Nadie como Tu

Capítulo 20

Después de una noche tranquila, o lo más tranquila que pudo ser después de todos esos besos con Alex, despierto descansada; del mejor humor con el que me he despertado en mucho tiempo.

Aún no puedo creer lo que pasó anoche.

Jamás pensé que terminara siendo novia de Alex “biscocho” García, como insiste en llamarlo mi amiga.

Tal vez la amenace en decírselo algún día.

Me río.

- Buenos días a ti también – dice precisamente ella, a mi lado.

Debido a la gran concurrencia, habíamos compartido cuarto. El nuestro era pequeño por lo que sólo éramos tres. Y en vista de que nuestra otra acompañante no se encontraba, era de suponer que se nos había adelantado.

Hubo otros en los que tuvieron que quedarse cuatro, o incluso, alguno más. Claro que eso es mucho mejor que los chicos que tuvieron que acampar.

Aunque si lo pienso, no parecían del todo descontentos con la suerte que les tocó.

- Buenos días – respondo a mi amiga.

- Veo que sigues con tu sonrisota – me había molestado con eso desde anoche que nos reunimos con ella cerca de la casa.

Sólo me limito a contestarle con un encogimiento de hombros. Después de todo, es obvio que no puedo negarlo.

- Debemos apurarnos si queremos alcanzar algo para almorzar – la apremio mientras me levanto, buscando qué ponerme.

Según nos informaron anoche, nos dejarían algo así como un almuerzo buffet desde las 9.

- ¿Y qué hora es?

- Las 10.

- No creo que alcancemos algo.

- Si seguimos sin apurarnos, probablemente no – mi estómago parece estar de acuerdo, ya que escoge ese momento para rugir.

 

Cuando salimos, vemos las mesas a medio llenar. Espero sea porque la mayoría siga sin aparecer y no que ya se hayan retirado.

Lo bueno, es que las cacerolas aún tienen comida, por lo que ya no hubo tanta prisa.

Nos servimos nuestros platos, y luego de darle un vistazo a los presentes, logro localizar a Alex en una de las mesas, junto a sus amigos.

Él parece sentir mi mirada, ya que levanta la cabeza y nos hace seña de que nos unamos.

- No puedo creerlo – se queja mi amiga a lado de mí -. Incluso Alex “biscocho” tiene esa sonrisa.

- Envidiosa – la acuso.

- Lo sé – ambas reímos.

Una vez tomamos asiento, Alex, sin importarle quien nos pueda ver, me da un beso.

Al menos fue sólo un piquito, estoy tan colorada que no sé cómo hubiera podido manejar uno más largo.

No es como si jamás me hayan besado frente a otros, sólo que parece nuevo. Es como si por estar con otra persona, iniciara todo otra vez.

Un claro ejemplo es el conocer más a sus amigos, los cuales se están dando codazos en estos momentos.

- ¿Y cómo es que éste estúpido te convenció? – pregunta Bruno frente a mí.

- No sé – lo miro divertida -. Es lo mismo que me estoy preguntando.

- ¿En verdad quieres que te lo recuerde? – me sonríe divertido.

- Por favor. Estoy comiendo – se queja Oscar del otro lado de Alex, haciendo que éste ría, colocando su brazo sobre mis hombros.

- De hecho, ella fue la que planeó…

- Sigues con eso – pongo los ojos en blanco, tomando el tenedor para comer.

Me encuentro divertida escuchando las tonterías de esos cinco, cuando siento que algo frío me cae encima.

- Pero qué… - veo cómo mi ropa toma tonos rojizos en ciertas zonas.

- ¡Eso te pasa por zorra! – dice una Maggie furiosa detrás de mí.

No lo pienso ni un minuto. Incluso por el rabillo del ojo veo que Alex está a punto de levantarse, pero me le adelanto.

Esto había sido el colmo. Ahora sí me las iba a pagar.

Me le voy encima, tomándola de las greñas.

Si no me agradaban las peleas entre hombres, mucho menos entre mujeres. Pero aquí estaba yo, tratando de dejar calva a la perra que me echó su bebida encima.

Escuché algunos gritos, aunque no lograba distinguir lo que decían, ya que seguía concentrada en destrozar a la tipa que también jalaba mi cabello.

No sé cómo, terminé dándole un golpe en la cara con mi puño, logrando que pierda equilibrio y caiga de espaldas al césped, casi consiguiendo que me lleve con ella.

Cuando quiero continuar, un par de brazos me sujetan, levantándome del suelo.

- Tranquila Kate – dice Alex en mi oído, retrocediendo unos cuantos pasos.

- ¡Maldita perra resbalosa! – grita Maggie, aun desde el piso.

- ¿Yo, resbalosa? ¡Tú eras la que andaba de rogona! ¡Arrastrada!

Maggie se levanta rápidamente, por lo que trato de soltarme de mi novio, sólo que éste no me deja. Es uno de sus amigos quien detiene a mi contrincante evitando que llegue a nosotros.



#2336 en Joven Adulto
#12498 en Novela romántica

En el texto hay: traicion, amor, dudas

Editado: 07.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.