Capítulo 25

Llegó el día.

Debería estar animada, después de todo, no todos los días te gradúas de la preparatoria.

Pero en vista de las circunstancias…

Suspiro.

- ¿Se puede? – pregunta mamá.

- Si.

- Estás hermosa – dice apenas me ve.

Estoy con los últimos retoques del peinado. Ya lista con el vestido, zapatos y accesorios para la fiesta.

Miguel no tardará en llegar, primero pasarían por Belinda, ya que todos iríamos en la camioneta de Ricardo.

Al verme arreglada, no se me escapa lo irónico del asunto.

Aquí estaba, yendo al baile tal como desee que sería…, sólo que ahora que es una realidad, ya no parece tan buena como pensaba.

- Kate – dice mamá, sacándome de mis pensamientos deprimentes -. Es tu día. Disfrútalo. No importa con quién te hayas peleado, o a quién no quieras ver. No dejes que eso te arruine tu momento.

- Tienes razón.

Justo en ese instante se escucha el timbre.

- Son ellos – le sonrío. Tomo una bocanada de aire -. Ahí voy.

- ¿Te he dicho que te ves hermosa? – pregunta Miguel.

- Si. Un par de veces – le sonrío antes de tomar un sorbo de mi refresco, algo distraída.

A pesar de lo que dije a mi mamá, no puedo evitar estar nerviosa y atenta a alguna señal de Alex.

Ya tenía una hora de haber llegado y seguía sin saber de él.

- ¿Quieres bailar? – me pregunta mi acompañante, al cual no le he prestado mucha atención.

Belinda y Ricardo ya estaban en la pista por lo que no pude negarme.

Estamos bailando cuando me parece ver a dos personas que jamás pensé que irían de pareja.

- ¿Karen sale con alguien?

- ¿Qué? – pregunta Miguel desconcertado -. No que yo sepa. Hace tiempo que no hablamos.

Algo en su expresión me hace pincharlo un poco más con el tema.

- Aunque es atractivo – era algo que no podía negar -, no puedo decir que su elección me agrade.

Como esperaba, éste no pudo más con la curiosidad, y voltea hacía donde los estoy observando.

- No puedo creer que haya venido con ese idiota – incluso dejó de bailar.

- Tal vez porque otro idiota no la invitó – le remarco divertida.

Miguel me ve con el ceño aún fruncido, y retoma el paso.

Ahora ya no siento tanta presión con él. Por más que me aseguraba que respetaba el que sólo fuéramos amigos, creía que no era así del todo. Ahora, viendo su reacción ante Karen, me queda claro que puedo estar tranquila.

No es hasta que giro, que me doy cuenta que Alex ha llegado.

Nuestras miradas se cruzan por un momento, y yo le doy la espalda como una cobarde.

Pero que más podía hacer después de ver que Maggie está colgada de su brazo.

- ¿Te encuentras bien? Te ves un poco pálida.

- Sí. Estoy un poco cansada, ¿te parece si nos sentamos?

- Sí. No hay problema.

Regresamos a la mesa, y yo me termino mi bebida en un par de tragos.

Me siento agitada.

- Vuelvo enseguida – dice mi acompañante antes de levantarse y marcharse, sin siquiera esperar a que le responda.

Y cómo hubiera deseado detenerlo, debido a que descubro que Alex se acerca.

Había decidido no asistir.

Pero ante la insistencia de mi familia, terminé cediendo.

Apenas llego, lo estoy lamentando. No he cruzado del todo la puerta, cuando una Maggie en vestido ajustado, se me cuelga del brazo.

- Casi llegué a pensar que no vendrías – dice.

- No sabes cómo lamento haberte decepcionado – mis ojos traidores, barren el lugar en busca de una cara específica.

- No seas tonto – ríe forzadamente -, no me has decepcionado.

Por fin la localizo.

Está al fondo, bailando con el imbécil.

Casi como si me sintiera, da un giro y termina de frente a mí, observándome como yo lo hago.

Sólo que decide romper el contacto.

No sé qué diablos siga diciendo Maggie, pero no me interesa, por lo que me alejo yendo hacia la mesa donde había visto que están sentados mis amigos.

- Creí que habías dicho que no vendrías – dice Bruno.

- Cambio de planes – me encojo de hombros.

- O será que querías ver a alguien – dice Oscar, que cuando ve que lo miro de forma amenazadora, rectifica -. Me siento honrado en que lo hicieras por mí.

Todos nos reímos ante su patética imitación de una mujer, incluso yo.