Nadie como tú

Capitulo 34

– ¿Y…? – Quise iniciar la conversación y distraerme de que Alejandro estaba sentado a unas cuantas mesas de nosotros

– ¿Y? ¿estas nerviosa? – Su pregunta llamó mi atención

– ¿nerviosa por qué?

– Bueno tu ex está en un equipo contigo, y a parte nos siguió hasta aquí.

– Él no nos siguió – dije tomando de mi malteada – solo coincidimos.

– Ajá, claro – se inclinó al frente y bajo la voz – mira por la ventana, hay muchas cafeterías alrededor, de hecho, escogí está por que no es tan popular como aquellas – señaló al otro lado de la calle – pudo haberse metido a cualquiera, pero no, está aquí, en el mismo lugar donde estas tú con un chico guapo, carismático y muy divertido.

– ¿Dónde está? – dije buscando alrededor con la mirada, ambos sonreímos.

– No, ya en serio, es obvio que está celoso. – Di un gran suspiro, quisiera creerle, sin embargo, está aquí con una chica, no conmigo.

– No sé cómo preguntarte esto, digo, no sé si hay una manera adecuada, así que solo preguntaré – me animó con la mirada – ¿eres gay? – Me acerqué al centro de la mesa apoyándome en los codos y hablando muy bajito.

– No lo sé – Imitó mi postura sobre la mesa y mi voz – creo que sí, de verdad no lo sé, creo que… estoy confundido.

– Confundido, eh… te diría que eres el único, pero no, me parece que la confusión mental es parte de la vida diaria.

– Maldita adolescencia – dijo rendido

– Muy maldita… – le di otro trago a la malteada – Oye, soy la primera que sabe de esto, ¿de tu confusión?

– Si, verás, tengo amigos, muy buenos amigos, pero… temo de su reacción, si no es fácil para mi aceptarlo, no sé cómo ellos lo tomarán. Y ni hablar de mi familia.

– ¿Soy muy tradicionalistas?

– Si, chapados a la antigua.

– ¿Y qué piensas hacer? Puede ser que no estés confundido, solo temeroso de aceptarlo por las posibles consecuencias. – Me miró serio.

– Tienes razón, tengo temor del que dirán, no es que no sepa lo que quiero, sé lo que quiero, pero… No lo sé, de verdad no lo sé – Llevó su mano para cubrir su rostro

– La vida es complicada

– Sip, pero oye, me hizo sentir mejor poder hablarlo con alguien, ya sabes, alguien neutral, que no me conozca, que no me juzgue, una desconocida – sonreí – siento que me quité un peso de encima, quería decirlo y ya lo hice, gracias por escucharme. ¿Me guardas el secreto?

– Por supuesto.

– Y dime ¿Cómo estás tú después de lo que te sucedió? – agache la mirada avergonzada

– Bien, lo mejor que se puede.

–¿Y ya te dejó en paz? – Sabia que se refería a Miguel

– Si, él se fue de la ciudad, así que…

– Si ya se fue y está todo bien, ¿por qué no te vez así?

– Mmm creo que me siento… ¿culpable? – dije levantando la ceja – Debí haber hecho las cosas de otro modo.

– ¿Te estas culpando por qué un chico te acosa? – lo miré, estaba cruzado de brazos y con el ceño ligeramente fruncido.

– Amm, no precisamente eso, más bien, me siento culpable de haber dejado que esto se hiciera tan grande pero la verdad jamás creí que llegaría a esto.

–Oye, mírame – lo obedecí – no es tu culpa que él hiciera todo eso, cada uno es responsable de sus propios actos, él tomó sus decisiones y debe hacerse responsable por ellas, no tú.

– Lo sé, en el fondo lo sé… muy en el fondo.

Cambiamos de tema y comenzamos a hablar de cosas más amenas, bromeamos acerca de la escuela y el proyecto, bromeamos de los posibles nombres para la empresa y las carcajadas se escuchaban en todo el lugar, en un punto lloré por la risa, me dolía el estómago de tanto reír, hacía mucho que no reía de esta manera.

Después de controlarnos, Alejandro y su chica pasaron por nuestra mesa y se despidieron, ambos sonreímos a su saludo.

– Si las miradas mataran, ya estaría muerto.

– ¿cómo?

– Olvídalo

Estuvimos un rato más y cerca de las ocho nos retiramos, Adrián me acompañó a casa, ya había escuchado que tener un amigo homosexual era lo mejor del mundo, porque es tener una versión totalmente diferente de la de un amigo común. No sé si será mi amigo cercano, pero espero que lo sea, realmente me agrada.

A la mañana siguiente, me sentía muy bien, tenía un nuevo amigo, una energía diferente a la que había estado teniendo, mi aura oscura, el día de ayer había disminuido un poco, recordé que en el mundo hay muchas más personas buenas que malas, personas que sufren en silencio batallas peores que las propias y que no debo permitir que nada empañe mi felicidad, nadie debe tener el poder de hacerme sentir mal, solo yo.

Durante las clases mis amigas comenzaron a comentar de sus respectivos compañeros de equipo, todas estaban emocionadas, lo cierto es que estos proyectos ayudan a socializar con facilidad. Cuando llegué a casa, encendí la computadora y revisé mis redes sociales, tenía una solicitud de amistad, era de Adrián, la acepté y comencé a revisar sus fotografías, en todas estaba sonriente rodeado de amigos, tanto mujeres como hombres, entonces me pregunté ¿Cómo se dio cuenta que era gay? ¿le gustará uno de sus amigos?




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