Nadie necesita saber

Pesadilla

Hay momentos en la vida de Niels en los que se siente lo más insignificante que se les pudiera venir a la cabeza. Días en los que no encuentra el valor de su vida y los recuerdos que tanto lo lastimaron, tanto en el pasado como en el presente, toman más fuerzas y lo hieren sin piedad. Días en donde el más mínimo error en su persona es como apuñaladas por el frente. Días en los que evita verse al espejo, a menos que sea para lavarse la cara o afeitarse. En aquellos momentos, la ausencia de su padre era la detonadora casi siempre, sin embargo, White Daffodil se llevaba todo el protagonismo, casi siempre. Pensaba en la traición de Renaud Korhonen, a pesar de considerarlo su mejor amigo en el pasado. Tampoco dejaba de lado a Madeleine Lundberg. En el fondo, tal vez odiaba más a Madeleine que al mismo Renaud, pues fue la primera voz que escuchó el día en el que todos lo nombraron Miseria.

Si se pudiera ver el lado bueno de su melancolía, serían sus horas de sueño; aumentaron drásticamente, pasaba gran parte del día durmiendo, incluso en clases. Era de esperar que preocupara a sus amigos, por lo que se excusaba diciendo que tenía sueño, ya que no había dormido. Sus ojeras llamadas Insomnio, pasaron a llamarse Hipersomnio.

Soñar no le fue tan complicado y cuando lo hacía, todos sus sueños compartían el mismo tema. Revivía una y otra vez el recuerdo de ese día en el que se le declaró a Renaud, y algunos otros recuerdos entrecortados de lo que ocurrió durante los próximos días. No pudo hacer nada para cambiar lo que veía dentro de sus sueños, a excepción de los dos últimos que tuvo: el primero, en donde estaba él, junto a él, y golpeaban a Madeleine y Renaud, mientras los insultaban, desquitándose entre gritos por todo lo que les hicieron sentir.

No obstante, el sueño que más peso tuvo sobre él, fue el segundo. Todo comenzó con un día normal en White Daffodil. Todo lucía tal como la última vez en la que puso un pie en ese resplandeciente y luminoso infierno, aunque conforme avanzaba, las cosas se distorsionaban; los muebles flotaban, los tres edificios que componían la institución estaban medio destruidos y el aire helado soplaba con fuerza, también había algunos alumnos de Green Tree, sus amigos, pero no les dirigió por mucho tiempo la palabra o su atención. Cuando Niels volteó hacia atrás, tal vez por querer encontrar la salida, notó que los edificios comenzaban a convertirse en glaciares y que el suelo también se tapizaba con nieve. Tanto profesores como alumnos, vestían ropa invernal o como él creía que se vestían en Alaska.

A lo lejos encontró una flama débil y conforme se acercó, esta crecía. La autora de la flama era nada más ni nada menos que una mujer de la tercera edad. No estaba tan seguro de quién podía ser, tal vez la directora a Dorete, alguna profesora de White Daffodil… Esa mujer lo miró de pies a cabeza y sonrió, mostrando una dentadura dañada. La fealdad de sus dientes le provocó un escalofrío.

—Niels Jhonsson, ¿no? —dijo la mujer en su sueño y no esperó por una respuesta— Te estaba esperando desde hace mucho tiempo. Me dijeron que eras alumno de esta escuela. ¿Por qué la dejaste?

Niels observó una vez más a su alrededor. Los edificios y muebles escolares dejaron de existir, ahora solo había glaciares, nieve y ventisca.

—Fue por las instalaciones —La mujer se auto respondió y rio—. Me he cansado de pelear para que las repararan. Los alumnos se van por eso, así que no puedo enfadarme contigo.

—Sí, bueno, yo…

—¿No fue por eso? —Lo interrumpió— ¡Oh! Ya recuerdo qué era. Tú tenías problemas aquí. ¿Por qué no los solucionaste? En fin, Tienes otra oportunidad para solucionarlo.

—¿A qué se refiere con otra oportunidad?

Aquella mujer invadió el espacio personal del adolescente (Su apariencia de Niels era de lo más cambiante. A veces se veía como en el presente y otras a como lo conoció Heimdall) y observó a través de los ojos de él. Volvió a sonreírle.

—Sí, otra oportunidad para cambiar el pasado y… ser feliz.

—Esto es absurdo. El pasado no se puede cambiar por más que queramos.

—Los humanos piensan eso para no tener que arrepentirse de todo lo que hacen. Sé que quieres cambiarlo, porque quieres dejar de sentirte miserable —señaló la cueva que había en uno de los glaciares más grandes—. Dentro de esa cueva está tu oportunidad. Dejé una cajita en su interior y debo recuperarla para que puedas ser feliz. Debes de traérmela con cuidado, porque entrar ahí es peligroso.

No se detuvo a pensar y accedió a la petición de la mujer. Le dio la espalda y dobló las piernas, para después pegar un brinco que lo elevó por los aires y por culpa de la ventisca, se desvió por el camino. No podría llegar a la cueva con grandes saltos y por más que corriera, iba más lento. Una vez frente a su lugar de destino, echó un vistazo y notó que todo estaba demasiado oscuro, tal vez esto era con el propósito de ocultar el peligro o vivía algo horrible ahí dentro. En fin, no era tiempo de pensar, sino de actuar.

Tan pronto como se hizo uno mismo con la oscuridad, escuchó su nombre fuera de la cueva y segundos más tarde, sintió que alguien le agarró del brazo, luego su cara fue alumbrada por la linterna de un teléfono y una sonrisa familiar lo saludó: la de Emil.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Niels suspiró aliviado y respondió murmurando:

—Tengo que buscar una caja aquí dentro, pero es muy peligroso. Tampoco podemos gritar o hablar por mucho tiempo.



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En el texto hay: boyxboy, academia, amorimposibe

Editado: 26.10.2021

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