Ya había transcurrido la semana que tenía que tener reposo, seguía teniendo los moretones, pero no dolían, mi mamá pidió al director que presentara los exámenes finales desde casa, el mismo los llevaba para que yo los aplicara.
Mabel me llamaba todos los días, siempre evitaba preguntarme cosas sobre mi situación, incluso yo, no sabía muy bien lo que pasaba. Desde ese día que Miguel estuvo aquí, mis padres decidieron tomar todas las precauciones disponibles, pidieron una orden de restricción en su contra, y me dijeron que me iría a pasar las vacaciones con mis abuelos. Lo cual no me molestaba, de echo creo que es lo que necesito, irme de aquí, me siento atrapada, no salgo a ningún lado y la cara de estrés de mi mamá me estresa.
Y así sucedió, me fui a casa de mis abuelos después de que se me notificara que había aprobado todas mis materias. Lo bueno de estar aquí, es que me siento segura, por lo menos Miguel no vendrá.
Había pasado casi un mes desde que estaba con mis abuelos, mi tía se encargó de meterme a muchos cursos para que me mantuviera ocupada, natación, música, repostería. Lo agradecía, por lo menos de esta forma no pensaba mucho en lo que había sucedido. Sin embargo, no pasaba ni un solo día, con Alejandro fuera de mi mente.
Me preguntaba que estaría haciendo, a veces lo imaginaba sonriendo, otras veces, específicamente en los fines de semana, lo imaginaba en algún lugar disfrutando con sus amigos, y en otras ocasiones me molestaba imaginarlo con alguna chica.
Desearía dejar de pensar en él.
– Candy, ven aquí, te llama tu mamá – mi tía me llamó a la sala, me fastidia que me diga “Candy”
– Hola, mamá
– Hola, hija ¿cómo estás?
– Bien ¿y tú?
– Bien todo bien… Ya salió la orden de alejamiento de Miguel, no puede estar cerca de ti en un radio de 100 metros.
– Ok – no supe que otra cosa decir
– Vi a sus padres hoy, en el juzgado dijeron que él ya está siendo atendido, van a mudarse de la ciudad, así que ya no tendrás que volver a verlo.
– Es bueno saberlo… gracias mamá.
– ¿Gracias de qué?
– Por hacer todo esto
– Hija, haría cualquier cosa por ti, jamás lo dudes.
Lo sabía, mi mamá siempre estaría para mí, no lo dudaba, y que me lo dijera me daba seguridad, sé que también tengo a papá, pero no es lo mismo, para mí, mi madre siempre ha sido una persona fuerte, lo he visto desde pequeña, jamás pensó en dejar de trabajar a pesar de que mi padre en varias ocasiones lo mencionó, por lo regular le respondía que lo pensaría, supongo que para evitar peleas le daba por su lado, porque en su rostro, nunca vi, ni la más mínima intención de que dejara de trabajar.
Los días pasaron, entre risas con mis abuelos y mi tía, solía llamar a Mabel cada fin de semana, a veces estaba y algunas otras veces no, el motivo, ya tiene novio, si, ella y el amigo de Miguel, el tal Joshua, ya eran novios, se le escuchaba muy emocionada al respecto, me contaba sobre sus platicas y lugares a donde iban. En fin… estaba enamorada, y yo… pues yo estoy viva. Ya es ganancia ¿no?
Regresar a casa fue extraño, por un lado, me sentía cómoda estando en mi habitación y por él otro, la sensación de culpa y vergüenza me llenaban la cabeza. Durante el camino de regreso, mi mamá me contó que como parte del proceso legal, se le había hecho una prueba psicológica a Miguel, el resultado, obsesión, en palabras de mi mamá, la obsesión con una persona es mucho más que solo pensar en ella varias veces al día, son pensamientos tan intensos que provocan actitudes extremas en las personas que lo padecen, por eso el insiste en que yo voy a estar con él, en su cabeza yo soy la mujer ideal, yo tengo todo lo que él quiere… es extraño pensar al respecto, ser el ideal de alguien no me cabe en la cabeza, y mucho menos porque soy alguien totalmente normal.
Durante la tarde, busqué en internet acerca de las personas obsesivas, entre más leía, más entendía algunas reacciones de Miguel, recuerdo perfectamente cuando dijo que me amaba, llevábamos muy poco de noviazgo, también recuerdo como su estado de ánimo cambiaba cuando se trataba de que yo hablara con alguien que no fuera él, y como olvidar el asunto de nuestro aniversario. Definitivamente no le di la importancia que debía, pero ¿Cómo iba yo a saberlo? Nunca imaginé que él reaccionaria de esa manera, y cuando sucedía, no tenía ni idea de cómo actuar, no tenía a nadie cercano que hubiera pasado por una situación similar, y sus arranques a veces los atribuía al calor del momento, tal vez encaprichado, pero… resulto ser algo mayor.
El problema de todo esto, que no se sabe hasta dónde pueden llegar estas personas, leí, que casi el 20% de las víctimas de homicidio por parte de una persona que está obsesionada, nunca mostraron signos de violencia previo a cometer el crimen. Pero, él no sería capaz de eso, recuerdo como gritaba por mí, su cara de dolor… Aunque… Recuerdo sus actos de agresividad, la vez que intentó tocarme… Si lo creo capaz, él sin duda sería capaz de hacerme daño.
Pensar en que regresaría a la escuela me tenía inquieta, aunque ya pasaron casi dos meses desde aquel incidente, para mí se siente como si fuera ayer, notaba en la cara de mi mamá la preocupación, casi todos los días me miraba extraño, no sabría decir si preocupación o tristeza, le dije infinidad de veces que estaba bien, trataba de convencerme a mí misma que así era.