Nadie como Tu

Capítulo 37

Cuando escucho el timbre de la puerta me siento contenta y a la vez irritada.

Desde lo ocurrido, Alex ha estado muy atento. Viniendo a verme, procurando levantarme el ánimo. Es casi como si el tiempo hubiera regresado al momento después de mi ruptura con Miguel, sólo que mil veces peor.

Incluso convive con Miguel y Karen. Y lo más desconcertante, es que ya no se refiere a él como “el imbécil”, ya lo llama por su nombre.

Cuando se lo mencioné, me dijo que ahora que está con su prima ya no puede llamarlo así si no quiere correr el riesgo de que ésta se las cobre.

Así que me ha quedado claro que, como le llegó a decir a Karen mientras estaba lejos, soy cosa pasada. Ya no está interesado en mí, más que como una amiga.

Y no sé qué es peor.

Por otro lado, me ha ayudado mucho. La muerte de Belinda ha sido un duro golpe. La extraño constantemente.

Hay ocasiones en las que estoy a punto de enviarle un mensaje o marcarle para contarle mi frustración, pero luego recuerdo que eso ya no es posible, y sólo siento un enorme vacío.

Incluso el hecho de que mis padres acomodaran las cosas de tal forma que ya no tienen que salir más de viaje para estar conmigo, no me ha quitado esa sensación.

No creo que nada lo haga.

Ni siquiera me atrevo a ver a su familia porque siento que sólo los lastima más.

La última vez que fui a su casa, apenas su mamá abrió la puerta y me vio, se agarró a llorar desconsoladamente. Me dijo que le recordaba mucho a su hija. Y sé que eso los lastima más.

Ricardo, en cambio, se alejó de todos nosotros. Los intentos de Miguel porque salga alguna vez han sido en balde.

Todos hemos cambiado a raíz de lo que pasó.

Las cosas jamás serán igual.

- Hola – es Karen quien está al otro lado de la puerta, y yo trato de que no vea mi decepción.

Aunque ella es una gran amiga, no es a quién esperaba ver, debido a que es Alex quien acostumbra venir a estas horas para hacer algo o ver una película antes de que sea la hora de cenar.

- Hola. Pasa – me hago a un lado para que entre.

- No. Preferiría que saliéramos a caminar un poco, ¿te parece?

Así que, después de avisarles a mis papás, salgo con ella a pasear.

- ¿Y cómo estás?

- Ahí la llevo, pero… - me encojo de hombros -. Miguel me dijo que están planeando viajar juntos estas vacaciones que vienen.

- Si – se sonroja un poco, y eso me hace sonreír.

- Así que las cosas van muuuy bien – la molesto un poco, feliz de que así sea.

Cruzamos hacia el parque, pero no es hasta que lo veo más iluminado que de costumbre, que realmente le pongo atención.

- ¡Increíble!

Los arboles están rodeados por pequeñas luces, y hay unas cuantas lámparas de papel colgadas en ciertos lugares entre ellos. Y lo mejor de todo, es la mesa para dos que está en el centro de todo.

- Parece que alguien quiere impresionar – dice Karen a mi lado, y yo asiento.

- Hay que irnos antes de que lleguen – la tomo del brazo, lista para salir de ahí.

- No parecen estar cerca, porque no vemos más de cerca – aunque trato de detenerla, ella avanza hacia todo eso, así que no me queda más remedio que seguirla.

Todo está precioso, por lo que me tomo unas cuantas selfis, algo que ya no hacía desde hace un tiempo.

Pero me distraje tanto que, cuando quería tomarme una con Karen, me doy cuenta que no está cerca.

- ¿Karen? – no responde -. ¿Karen? – sigo llamando.

- ¿Y qué te parece? – preguntan detrás de mí.

Reconozco esa voz, pero no entiendo qué hace aquí. Y una vez me giro, entiendo menos porque viste tan elegante.

Lleva unos pantalones negros y camisa blanca. Luce igual que cuando lo vi en la graduación de la prepa.

- ¿Qué haces aquí? ¿Y vestido así?

- Te estaba esperando.

Se acerca hasta donde estoy. Aún no logro captar del todo lo que está pasando.

- Quería sorprenderte – está a un par de pasos de mí.

- ¿Tú… hiciste esto? – pregunto como una idiota, pero realmente, mis neuronas no están funcionando, creo que estan encandiladas tanto por la decoración como por la forma en que me mira Alex.

- Si.

- ¿Por qué? – él sonríe como diciendo que eso era obvio.

- Porque he sido un idiota por irme, por tardarme tanto en regresar, y por no querer oír razones – menea la cabeza -. Entre otras cosas.

- Creí que ya sólo querías ser mi amigo.

- Prefiero ser algo más.

- Entonces…

- Quise ir un poco despacio, ya que por el momento lo que necesitabas era eso, un amigo. Pero creo que es momento de cambiarlo, ¿no crees? – no sé qué decir -. Kate – ahora luce nervioso -, ¿aún quieres que estemos juntos?



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En el texto hay: traicion, amor, dudas

Editado: 07.12.2022

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