Nadie como Tu

Capítulo 6

Apenas miércoles, me lamento.

Ya había agotado mis faltas por este mes, así que no puedo hacer nada más que aguantar otra aburrida clase de química, que no creo que me vaya a hacer falta en mi vida, pero aun así aquí me tienen.

No soy idiota.

Puedo ser algo descuidado, nada aplicado, y todo lo que un estudiante modelo no es; pero mantengo buenas notas, no las mejores, pero si lo suficientemente altas para no tener que preocuparme por promedios mínimos para entrar en alguna universidad.

Estoy esperando a que el profesor defina qué haremos hoy, debido a que mencionó algo de ir al laboratorio.

Al menos será algo diferente.

Y tal vez, si gano la mesa del rincón donde es difícil que me observe, puedo echarme un rato sin hacer nada.

- … así que trabajarán en parejas – con eso finaliza el profe antes de hacer que nos levantemos para ir al aula.

Algo llama mi atención, y para mi desgracia, me topo con la figura de Kate, quien está tratando de buscar un compañero que no sea el imbécil de su antiguo novio y actual acosador, si es que lo que pasó el lunes ha continuado.

Después de fijarme alrededor, noto que su inseparable amiga no se encuentra.

Mala suerte.

Desde mi lugar noto como ella hace contacto visual con algunas chicas, sólo que éstas deciden ignorarla, después de todo, saben que su amigo desea compartir su mesa. No es ningún secreto. Eso suele pasar cuando compartes amistades con tu pareja. Supongo. No es cómo si me haya pasado antes.

Casi me da lástima.

Algo que termina tan pronto como se gira hacia mí, con sus ojos suplicantes.

No, no, no. Ni loco me meto en tus líos.

Ya hice mucho la vez pasada luego de que, la culpa por las tonterías que le dije, hiciera que terminara ayudándola.

Sigue mirándome.

Diablos.

Asiento hacia ella, lo que hace que sus hombros ya no estén tan encorvados.

¿Quién lo diría? Ahora me dedico a rescatar a damiselas en apuros.

Ni yo me lo creo.

- Compañera – le digo al llegar hasta donde se encuentra parada.

- Compañero.

Seguimos al resto del grupo, pasando al imbécil que no está nada contento de vernos. Pero él tiene la culpa. Esperó sentado en su lugar a que no quedara nadie más con quien ella hiciera pareja.

Esto si me divierte.

 

Pues a final de cuentas, Alex no sólo se convirtió en mi compañero de química por un día, gracias al trabajo que nos dejaron de tarea, estaremos juntos toda la semana.

Belinda había tenido el mal tino de faltar hoy, y los demás chicos, quienes se suponían también eran mis amigos, sólo se limitaron a ignorarme en el momento de escoger con quien trabajaría en la clase.

Ni siquiera las chicas se apiadaron. Pero quién los culparía, después de todo, los conocí gracias a Miguel. Bien se podría decirse que son amigos de él y conmigo sólo fueron corteses mientras estuvimos juntos.

El único que se propuso fue Alex.

Mi celular suena mostrándome que es Miguel. De nuevo.

Me había estado mandando mensajes desde que salimos, los mismos que no leí. Sabiendo que no se callaría hasta que aceptara hablar con él, contesto.

Puedo parecer cobarde, pero en este momento prefiero enfrentarlo por teléfono, que frente a frente.

- ¿Qué? – digo con tono de fastidio, dejándole claro que no tengo nada de ganas de todo esto.

- Kate, de verdad, necesitamos hablar. Puedo ir a tu casa y…

- De ninguna manera – resoplo ante lo absurdo de esa idea -. Estás loco si crees que te voy a dejar entrar. 

- Pero necesito que me escuches.

- Te estoy escuchando.

- No quería que fuera así, pero si no hay otra forma – ahora me viene con dramas -. Lo siento.

- ¿Eso es todo? – pregunto después de que se queda callado.

- No. En serio que lo siento. Fui un imbécil de haber hecho eso. Porque yo te quiero – pongo los ojos en blanco.

- Si. Me di cuenta. Seguro pensabas en mi cuando te quedaste sin tus pantalones.

- No. Digo…

Mientras él encuentra qué más decir, escucho que tocan a la puerta, por lo que voy a abrir, manteniendo el celular pegado a mi oreja.

Al ver que es Alex, sólo le hago señas para que pase.

- Estaba algo tomado… - intenta con la vieja excusa del alcohol.

- ¿En serio? Porque no escuché la voz de alguien tomado cuando decías que el cuarto estaba ocupado. ¿Recuerdas?

- Bueno… es que yo…

- ¿Por qué no cuelgas de una vez y regresas a la cama? – dice Alex cerca de mí, lo suficientemente alto para que lo escuche Miguel.



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En el texto hay: traicion, amor, dudas

Editado: 07.12.2022

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