Nadie necesita saber

Seamos honestos

Una vez más, Emil dudaba, sin embargo, no de sus sentimientos en sí, sino de lo que quería hacer con ellos. ¿Tan mal era amar a un hombre como para merecer las puertas del infierno? Después del todo, amor es amor, independientemente del aspecto o el género de las personas. ¿Por qué diablos tenía que clasificarse el amor en orientaciones sexuales? Si el propósito de esto era sentirse incluido, pues Emil se sentía enfrascado en un recipiente en específico con eso.

¿Qué dirían sus padres si llegaran a saber que gusta de alguien? O peor aún: ¿cómo reaccionarían? A este paso, no había vuelta atrás. Se dejaba llevar hasta el punto de llegar a la tentación, pero no a ceder ante ella, no obstante, sabía que no faltaba demasiado tiempo para que lo hiciera. Niels era respetuoso, sin embargo, ¿cuánto tiempo más estarían jugando a ser amigos? ¿Estaba bien dejar ese juego?

Sin que se diera cuenta, las ideas de esa persona de quien estaba enamorado, poco a poco fueron deformando su forma de pensar y de actuar. No para mal como Theo lo hizo en el pasado, sino para su propio bien, siendo específicos, su autonomía. Sus padres, en especial su madre, comenzó a molestarse por esto.

Una de las cosas más destacables en esto fue el uso de su teléfono celular; antes lo utilizaba con menos frecuencia, como, por ejemplo, cuando llegaba de la escuela se lo entregaba a su madre y ella se lo regresaba después de la comida para que pudiera hacer la tarea y solo para eso, aunque había ocasiones especiales en las que le permitía el uso de su dispositivo para conversar con sus amigos con fines académicos. Y bien, ahora que sabemos esto, Emil cambió su rutina por algo así como entregarle su teléfono a su madre y presionarla para que se lo entregara más temprano, también rebasaba descaradamente sus chances para utilizarlo.

En una de esas noches, para ser exactos, el mismo viernes en el que cocinaron, antes de medianoche, hablaba por mensajes con Niels y entre esa conversación salió la mención de Heimdall, en la que Niels había sido invitado a dormir con él, el domingo; también le explicó todos los detalles que su amigo le había dado. El mensaje finalizó con la pregunta:

            “¿Crees que debería ir?”

Un momento… ¿Le estaba pidiendo su consejo? ¿Sobre qué era lo mejor? Podría ser una pregunta muy ordinaria, sin embargo, para Emil lo fue todo. Fue como una sacudida, un aviso de lo que pronto venía. Su respuesta fue un claro sí, pues no sabía que Heimdall estaba enamorado de él y mucho menos sospechaba.

El domingo llegó, Niels salió de casa temprano junto con su pequeña maleta con todo lo necesario para quedarse en casa de los Dahl y durante el camino se detuvo frente a una dulcería. Entró ahí para comprar algunos caramelos para los hermanos. Estaba tan concentrado en su tarea que nunca notó la presencia de Theo e Ylva Lie. Ese romance secreto estaba oculto en la dulcería, cada uno con un pretexto diferente para sus familias, con tal de poder verse a escondidas.

Y de pronto, la cita de Theo se volvió la continuación del espionaje que dejó a medias el día en el que lo encontró con Emil, ese dichoso día en el que se fue después de los 20 minutos porque se había cansado.

Theo creyó que los dulces eran para Emil, así que lo siguieron con sigilo y lo vieron entrar en casa de los Dahl. La pareja se observó en silencio.

—Déjate ya el misterio. ¿Quién es ese chico y por qué lo estamos siguiendo?

—¿Prometes que no vas a juzgarme mal con lo que te diré?

—Eso depende. ¿Estás metido en malos pasos?

—Pues…

—Dime de una vez.

—Lo que sucede es que ese vago al que seguíamos tiene una actitud tan… ¡horrible! Que me hace enfurecer. Tengo que admitirlo, es inevitable decirle malos comentarios por eso. Llegó para destituirme en mi grupo de amigos y poco a poco lo está logrando. Cada acción suya, cada palabra ¡me hace quedar tan mal frente a mis amigos! Y lo peor es que le dan la razón. ¿Tú crees que tengo un humor muy pesado? Porque yo creo que no.

Ylva sonrió serena, negó con la cabeza levemente y su mirada aterrizó en el suelo en el acto.

—¿Es por eso que lo sigues? Es como si te gustara.

—No, esa no es la razón. Y es más fácil que me guste tu primo a que él me guste —bufó—. El viernes lo vi escabullirse a su casa junto con Emil y los padres de Emil no estaban ahí. No me quedé demasiado tiempo para ver lo que ocurría, pero puedo asegurarte que no fue corto el tiempo que se quedaron ahí.

—Mi primo no está metido en cosas malas. Tal vez olvidó avisarles a mis tíos que salía temprano.

—El horario estaba bien, no salió temprano. Además, ¿qué hace en casa de Loki en domingo? Él ni siquiera habla para poder invitarlo. Sé que algo está ocultando, creo que él quiere deshacerse de mí y al siguiente a quien le va a lavar y cerebro es a Sofoneón.

Ylva rodó los ojos y soltó un pesado suspiro.

—Creo que estás exagerando. Sí quisiera destituirte, ese sujeto te habría asesinado y no lo ha hecho. Deja de pensar en eso y sigamos con lo nuestro, ¿quieres? —Ella miró su reloj— No me queda demasiado tiempo. Solo… no hagas alguna locura por sentirte paranoico.

Los dos salieron de la calle. Ylva angustiada por el tiempo que quedaba y Theo por lo que Niels planeaba. ¿De verdad quería destituirlo? Tenía que hacer algo para que no lo lograra y también volver aganarse la confianza de sus amigos. Tal vez tenía que hacerlo quedar mal frente a ellos. Aunque si hacía un escándalo en su grupito sobre las dos veces en las que vio a Niels, podría ser riesgoso para él también, pues sería etiquetado como un acosador o corría el riesgo de que sus amigos pensaran lo mismo que su novia.



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En el texto hay: boyxboy, academia, amorimposibe

Editado: 26.10.2021

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