Nadie como tú

Capitulo 38

– Tenemos que llevar el jabón, ya casi comienza todo – dije tratando de evadir la pregunta

– Si, pero primero responde – aun estaba entre sus brazos y mis manos estaban sobre su pecho tratando de hacer espacio entre nosotros.

– Si tuviera que responderte ahora, seria no – dije viendo mis manos en su pecho – no es seguro.

– No entiendo – dijo frunciendo el ceño – ¿que no es seguro?

– ¿Te parece si hablamos de esto en otra ocasión?

– No, quiero hablarlo ahora

– De verdad tenemos que irnos, es nuestra calificación lo que está en juego, no podemos echar todo a perder – lo escuché suspirar resignado

– Bien, pero hablemos hoy, en cuanto esto termine.

– Si, está bien.

Me besó nuevamente antes de salir, comenzamos a caminar uno al lado del otro al salir a los pasillos.

– ¿Qué quieres comer?

– No lo sé, cualquier cosa que quieras.

– Ok.

– Es cierto, no puedo salir de la escuela contigo, hay que vernos en otro sitio.

– ¿qué? ¿Cómo que no puedes salir de la escuela conmigo? ¿por qué?

– Es una larga historia – la verdad no lo era, todo se reducía a que Miguel me seguía, pero no quería hablar de él ahora – te lo cuento en la comida.

– De acuerdo – dijo no muy convencido.

Llegamos al auditorio y cada uno se dispuso a hacer lo suyo, dos chicas de nuestro equipo y Alejandro hacían promoción a nuestro producto, Alejandro se lucia en las presentaciones, sonreía solo como él sabia hacerlo, como si fuera profesional en eso, juro que si el promoviera algún producto la mayoría lo compraría sin siquiera saber de qué es.

– Tiene talento para las ventas – dijo Adrián

– Oh, si… vaya que lo tiene.

– ¿celosa?

– nop

– ¿segura? Él básicamente esta en la mira de todas

– Eso siempre ha sido así – levanté las cejas y fruncí los labios

– Cierto – dijo viendo en dirección hacia él – no niego que es guapo, y carismático, pero, no es mi tipo.

– ¿Y como es tu tipo? – me crucé de brazos y lo miré

– Pues, alguien fuerte, de carácter decisivo, que me domine – dijo esto ultimo en tono bajo y me eché una carcajada.

– Así que tienes esos gustos ¿eh? – se rio conmigo

– Lo decía en broma

– ¡ajááá! – seguí riéndome – ya te imagino, “si así, pégame, pero no me dejes” – dije haciendo ademanes de sufrimiento, incluso simulé una nalgada.

– Te juro que era broma – dijo aun riéndose

– No lo creo.

Todo salió muy bien, las muestras se vendieron, nuestra calificación fue excelente, y de inmediato nos pidieron que limpiáramos nuestro espacio, tenían que arreglar para el baile de esta noche. Días antes, Mabel ya me había ayudado a escoger que ponerme, por ese lado estaba todo listo, además de que me iría a su casa para irnos juntas, quedé de llegar a las 6 para arreglarnos.

Solo tenia un problema, Alejandro. Le dije que hablaríamos, pero no sé de qué hablar, creo que retomar nuestra relación ahora sería muy arriesgado, primero debo terminar el asunto con Miguel, pero a como están las cosas, no veo como pueda mejorar, así que regresar con Alejandro, seria ponerlo nuevamente en la mira de Miguel, no, no puedo hacerlo, no puedo exponerlo a él también, hasta el momento sus arranques de ira solo son en mi contra, y deseo que así permanezca.

Quiero con todo mi ser besarlo, abrazarlo, pero… ¿por qué siempre tengo un pero con él?

Cuando fuimos al salón de clases, subí con Mabel, ambas comentábamos sobre nuestros proyectos y lo bien que había salido todo, tras nosotras un chico entró, no lo reconocía, no era de nuestro grado.

– ¿Tú eres Candice? – dijo acercándose

– Si

– Toma, es para ti – me ofreció su teléfono celular

– ¿Para mí? – dije confusa, pero lo tomé – ¿Diga?

– Candice, por favor, no me vayas a colgar – era Miguel – tengo que verte, por favor, habla conmigo, dame una oportunidad de hablarte.

– Miguel, por favor, ya basta, deja de buscarme, no tengo nada más que decirte, por favor, ya. Solo sigue tu vida y déjame seguir la mía.

– No, nunca, mi vida y la tuya están unidas ¿Cómo puedo hacer que lo entiendas?

– Ok, la única manera en la que entenderé que lo que dices es cierto, será cuando me dejes de acosar de esta manera, dicen que, si amas a alguien, debes dejarlo ir.

– ¡No!, no, no y no, cuando uno ama, lucha hasta el final, no se rinde – cerré los ojos y suspiré – Y no voy a rendirme en lo nuestro.

–¿Cuál nuestro? No hay un tu y yo. Que sea la ultima vez que me llamas. – colgué y miré al chico – no sé que te dijo o si te pagó para hacer esto, pero por favor, no vuelvas a hacerlo, él y yo estamos en problemas legales y si no quieres meterte en esto será mejor que no caigas en su juego. – me miró nervioso.




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