, muy difícil volver a confiar.

Alan es una buena persona, es divertido, agradable, amable y un tremendo hijo de puta cuando es necesario, y sobre todo… es un buen amigo. A pesar de que sabe que estoy algo idiota, reconoce que no soy un caso perdido, yo mismo lo sé, yo no era así, yo solo… creo que me perdí en alguna parte del camino.

 

 

Con todo el dolor que tenía, me dirigí a la escuela, ya tenía dos días sin asistir, mi padre había llamado para averiguar porque estaba faltando, le habían llamado de la escuela para notificarle de mis ausencias, su llamada duró menos de un minuto.




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