Nadie necesita saber

Todavía estoy aprendiendo a dar pequeños pasos sobre la marcha

Tal como aquella serpiente de dos cabezas que fue encontrada en un jardín de Woodbridge, Virginia (EEUU), Sofonías y Simeón eran gemelos inseparables que terminaron reconciliándose con esa suspensión de clases. Sin embargo, a comparación de aquella serpiente, ellos se dieron cuenta con esa larga separación que podían subsistir sin que el otro estuviera al tanto de su vida en todos los sentidos.

Aprovecharon esa semana de suspensión para hacerle una visita sorpresa a Astrid en Cosmos Rose o bien, a final de la jornada escolar. A pesar de que no hablaran demasiado, ella también parecía sentir algo por ellos ¿o por uno de los dos?

Y es que, a comparación de la serpiente, en la que la cabeza derecha tenía el esófago más dominante, mientras que la cabeza derecha tenía una garganta más desarrollada y por ello era más activa la cabeza izquierda, los gemelos se potenciaron; Sofonías era bueno planeando discursos y creando escenas imaginarias en su mente, pero era pésimo expresándolas. Simeón era pésimo construyendo una idea en específico si quería expresar lo que personalmente sentía sobre algo en especial, aunque tenía un tono de voz que desprendía confianza en su persona, así que si se equivocaba en algo que dijera nadie creería que estaba mal. Fue entonces como tomaron la decisión de que Sofonías escribiera el discurso de declaración por los dos y Simeón lo memorizaría para decírselo.

Cuando llegó el día esperado, todas las chicas que salían a la par de Astrid de Cosmos Rose, miraron extrañadas a los gemelos, como si nunca antes hubieran visto a algún chico en su vida. Algunas se detenían, esperaban a ver qué era lo que iban a hacer.

Las mejillas de Astrid se enrojecieron. Ni siquiera notó la presencia de Sofonías debido a que los nervios lo traicionaron y sus piernas reaccionaron, así llevándolo algo lejos del instituto. La vergüenza orilló a la señorita a hablar primero.

—¡Vaya! No sabía que estarías aquí… ¿Podemos hablar en un lugar más privado?

No obstante, los nervios de Simeón ignoraron la petición de la chica de quien gustaban y el plan siguió.

—Astrid, sé que no tenemos conversaciones profundas, pero tengo que decirte que nos gustas por la persona que eres, no solo porque eres muy bonita. Y si tan solo pudieras corresponder el sentimiento de uno de los dos… estaríamos felices, porque comprendemos que las relaciones poliamorosas son una basura, al menos para nosotros. No tienes que responder ahora, aunque aliviarías nuestras almas si nos dieras la respuesta definitiva ahora mismo…

Como era de esperarse, Astrid estaba perpleja y confusa. Ella también gustaba de los dos, ya que era una del resto que no podía diferenciarlos, sin embargo, concordaba con la opinión del hermano con quien hablaba: no le gustaba el poliamor.

—Es verdad, el poliamor es una basura. Y es que tengo mi respuesta, quien me gusta de los dos eres tú, Sofonías…

Sus miradas se conectaron por un breve instante, debido a que el verdadero Sofonías venía de regreso y escuchó aquella declaración.

—¿Significa que te gusto yo?

Astrid miró a los dos y los nervios se intensificaron.

 —¡Por supuesto! —titubeó.

Simeón, quien había sido confundido con su hermano, frenó el paso de su compañero de vida agarrándolo del hombro y dijo:

—A ver si entendí bien… ¿Acabas de decir que te gusta Sofonías, mientras me veías directamente a los ojos, con completa seguridad en tus palabras? No lo entiendo.

Y los nervios de la muchacha se convirtieron en pánico y un terrible revoltijo de estómago.

—Es porque me gustan los dos y cuando te veo a ti, también veo a Sofonías y viceversa. Los amo por igual porque ambos son como una persona. ¿Entienden? No puedo escoger a uno de los dos porque sería como tener la mitad.

—Pero me dijiste que también odiabas el poliamor.

—Simeón, yo me encargo.

Los hermanos se miraron por un pequeño instante y Sofonías tomó una bocanada de aire, juntó sus dedos y procedió a agregar:

—Es nuestra culpa que pienses así de los dos. En ningún momento en el que chateamos te dijimos quién hablaba en qué momento y las únicas veces en las que hablabas con los dos o algo así, fueron en los dos bailes a los que asistimos. Lo sentimos. Sin embargo, también tengo que decirte algo que me parece hiriente y creo que, a Simeón igual, porque lo conozco: tu contradicción en cuanto al poliamor y la forma en la que te referiste a nosotros. Que te parezcamos una sola identidad es ofensivo. Hasta hace poco me di cuenta de qué tan diferente podía ser de Simeón si nos separábamos y que no es que mi presencia completé la suya, nos potenciamos.

—Que me hayas dicho que gustabas de Sofonías mientras me veías a mí como él, me parece mal. Es absurdo que encuentres a Sofonías en mí o a mí en Sofonías. Fuimos codiciosos al querer tener tu respuesta demasiado rápido. Es verdad, no nos conocemos demasiado y solo fue enamoramiento, no obstante, esto no significa que este garrafal error haya esfumado lo que siento por ti y creo que también hablo por Sofonías cuando digo esto. No podemos salir los dos contigo. No queremos ser vistos como una sola identidad. Lo siento.

En ese momento Astrid deseó que la tierra se la tragara, que su existencia fuera eliminada de la historia. ¿Cómo podía ser posible que todo este tiempo ignorara que eran dos? Se sentía tan patética y enfadada con ellos, y consigo misma por haber sido humillada frente a todas las chicas de Cosmos Rose, por haber cometido ese error, por sus contradicciones y las palabras de los hermanos. Querer conocerlos desde ahora por separado, para cambiar su respuesta ahora estaba en duda, así que se disculpó con ellos y cabizbajo salió del lugar, y de sus vidas por una larga temporada. A pesar de que no lograron nada más que afirmar su insatisfacción de no ser considerados una sola persona, por primera vez, se sintieron gloriosos.



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En el texto hay: boyxboy, academia, amorimposibe

Editado: 26.10.2021

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