Sabía que un día pasaría, que tarde o temprano ella saldría con alguien más, y estaba preparándome mentalmente para aceptarlo, pero jamás imaginé que sucedería frente a mis ojos, conozco a Adrián, sé que es un chico bueno, no es problemático y es la clase de chico del que se enamorarían todas las mujeres si él fuera más abierto al hablar, su círculo de amigos es pequeño, sin embargo, tiene buenos conocidos en toda la escuela.
Celos.
Eso fue lo que sentí cuando le dijo si podía acompañarla, creo que hasta puse los ojos en blanco cuando lo escuché y sentí mi corazón a punto de estallar cuando los vi marcharse juntos, subí a mi coche, y respiré hasta tratar de controlar las ganas que tenia de salir y golpear a ese estúpido de Adrián. ¿Por qué ella? ¿Por qué no se fijó en otra? Para mí la respuesta era sencilla ¿Quién no se fijaría en Candice? Es bonita, inteligente, y la seguridad con la que habla es capaz de dejarte sin palabras, sin contar con otras características suyas particulares, esas de las que yo era fan, la manera en que sonreía, como llevaba su cabeza hacia atrás cuando reía a carcajadas, la mirada nerviosa que ponía cuando me sentía muy cerca, como jugaba con el lápiz en sus labios cuando estaba pensando mientras trabajaba en algo, y su olor, que hacía juego con todas esos pequeños detalles de su personalidad dulce, pero segura.
Imaginar que alguien más pudiera disfrutar de eso me ponía de malas, traté con todas mis fuerzas de no ir tras ellos, pero fue inevitable, invité a una de las chicas del equipo, notaba que me miraba así que supuse que no se negaría.
La vi mirarme cuando me estacioné, me encanta cuando me mira, siento que el mundo me sonríe, pero ahora, ya no mantiene su mirada en mí, ahora me esquiva, y duele horrible. Me senté no muy cerca de ellos, la chica no paraba de hablar y yo solo trataba de escuchar de que estaban hablando ellos dos, hubo un par de veces en las que se acercaron demasiado, estaba al borde de un ataque pensando que iban a besarse en cualquier momento.
Poco después, la vi, estaba sonriendo tan abiertamente, que todos los celos que tenía, desaparecieron y se convirtieron en pena… Ella ya me olvidó.
Salí de ahí y dejé a la chica en su casa, me dirigí a mi departamento y me tiré en la cama para procesar la información. Duele mucho. Duele solo imaginarlo. La he visto todo este tiempo, sonríe, habla de forma normal, pareciera que lo nuestro nunca sucedió, sigo pensando en ese maldito día, esa estúpida fiesta, ¿por qué fui? Si tan solo no hubiera ido, tal vez ella y yo seguiríamos juntos, tal vez Miguel jamás se hubiera acercado a ella de nuevo y no hubiera tenido que pasar por todo lo que pasó, sé perfectamente toda la historia, Mabel me dio todos los detalles, me mantuve al margen por qué Mabel e incluso Alan me dijeron que era lo mejor, meterme en un asunto tan delicado como el que estaba pasando, solo le traería más estrés.
Y aunque trato de no pensarla, de no extrañarla, me es imposible, está en mi mente casi todo el día, todos los días. Ahora tenía la oportunidad de ser por lo menos su amigo, tener este proyecto juntos, tal vez ayude.
Inicié el día normal, pero con la firme idea de ser su amigo, tenía que intentarlo, aunque sea solo una vez más, quiero intentarlo.
Tuve una gran oportunidad de hablar con ella, ¡gracias a la lluvia por caer justo hoy!
Es la primera vez que hablamos tanto desde que terminamos, y como era de esperarse, ella ya está planeando su futuro, mientras yo no tengo ni la más mínima idea de qué hacer con mi vida. Tenía tanto que pensar que no quería hacerlo, no sé qué habilidades tengo, solo sé que por lo regular consigo lo que quiero y que la mayoría de las personas me ven como alguien a quien seguir, como un modelo, pero por supuesto, solo por lo físico, nunca por lo que soy. Muy pocas personas me conocen realmente, creo que se reduce a Alan y Candice, solo ellos, solo ellos saben cómo pienso en realidad, lo que verdaderamente soy.
Alan dijo que vendría a visitarme el viernes por la noche, y aún faltaban dos días para eso, necesitaba habar con él, pero estaba con exámenes y no quería molestarlo. Al día siguiente subí, del receso y como siempre, subí tarde, no era porque me gustara fastidiar a los maestros, era solo que, entrar tarde me permitía ver hacia su lugar de reojo, no directamente, para mi sorpresa, ella no estaba, Mabel y Gustavo estaban en su lugar ¿Dónde se había metido? Me senté en mi lugar, buscando en mi cabeza donde podría estar, en ese momento llegó Adrián.
– Buenos días, maestro ¿Puedo pasar por algo?
– Claro, adelante – dijo el maestro que se dispuso a escribir en la pizarra.
Tomó la mochila de Candice y se fue ¿Qué demonios? ¿Se va ir con él? Apreté los puños, mientras exhalaba todo el aire de mis pulmones de manera exagerada, casi bufaba. A la siguiente clase, bajamos a deportes, un grupo de mis compañeras estaban cuchicheando, Mabel estaba ahí.
– Ok, otra vez, entonces, fuiste al laboratorio y te encontraste con Adrián y Candice abrazados – dijo Mabel.
– Sip – respondió la otra
– Pero ¿de qué tipo de abrazo estamos hablando? Uno amigable, uno de compañerismo o… – espero la respuesta.
– Para mí era un abrazo de amor, mira fue así – puso a otra compañera de frente – ella es Candice, baja las manos – y la otra obedeció – yo soy Adrián, ellos estaban así.